Archivo de la categoría: Niños y niñas de la casa

Lluvia, diversión y un hermano nuevo!

Escrito por Josep Mas, voluntario de la casa de acogida de Bhimphedi. 

Estamos en la época de los monzones, cuando el agua cae sin medida y refresca los sentidos, el paisaje se pinta de un verde intenso y de olor a tierra mojada, las plantas del jardín de Balmandir crecen a un ritmo vertiginoso, y el ruido de la lluvia te acompaña de día y de noche. Como es la vida en Balmandir con la llegada de las lluvias? Sigue leyendo para saber más sobre las actividades, juegos y excursiones que tenemos entre manos estos días… y sobre la llegada de un hermano nuevo!

Explosion de vegetación en los jardines de Balmandir con la llegada de las lluvias

A pesar de la lluvia también hay ratos de sol, y la actividad en Balmandir no para! Sea pintando, jugando, o haciendo figuras de papel…

¿Un ratito de sol por la mañana? Pues a pintar se ha dicho!
Lov y Ramesh durante una emocionante partida de futbol botones.
Hciendo figuras de papel el tiempo vuela, y nuestra colección de pequeñas obras de arte crece cada día!

También hay quien espera con impaciencia la apertura de la sala de ordenadores. Los cortes de electricidad son el pan de cada día, pero como dicen aquí, «ke garné!» (Qué le vamos a hacer!)

Y siempre hay un algun momento para unos paseos en carretilla por el jardín, que entusiasman tanto a pequeños como a grandes!

Pero no todo se queda en Balmandir. El contacto con la naturaleza es parte del día a día, y la lluvia no es excusa para dejar de hacer alguna excursión, aunque sea pasada por agua. De hecho, saltando de charco en charco, la caminata se hace mucho más entretenida!

Excursión al puente colgante de Bhimphedi
El pequeño Ekendra a cuestas de Kiran no se perdió las vistas, desde debajo de su capucha!

Las idas y venidas a la escuela son también más emocionantes con lluvia, todo el mundo se apaña para conseguir un paraguas o impermeable antes de salir para no terminar empapados como patos.

Kushal y Binita se lo pasaron genial el primer dia que volvían de la escuela bajo un paraguas.

Estos meses el río lleva más agua, y si baja con calma es ideal para hacer un chapuzón. A los jóvenes de Balmandir no les falta iniciativa, y los más habilidosos construyen una piscina con piedras y ramas donde poder hacer saltos, sumergirse, y quizás de paso pescar algún que otro pez despistado…

Construyendo una presa en el río

… y si el sol no acompaña a medida que avanza la tarde, no hay nada como un fuego en el suelo para reavivarse antes de volver hacia Balmandir, justo a tiempo para un buen plato de dal bhat y recuperar energías.

Fuego en tierra después del baño en el río

 

Pero como sabéis no todo son alegrías en la estación de lluvias, ya que el monzón también trae problemas a los transportes, por inundaciones, y peligro de desprendimientos. Hace aproximadamente un año que los periódicos de Nepal se hacían eco de una serie de deslizamientos que se llevaron la vida de decenas de personas en diferentes puntos de Nepal, después de un episodio de lluvias intensas.

El pequeño Bikram, nacido en las cercanías de Bhimphedi, perdió a sus padres en uno de estos fatales deslizamientos hace un año. Después de unos cuantos meses viviendo con sus abuelos, ya muy grandes y sin posibilidades de procurarle un futuro con garantías, el niño ha pasado a estar bajo la tutela de la Organización de Niños de Nepal (NCO), que lo ha asignado recientemente a la casa de acogida de Balmandir, Bhimphedi

Bikram nos cuenta con un dibujo como era su familia antes de que un deslizamiento se los llevara.

Aquí ha comenzado una nueva etapa, con casa nueva, escuela nueva, y una gran familia de acogida que tiene muy claro que quien llega a Balmandir se convierte al instante en un hermano más con quien compartirlo todo, juegos, peleas, y momentos felices.

A la nueva casa de Bikram no le falta color, gracias a la ayuda de sus nuevos hermanos y hermanas!
Las profesoras de la Bhim Aadhar Community School hacen una prueba de nivel a Bikram el primer dia de colegio.

Después de unas cuantas semanas, a Bikram se le ve feliz descubriendo los entornos de Balmandir, si puede ser, atrapando insectos, recogiendo plantas, o subido a algún lugar alto con buena vista desde donde contemplar este rincón del mundo. Quién sabe qué nuevas aventuras le esperan?

Bikram subido a un árbol con vistas a Bhimphedi

Se acaba otro día de monzón en Bhimphedi, y la música de la lluvia nos acompaña de nuevo hasta el mundo de los sueños.

Rio y pesca!!

Escrito por Vanessa Martínez en la casa de acogida

Hacía 20 años que no tenían elecciones municipales en Bhimphedi y con motivo de ellas el pueblo ha gozado de una semana de vacaciones, así que aprovechando que volvíamos a estar de vacaciones y que hacía mucho calor hemos ido muchos días al río!

Mientras los pequeños disfrutan del agua y aprenden a nadar, algunos de los mayores se decican a pescar.

después de mucho rato de río, un poco de solecito para entrar en calor.

¡¡Preparados para pescar!!

Aprovechamos los paseos al río para sacar fotos de las plantas y luego buscar información. Los niños saben mucho de las propiedades de sus plantas locales y les encanta buscar nuevas plantas.

A la vuelta a Balmandir todos trabajan juntos para limpiar los peces y cocinarlos.

Sumit, Basu, Bisu y Kush trabajan juntos en la limpieza de los peces!!
Sushil es el encargado de cocinar hoy!!

 

 

¡¡Cumpleaños y más!!

Escrito por Vanessa Mártinez voluntaria en la casa de acogida.

¡¡Belly y Babu con el pastel!!

¡¡Abril es un mes lleno de  cumpleaños, así que los celebramos todos en una gran fiesta!!
Tuvimos gincana, pastel, regalos, música y mucha diversión.

¡¡¿Kush cantando Manu Chao!!
¡¡Samir uno de los cumpleañeros disfrutando del pastel!!

Cumplieron años: Samir (9 años), Bishnu (12 años), Arjun (18 años), nuestra didi Beli y Mònica de Awasuka.
Y para refrescarnos en estos días de calor nos fuimos de paseo al río.
Kushal con tan solo 4 añitos camino colina abajo colina arriba sin problemas!!

¡¡Hermosa vista de las colinas!!
Primera vez de Kushal en el rio. ¡¡ Se volvió loco!!

 

¡Nuevo curso, más niños!

Escrito por Pau R. E.

En Nepal el nuevo curso escolar empieza en mayo. Con el nuevo curso también llegan nuevas incorporaciones al centro. Nos dirigimos al centro de coordinación de niños de Nepal en Katmandú con un nuevo voluntario recién llegado. Una vez en el centro de coordinación se pregunta por los niños que hay que recoger, pero aún no los tienen preparados. Después de casi 4 horas gestionando los trámites, nos adjudican 2 niños y 2 niñas.

Con las cartas preparadas vamos a buscar primero a las niñas, que están en el centro Naxal. Justo al llegar allí muchos niños reconocen a Dani, y empiezan a gritar que también quieren ir a Bhimphedi, todos muy emocionados.

Mientras terminan de preparar a las niñas, los niños del centro se ponen a jugar con nosotros haciendo un corro a nuestro alrededor. Una vez listas, nos sorprende la edad de las mismas, ¡son muy pequeñas (6 y 4 años)! ¡Y también son hermanas! Nos dirigimos  a buscar a los 2 niños en el centro Siphal, allí ya están preparados pero ¡aún son más pequeños que las niñas (4 y 3 años)! ¡Toda una sorpresa!

Ya tenemos todo listo para poder seguir con el taxi hasta Balco, donde cambiamos de vehículo para coger un Jeep hacia Bhimphedi. Se nos asignan los 4 asientos traseros para los 6 (2 cooperantes, las 2 niñas y los 2 niños). Justo antes de subir la niña mayor empieza a llorar, hace poco que ha sido acogida en Naxal y desconocemos cómo se sentía. Después de intentar tranquilizarla sin éxito decidimos que ya aceptará la situación, y procedemos a subir al Jeep donde el llanto persiste y parece que empieza a contagiarsele a su hermana menor; el resto de pasajeros, otras 6 personas,  también empieza a incomodarse. Pero por suerte pronto las dos hermanas se duermen  profundamente, quedando despiertos sólo los 2 niños. El mayor se porta  muy bien, muy  quietecito y el menor no para de comer galletas sin ningún fin aparente y juega con la ventana del Jeep lleno de curiosidad.

La primera mitad del trayecto transcurre con mucho tránsito, sobre todo causado por la cantidad de barro de la lluvia de los últimos días. Los Jeeps, a pesar de tener tracción a las cuatro ruedas, resbalan y les cuesta subir. Todo ello hace que llegamos mucho más tarde de lo previsto al punto de descanso, en la mitad del trayecto. Allí ofrecen al conductor comida y/o limpieza del Jeep, ya que acaban llenos de barro, a cambio de que les lleven la clientela.

Una vez en la parada despertamos a la pequeña, la mayor ya llevaba un rato despierta. E intentamos que salgan todos para estirar las piernas y para ir al baño. La mayor no quiere abandonar el Jeep y la dejamos descansar tranquila dentro del vehículo; tampoco quiere ni comer ni ir al baño. Mientras, el resto de pasaje del Jeep, pregunta curiosos el sexo de los niños ya que justamente los niños visten más de rosa y las niñas más de azul.

Después de que todos los demás hayan estirado las piernas, e ido al baño, seguimos con el trayecto. Esta vez mucho menos tranquilo. La mayor empieza a vomitar al poco de continuar, a pesar de pedir una bolsa de plástico ésta no llega a tiempo y el vómito queda en la pared de su lado del Jeep. La pequeña tarda poco en  querer imitar a su hermana, pero la intentamos distraer y junto con la ventilación del vehículo todo ayuda a que no sea la siguiente. Al cabo de un buen rato, la situación se repite, pero por suerte estamos a punto de llegar a Bhimphedi.

Una vez en Bhimpedi, ya oscuro, llamamos a otros voluntarios para que nos ayuden a cargar las maletas y a llevar a los  niños hacia Balmandir (casa de los niños). Caminamos despacio por entre las calles de Bhimphedi, ahora bien oscuras. Al llegar todos los niños del centro los reciben con mucha ilusión, los estaban esperando con impaciencia, y aún más las Didis. Están bien cansados y van a dormir temprano.

Al día siguiente se descubre como el mayor de quietecito no tiene nada, y es el más movido del centro, no para quieto ni un segundo: con ganas de descubrir todos los rincones y de hacer tantas actividades como puede, quien lo diría que era el más quietecito y bondadoso en el Jeep. El más pequeño es el preferido tanto de las niñas como de las Didis.  A las niñas nuevas les cuesta un día más pero terminan jugando todos juntos y con una sonrisa bien grande de oreja a oreja, también se hace raro recordar tantos llantos en el Jeep.

El siguiente día ya se compran zapatos para la pequeña y todos juntos van a hacerse las fotos con el uniforme para matricularse en la escuela, y ya esta  todo listo para empezar el curso.

El lugar del que no puedes irte

Escrito por Joana Martínez, voluntaria de la casa de acogida de Bhimphedi del 4 de mayo de 2016 al 30 de agosto de 2016. Texto para la Memoria de actividades 2016 de Amics del Nepal, puedes ver toda la memoria aquí.

Hay un lugar en el mundo que pocos mortales conocen y donde sólo algunos privilegiados han podido llegar. Las montañas que lo custodian a modo de fortaleza son grises e inhóspitas durante la estación seca, ofreciendo un panorama letárgico a todo aquel que se pasea. De repente el cielo se vuelve fiesta, y como un despertador ruidoso hace revivir las montañas y los campos extendiendo paulatinamente una manta de agua por todo. En pocos días el gris y el marrón se vuelven de un verde brillante, los arroyos empiezan a resucitar, los campos de maíz crecen imparables a palmo por día y los capullos de las antiguas orugas eclosionan en mariposas tan espectaculares que bien podrían confundirse en animales mitológicos.

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Hay un lugar en el mundo donde reina la parsimonia y la improvisación, donde los horarios y los planes pierden toda vigencia, obligando a los forasteros a desarrollar el sentido de la paciencia a un nivel profesional. Ke garné!

En este lugar de colores llamativos, las horas transcurren plácidamente y a menudo demasiado deprisa entre té y té, entre ritmos de bollywood que brotan de la radio a todo trapo y el aroma del incienso que cada mañana honra las infinitas divinidades que se encargan de mantener la armonía del lugar.

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Con los pies siempre mojados caminas a través de los campos o calle arriba, entre hombrecillos forzudos que empujan carros pesados y cabras que parecen caballos. El autobús que lleva la leche llega y distribuye su cargamento a las mujeres de la villa, que aprovechan la ocasión para chismorrear, riendo y gritando con su característica y entrañable estridencia. Al otro lado de la calle empiezan a desfilar decenas de muchachos repeinados y uniformados de un blanco milagroso camino a la escuela, y también decenas de adolescentes también uniformados y cuidadosamente despeinados camino al instituto.

Hay un lugar en el mundo donde los profesores hacen más novillos que los alumnos y donde cada pequeño acontecimiento es motivo de celebración. A media tarde los estudiantes vuelven a casa todo deshaciéndose la corbata y quitándose la camisa por fuera del pantalón de pinza. Es hora de reencontrarse con la familia. En este rincón del mundo habita más numerosa de todas, una familia donde los hermanos y hermanas se cuentan por decenas. Su hogar es un templo en medio del valle, aunque no esperéis encontrar el misticismo y la tranquilidad propios de un lugar sagrado… ¡nada más lejos de la realidad! Cuando te adentras en este templo, a menudo podrás contemplar algunos de sus jóvenes habitantes subidos por los árboles a más de diez metros de altura haciendo caer los sabrosos frutos de la primavera o encima de los tejados, dentro de los depósitos de agua que necesitan una sencilla y pasajera reparación. Sí, sí, existe un lugar en el mundo donde los niños corren y saltan y trepan sin la ayuda de ningún adulto y sin superficies blandas y seguras donde aterrizar. Y caen, y se rasguñan y se hacen daño a veces, pero no pasa nada, al contrario, por qué estos hombrecitos y mujercitas adoran todo lo que se puede encontrar dentro de un simple botiquín y el susto del momento enseguida se transforma en emoción con la primera gota de Betadine y el olor a desinfectante de manos.

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Entre ruidosas carcajadas y gritos, las hermanas y hermanos se cuidan unos de otros con delicadas palabras… o bien a collejas! Su espontaneidad y sinceridad implacable os hará sentir las personas más especiales del universo o os hundirá en la más cruel de las miserias. ¡Nada se les escapa a estos pequeños letrados!

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Podréis encontrarlos por todo el templo tocando la guitarra, ensayando la coreografía del último megahit del momento, practicando complicados trucos de magia, cocinando plantas silvestres, plantando calabazas, ayudando a traer al mundo nuevos cabritos o reparando cualquier (y cuando digo cualquier es cualquier) artefacto. Y es que los miembros de esta peculiar familia poseen infinitas habilidades. También se los puede encontrar con cara aburrida en el aula de estudio, memorizando y repitiendo la lección como loros, o en los momentos más críticos, directamente dormidos por el suelo. Pero si de verdad deseáis asegurar la jugada y encontrarlos sin pérdida, ¡buscad una pantalla! Ordenadores, móviles, televisores… la pantallamania es la adicción más poderosa que sufren estos chiquillos.

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Después de tanta excitación llega la hora de dormir. Las amorosas e increíbles madres pasan revista vigilando que ningún avispado se fugue de lavarse los dientes, mientras los mayores se agrupan en las habitaciones y comentan con total secretismo cuál es la chica más encantadora del instituto. Después, muy temprano, todos caen rendidos, de dos en dos, de tres en tres, bajo los ventiladores de las calurosas habitaciones del templo. La paz vuelve a reinar por unas horas bajo el impresionante cielo estrellado de este pueblo.

Hay un lugar en el mundo que posee una magia extraña que te impide de marcharte. Un lugar donde el vacío que te queda mientras te alejas sólo se puede llenar cuando un día cualquiera, meses más tarde, te despiertas y te das cuenta que todos los recuerdos son reales, que tú fuiste uno de los pocos mortales que tuvieron el privilegio de llegar a Balmandir, Bhimphedi.

Delante de las cortinas

Escrito por Daniel Roig, coordinador de la casa de acogida de Bhimphedi

Raju y Anuj son dos niños rescatados de la calle por la policía de los que no conocemos ningún familiar. Pero que no te hagan pena porque no tienen una mala vida. Estudian tercero de primaria en inglés en la escuela comunitaria de Bhimphedi en un precioso pueblo de Nepal. Viven en una casa con muchos hermanos y hermanas y personas que se cuidan de ellos (trabajadores y voluntarios), una casa con jardín, huerto, campo de fútbol, ​​sala de ordenadores, columpio, guitarras y con cine cada viernes (a veces con palomitas).

Especialmente felices han sido esta semana porque el 14 de febrero era el cumpleaños de Raju y dos días más tarde el de Anuj, y los han celebrado juntos. Primero lo celebraron en la escuela, llevaron caramelos y todos los niños les cantaron el «happy birthday» a primera hora cuando todos los niños de la escuela se ponen en formación antes de entrar en clase.

En casa también lo celebramos de forma muy divertida, con una competición de juegos para ver quién se llevaría el premio: un pañuelo de estrellas y una chocolatina.

Primera prueba: pescar botellas

Segunda prueba: marcar a ciegas

Tercera prueba: pasar desapercibido

Cuarta prueba: Conseguir su paquete (Imposible aconsegirlo sin la ayuda del otro jugador. Así que tendrán que colaborar si quieren tener regalo. ¿Pensaran en esta opción? ¿o solo querrán competir? ¡Sí! Los dos consiguieron sus regalos.

Prueba especial: Abrir el paquete lo más rápido posible para conseguir una chocolatina extra

Y dentro del paquete se encontraron su regalo de aniversario, en cada paquete: un estuche lleno de material escolar y unos tejanos de lo mas modernos.

La semana siguiente tampoco estuvo nada mal para estos niños, porque era el festival de Shivaratri y hicimos una hoguera enorme y comimos, bailamos y cantamos alrededor (el San Juan nepalí)! Si quereis saber más sobre este festival podeis ver los posts que escribimos los años anteriores: Shivaratri 2015 i Shivaratri 2016.

Pero todo esto es lo que se ve en el escenario, detrás de las cortinas hay mucha gente trabajando para que sea posible que todos estos niños y niñas desfavorecidos inicialmente, tengan una infancia feliz y con oportunidad de aprender un montón en la casa de acogida de Bhimphedi.

Junto a las aportaciones de los padrinos, también es imprescindible el trabajo de mucha gente que de forma altruista y solidaria organiza actividades para recaudar dinero para la casa de acogida.

No os perdais lo que pasa detras de las cortinas en el próximo post!

El detective Siwakoti

Escrito por Daniel Roig, coordinador de la casa de acogida

Ashok Siwakoti es un joven crecido en la casa de acogida de Bhimphedi. Un chico despierto, divertido, extrovertido, honesto y siempre listo para echar una mano. Como miembro de Amics del Nepal, cada día estoy orgulloso de que hayamos formado y sigamos formando parte de su vida y crecimiento personal.

Ashok ha sido un miembro muy activo a la familia de la casa de acogida de Bhimphedi. Lo recordamos como protagonista de la obra de teatro Sagarmatha (dirigida por Miquel Comas), siendo de los mejores estudiantes de la casa, cantando y jugando con sus hermanos pequeños, ayudando a los voluntarios incluso ¡a traducir la canción «Water Paani» de Mónica Sans!

Hace mucho, mucho tiempo, en un país no muy lejano, había un problema con los desechos, que se podían encontrar por todas partes.
Un día apareció un enorme y misterioso cubo. Todo el mundo estaba asustado, pero también curioso saber que contenía.
Y del cubo apareció el capitán Sagarmatha.
El capitán Sagarmatha, armado con su cutxo (escoba nepalí), con su discurso, …
su ejército de ayudantes y …
las canciones pegadizas cantadas  …
por todo de niños y niñas …
y acompañadas a la guitarra, …
intentó convencer a todo el público boquiabierto, que era el momento de resolver el problema y que entre todos era posible!

El Ashok ya tiene 17 años, y hace dos que ya se independizó y se fue a vivir a Katmandú para proseguir sus estudios. Desde entonces sólo puede venir a visitar a sus hermanos de vez en cuando porque siempre está ocupado con los estudios, con el trabajo o con cursos. Pero cuando nos visita la felicidad de su cara y de sus hermanos y cuidadores es más que evidente.

Yo tengo suerte porque voy a Katmandú bastante a menudo, y así puedo encontrarme con él, charlar y pasar un buen rato. Siempre que llevo alguno de sus hermanos pequeños en algún hospital de Katmandú y deben quedarse algunos días en la capital, Ashok se ocupa de ellos mientras yo hago los otros trabajos que tengo pendientes.

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Ashok y Pemba (en los extremos) cuidando de Lave, que ha venido a Katmandú para una visita médica desde la casa de acogida de Bhimphedi.

Incluso justo después del terremoto, una época difícil en Nepal, Ashok acompañó a Miquel a visitar a las niñas de la casa de acogida de Patan con los que no podíamos contactar por teléfono. ¡Todo estaba bien!

Hace un mes, Ashok hizo posible algo del todo extraordinario. Era un día como cualquier otro. Ashok estaba en el hotel donde trabaja y un compañero de trabajo le dijo que fuera con él a cenar con sus amigos. Ashok enseguida se apuntó.

Charlando y charlando con estos nuevos amigos Ashok explicó orgulloso que había crecido en la casa de acogida de Bhimphedi. Hay tantas casas de acogida en Nepal, hay tantos niños y niñas en situaciones de riesgo… Un chico también tenía una historia que contar: «Del pueblo que vengo yo, una de mis amigas también tiene un hermano pequeño que tuvieron que internarse en una casa de acogida hace más de 7 años, pero perdieron todo contacto… «.

Ashok continuó charlando con este chico, y supo que era del mismo distrito que él, aunque no conocía el pueblo. Hay tantos pueblos y tanto remotos…

Ashok: – ¿Cuál es el nombre del hermano pequeño de tu amiga?
El otro chico: – Ramesh Thami.
Ashok: – ¿¿¿Ramesh Thami??? ¡Uno de mis hermanos de la casa de acogida de Bhimphedi se llama así!

El día siguiente ya tenía el teléfono de la hermana y la llamamos, la chica de 18 años trabaja en Katmandú cuidando de una casa. Su hermano mayor, ya casado y con un hijo, vive en el pueblo en el distrito de Dolkha (uno de los más afectados por el terremoto), y conseguimos también el teléfono de una tía que vive con sus dos hijos en las afueras de Katmandú en una casa hecha de planchas de metal.

Y así es como el detective Ashok encontró, después de 7 años, la familia de los hermanos Ramesh Thami y Som Thami. Los dos hermanos les encanta ahora poder hablar por teléfono con su familia. Antes no tenían nadie a quien llamar. También los llevamos dos días a Kathmandú para que se encontraran en persona, y ahora están del todo entusiasmados con la idea de que las siguientes vacaciones podrán ir a su pueblo de origen y reencontrarse con su hermano mayor y ¡celebrar los festivales todos juntos!

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Momento en que dejo por dos días a los hermanos Thami con sus tíos y primos.
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Momento en que recojo los hermanos, dos días más tarde. Esta vez en la foto sale su hermana.

Gracias detective Siwakoti!

Si quieres saber más sobre el Ashok Siwakoti, lee el texto que escribió para este blog aquí.

Saraswoti Puja

Escrito por Daniel Roig, coordinador de la casa de acogida

Aunque no hay un número fijo de deidades en el hinduismo, hay el concepto popular que hay 330 millones de dioses y diosas. Naturalmente no hay ninguna lista con todos sus nombres, y muchos se consideran diferentes avatares (manifestaciones) de los mismos dioses.

De todos estos dioses, naturalmente, destacan algunos y estos tienen mucha presencia en las vidas y cultura de los nepalíes. Brama (el creador del Universo), Vishnu (el preservador o protector del Universo) y Shiva (el destructor o juez del Universo) forman el «Trimurti», los tres aspectos del Dios universal supremo. Estos tres aspectos simbolizan todo el círculo del «Samsara» en el hinduismo (el ciclo de reencarnación).

Paralelamente, y no de menor importancia, están las tres diosas y consortes de los Trimurti. Saraswoti (diosa del intelecto y el arte), Laksmi (diosa de la prosperidad) y Parvati (diosa de la fertilidad y el amor) forman el «Tridevi».

Saraswoti es la diosa de las artes, la creatividad, el intelecto y las letras. En casi todas las zonas de templos en Nepal se puede encontrar un pequeño templo independiente dedicado exclusivamente a esta diosa. La podrás reconocer por sus cuatro brazos, sentada sobre una flor de loto, vestida con un «sari» blanco. A menudo aguantando un libro y una vina (instrumento de cuerda). Su vehículo es un cisne.

El día de culto a Saraswoti (Saraswoti Puja) se considera el final del invierno y es muy celebrado en Nepal. La gente cree que este día es el mejor día para empezar a aprender algo. Padres y escuelas llevan los niños pequeños a los templos dedicados a Saraswoti para que escriban sus primeras letras en las paredes con una tiza.

En este día los estudiantes veneran los libros, bolígrafos, libretas… Los músicos rinden culto a sus instrumentos y los artistas a sus herramientas.

En las escuelas de Bhimphedi también celebraron este día tan especial. Los profesores y alumnos hacen una ceremonia y a todos se le ofrece algo de comida en honor a Saraswoti.

Cada año se celebra de forma especial en la escuela comunitaria donde se invita a todos los padres y se hacen bailes y se dan los premios a los mejores estudiantes del curso anterior: Los tres alumnos con mejor notas de cada clase, el alumno con menos ausencias, el alumno más limpio…

Este año bastantes niños de la casa de acogida participaron en los bailes (Basu, Samir, Raju, Sarita, Purnima, Sumit, Santa, Bishnu y Ramesh) y también recibieron algunos premios: Basudev, Raju, Sushil y Bishnu por sus notas y Manuj, Bishnu (de nuevo) y Ashish empatados con la mejor asistencia, perdiendose sólo 2 días de los 209 de clase. Esperemos que el próximo año sea aún mejor.

Un cuento de Navidad: El niño que sobrevivió

Escrito por Cristina Morales, miembro de la Junta Directiva de Amics del Nepal, con la colaboración de Miquel Comas y Daniel Roig.

Dibujos realizados por Ramesh Syantang, niño de 14 años de la casa de acogida de Bhimphedi, que ha convivido más de 10 años con Jay.

Jay tiene una sonrisa que te atrapa y ya no te deja, te rodea y te lleva hasta la nube más alto, cielo allá…

Ahora ya es uno de los grandes en la casa, donde se hace querer por todos: ayuda a la cocina, los más pequeños, siempre listo para jugar al fútbol, más que para hacer deberes… con un aire despistado, de veces parece que juega a hacer ver que no sabe si va o si ya vuelve; no habla mucho, pero su mirada es noble como el agua de los ríos del Himalaya.

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Jay con un amigo, estudiando, jugando y durmiendo en el templo de los niños de Bhimphedi.

Llamarse Balak no le gusta a Jay. No es su apellido, pero es el nombre que la policía le dio cuando lo encontró, significa «niño», y significa que la persona que lo lleva no tiene origen ni casta conocidos, es un estigma… Por eso decidió cambiarse el nombre y se puso Anish Rana

A veces, Jay/Anish se pregunta por qué vive desde hace 14 años en Balmandir, la casa de acogida de niños y niñas, en Bhimphedi. Algunas noches, mientras escucha las confidencias y risas de las cuidadoras, que trajinan con los utensilios en la cocina cuando todo el mundo casi duerme, mira el cielo limpio y lleno de estrellas cercanas, y sueña despierto: en algún lugar, quizá en las montañas, a lo mejor en las llanuras calurosas del Terai, ahora mismo hay una mujer que mira el mismo cielo nepalí, recordando un hijo que perdió hace tanto tiempo…

Jay se ha hecho mayor, ha llegado la hora de dejar la casa e iniciar una nueva vida. Lleva con él el regalo de la solidaridad: una educación, una infancia en un entorno de seguridad, de alimentación apropiada, de cuidado personal, afectos, amigos, y una clase diferente de familia: la de Amics del Nepal, que trabaja, con la ayuda de tantas personas de buena fe, para que Jay y tantos como él tengan más oportunidades en el futuro.

Como condición para poder integrarse en la sociedad, y encontrar mejor trabajo para ser independiente, hay que hacerse el carné de identidad nepalí. Sin saber cuáles son los orígenes de una persona, este proceso es muy complicado. Jay/Anish lo tiene muy difícil para poder conseguir su DNI…

Rebuscando por los lejanos recuerdos aún guardados en su memoria, de repente, un día de este otoño, Jay/Anish pudo decir al director de la casa de acogida, Krishna, un nombre que le recordaba su lugar de origen: “…laghara…”.

Y con este nombre, Krishna, decidió lanzarse a la aventura de ir a todos los pueblos que tuvieran un nombre parecido a «Laghara» próximos al cuartel donde lo encontraron pequeño, para intentar la arriesgada y alocada tarea de encontrar algún familiar del chico. Horas y horas de autobús, tres días frenéticos de visitas a oficinas de policía, de preguntas a personas de las diferentes comunidades, a oficiales de las administraciones locales…

Una noche, una familia de un pueblo a tres horas caminando, llega al cuartel de policía. Han oído las noticias de este joven reencontrado. ¿No será el hijo que perdieron hace 14 años mientras acompañaba a su madre a cortar hierba para la búfala?

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Jay, gracias al director de la casa de acogida de Bhimphedi, Krishna Pudasaini, se reencuentra con su familia en el lejano oeste.

Las marcas detrás de la oreja y en la mano no engañan, tampoco las facciones… es un milagro! toda la familia se pone a llorar de alegría. ¡Al día siguiente más y más gente del pueblo viene a la comisaría para ver con sus propios ojos el niño que sobrevivió!

Hace 14 años, una madre salió con su hijo de 3 años para ir a cortar hierba para su ganado. Es un trabajo muy común en Nepal, todo el mundo que lo ha visto ha quedado desconcertado observando las mujeres nepalíes cargando con el frente montañas de hierba y subiendo camino arriba como si no fuera un trabajo sobrehumano… El nombre de este niño que acompañaba su madre era Dipendra Malla, hijo de Jay Malla.

Pero ese día sucedió un hecho inesperado que cambiaría la infancia de este niño. En un momento de distracción, ¡perdió de vista a su madre! El niño caminó y caminó, pero no la volvió a encontrar a su madre. Finalmente llegó a una zona urbana, donde la policía lo recogió, pero él sólo fue capaz de decir: «Jay»…

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Jay, después de perderse en el bosque, caminó y caminó hasta que llegó en una zona urbana dónde hay una caserna de policía.
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La policía lo recogió de la calle.

Su familia lo estuvo buscando durante semanas, pero finalmente tuvieron que aceptar la trágica «realidad», su hijo estaba muerto. No tenía sentido seguir buscando, y mucho menos ir a la ciudad, a tres horas de camino, para hablar con la policía, en aquella época había una guerra civil entre los gobernantes y los maoístas, y moría tanta gente…

La policía etiquetó a Jay como niño abandonado, le puso el apellido «Balak», pusieron anuncios en los periódicos pero nunca fue reclamado, por lo tanto fue trasladado a la casa de acogida de Bhimphedi, donde ha vivido durante 14 años bajo la tutela de NCO y Amics del Nepal.

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Al no recibir ninguna respuesta al buscar su familia, lo dejaron en la casa de acogida de Bhimphedi.

Pero ahora, en un día cualquiera de otoño, parece que la vida ha querido premiar la firme decisión de los responsables de la casa de acogida de ayudar en Jay/Anish/Dipendra a encontrar su origen, y el chico de sonrisa cautivadora ha pasado de ser huérfano a tener madre, padre, dos hermanos y una hermana y tíos, primos… todos muy felices y sorprendidos del evento!

Dos meses después de ese día, Jay ya tiene DNI, se llama Anish Malla, y está haciendo todos los pasos para poder corregir la información en el certificado de la ESO e incluso ha estado a tiempo de inscribirse para estudiar primero de bachillerato en la ciudad más cercana al pueblo de su familia.

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Jay ha encontrado sus padres.

Este cuento de Navidad es una historia real, que se añade a otras que hablan de niños y niñas, chicos y chicas, como la Susmita Syantang, la Bipana Khadka, o los hermanos Som y Ramesh Thami, que, gracias a la incansable labor de los responsables de Balmandir-Bhimphedi-Amics del Nepal, han conseguido el regalo más importante: reencontrar sus raíces, reconciliarse con sus orígenes y ser personas únicas, importantes y queridas por su familia.

En nombre de todo el equipo de Amics del Nepal os deseamos lo mejor para esta Navidad 2016, y que el año nuevo sea feliz y solidario.

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Jay hará volar un cometa cielo arriba.
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Jay uniformado para ir a la escuela, en su último año de secundaria obligatoria.
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Jay liderando su grupo en un juego de equipos en la casa de acogida.
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Y con la cara llena de harina después de una prueba del juego.
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Cargando con algunos de los hermanos pequeños de la casa de acogida.
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De escursión por las montañas de Bhimphedi.
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Ayudando con trabajos en la casa de acogida.
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Con una «tica» celebrando un festival nepalí.
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Cuando acabó la educación obligatoria trabajó de cocinero y también en el proyecto de construcción antiseismica Awasuka.

 

Veinte y cinco, ¡Navidad!

Escrito por Joana Alsina, voluntaria de la casa de acogida de Bhimphedi.

En Nepal las calles no están engalanadas, los árboles no están decorados, las luces no parpadean noche y día pero, aún así, el día 25 es fiesta nacional también en Nepal. Así pues, nos decidimos en convertirlo en un día especial para todos nosotros como ya habíamos hecho los dos años anteriores (2014 y 2015).

Este año organizamos una carrera de orientación por todo el pueblo para los 8 grupos de 3 niños y niñas de la casa de acogida. Los preparativos nos entretuvieron durante varios días. Pero fue muy divertido e interesante. Aprendimos mucho, tanto los voluntarios preparando, como los niños jugando.

Este juego de Navidad en grupos consistía en:

1. A cada grupo le dábamos un mapa con una cruz que debían localizar a localización e ir allí. (El mapa original lo cedió Mònica Sans. Las impresiones las trajo Raquel en formato A3 desde Katmandú).

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2. Una vez allí, los tres miembros del grupo deseaban «¡Feliz Navidad!» Al comerciante o a la familia y les preguntaban si tenían algo para ellos.

3. El aldeano decía a los niños sólo el principio de una frase hecha nepalí. El trabajo de recopilación, transcripción y traducción de frases hechas la hizo Manisha, con la ayuda de los otros profesores de la escuela comunitaria, de libros y la ayuda técnica de Dani. El trabajo de aliarse con los aldeanos también la hizo el día antes del juego Manisha (nuestra voluntaria nepalí), con la ayuda de Joana y Raquel, paseándose por todo el pueblo, mapa en mano, para marcar los lugares seleccionados para las pruebas.

4. El grupo, tenía que volver a la casa de acogida, y escribir la frase completa en la pizarra para conseguir hasta 5 puntos. Si no la conocían tenían que encontrar a alguien que les ayudara (y el gran comodín fue Maya didi, la cuidadora del centro que conoce todas las frases hechas nepalíes).

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5. Una vez escrita la frase, el grupo tenía que inventarse una pequeña representación de una situación en la que se podría decir esa frase. 5 puntos más en juego.

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6. Una vez habían hecho estas dos pruebas se les volvía a marcar un punto en el mapa y volvían a marchar hasta conseguir 5 frases hechas en diferentes lugares del pueblo.

Las localizaciones se sorteaban de manera que algunos grupos les tocó ir varias veces a Chabeli (la parte más lejana del pueblo, cuesta arriba). Fueron dos horas muy intensas tanto para ellos, que acabaron rendidos de ir arriba y abajo, y para nosotros que no parábamos de recibir los grupos con las nuevas frases hechas y de valorar sus actuaciones.

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Finalmente, hacia las doce y media del mediodía, terminamos la yincana y los tres primeros grupos pudieron escoger uno de los tres lotes de Navidad que habíamos preparado.

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También había un regalo para todos ellos: unos altavoces para poder ver las películas y escuchar música.

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Pero las sorpresas no acabaron aquí. Kush trajo carne para todos para la cena de Navidad. Estaba delicioso! Así pues la Navidad no fue tan diferente para los voluntarios que estamos tan lejos de casa, porque lo pasamos en familia, ilusionados y rodeados de buena comida.

Os dejamos con las 21 frases hechas nepalíes que utilizamos para la yincana y que ahora todos los niños, si no las conocían antes, ya pueden utilizar:

Frase de ejemplo que representamos Dani, Raquel, Manisha y yo.

मुखमा राम् राम् बकलिमा छुरा।
Fonética: Mukhmā rām rām bakalimā chhurā.
Literal: En la boca Ram Ram, en el bolsillo un cuchillo.
Significado: Se utiliza cuando alguien habla bien de ti delante de ti, pero después en tu espalda dice cosas ma-las de ti.

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Las 20 frases hechas que se encontraron los niños en las diferentes casas del pueblo:

हाड् नभएको जिब्रो चिप्लिन्छ।
Fonética: Hāḋ nabheko jibro chiplinchha.
Literal: Como que la lengua no tiene hueso, resbala.
Significado: Equivalente a: “Quien tiene boca se equivoca”.

वैगुणिलाई गुणले मार्नु पर्छ।
Fonética: Vaiguṅilāī guṅle mārnu parchha.
Literal: Tenemos que matar el mal con bien.
Significado: Incluso si alguien te hace algo malo, tu debes responderle con buenos actos o palabras.

तै रानी मै रानी कसले भर्छ कुवाको पानी।
Fonética: Tai rānī mai rānī kasle bharchha kuwāko pānī.
Literal: Si tu eres una reina y yo soy una reina, ¿quién cogerá el agua del pozo?
Significado: Si nadie no quiere trabajar, el trabajo no se hará.

अचानाको पिर् खुकुरीलाई के थाहा।
Fonética: Achānāko pir khukurīlāī ke thāhā.
Literal: El cuchillo no sabe nada del dolor de la madera de cortar.
Significado: Solo quien lo sufre puede entender el dolor.

रात् भरी करायो दक्षिणा हरायो।
Fonética: Rāt bharī karāyo dakshiṅā harāyo.
Literal: Se quejó toda la noche y no consiguió nada.
Significado: Cuando alguien trabaja duro para conseguir algo pero no tiene éxito finalmente.

एकले थुकि सुकि सयले थुकि नदि।
Fonética: Ekle thuki suki sayale thuki nadi.
Literal: Un escupitajo se seca, cien escupitajos hacen un rio.
Significado: Solo no podrás lo podrás conseguir, pero todos juntos podemos hacer grandes cosas.

नाच्न नजान्ने आगँन् टेढो।
Fonética: Nāchna najānne āga:n ṫeḋho.
Literal: Quien no sabe bailar, siente el suelo irregular.
Significado: Cuando alguien no sabe hacer alguna cosa y en vez de reconocerlo culpa a otras personas o a las circunstancias.

आफ्नो आङ्गको भैसी देख्दैन अर्काको आङ्गको जुम्रा पनि देख्छ।
Fonética: Ᾱphno āηgko bhaisi dekhdaina arkāko āηgko jumrā pani dekhchha.
Literal: En tu espalda no puedes ver un búfalo, en la espalda de los otros puedes ver un piojo.
Significado: Es fácil ver los errores de los otros, en cambio es muy difícil darse cuenta de los propios.

अल्छि तिघ्रो स्वादे जिब्रो।
Fonética: Alchhi tighro swāde jibro.
Literal: Muslo perezoso, lengua deliciosa.
Significado: Cuando alguien no quiere hacer ningún esfuerzo, pero en cambio quiere tener todas las comodidades y beneficios.

मेरो गोरुको बाह्रै टक्का।
Fonética: Mero goruko bāhrai ṫakkā.
Literal: Mi buey vale doze.
Significado: Cuando alguien es muy tozudo, cree que siempre tiene razón y no escucha los puntos de vista de los demás.

के गर्छस् मङ्गले, आफ्नै ढङ्गले।
Fonética: Ke garchhas Maηgale, āphnai ḋhaηgale.
Literal: Lo que Mangal hace, los errores van a él mismo.
Significado: Cuando haces malas acciones, sufrirás las consecuencias.

वनको बाघले खाओस् नखाओस् मनको बाघले खान्छ।
Fonética: Vanko bāghle khāos nakhāos manko bāghle khānchha.
Literal: El tigre de la selva quizás te comerá, o no; pero el tigre del corazón seguro que te devorará.
Significado: Si tienes miedo que te pueda pasar algo malo, incluso cuando estas cosas malas no te pasen, lo habrás pasado mal sin ninguna razón.

घरको बाघ् वनको स्याल्।
Fonética: Gharko bāgh vanko syāl.
Literal: En casa tigre, en la selva zorro.
Significado: Cuando alguien es muy tozudo y mal educado en casa, pero cuando debería utilizar ese genio fuera de casa, no se atreve.

खुट्टा भए जुत्ता कत्ति कत्ति।
Fonética: Khuṫṫā bhae juttā katti katti.
Literal: Allí donde hay pies, hay muchos zapatos.
Significado: Equivalente a “Hay muchos peces en el mar”.

हुने हार् दैव नटार्।
Fonética: Hune hār daiva naṫār.
Literal: Lo que tiene que pasar, ni Dios lo puede parar.
Significado: Nadie puede hacer nada para evitar las cosas inevitables.

बुढा बुढिको झगडा परालको आगो।
Fonética: Buḋhā buḋhiko jhagaḋā parālko āgo.
Literal: La lucha entre marido y mujer es como el fuego de la paja.
Significado: Cuando el marido y la mujer se pelean, aunque parezca algo grave, no puede durar mucho.

जसले मह काट्छ, उसले हात् चाट्छ।
Fonética: Jasle maha kāṫchha, usle hāt chāṫchha.
Literal: Quien corta la miel, se lame la mano.
Significado: Quien haga labor, recogerá los frutos.

बादरको हातमा नरिवल्।
Fonética: Bādarko hātmā nariwal.
Literal: El coco está en las manos del mono.
Significado: Cuando alguien no tiene cuidado de las cosas, y cuando coge algo ya sabes que no durará mucho antes de romperse.

१२ छोरा १३ नाति बुढाको धोक्रो काधँ माथी।
Fonética: Barhā chhorā terha nāti buḋhāko dhokro kādh: māthī.
Literal: Doce hijos y trece nietos, pero el paquete pesado lo lleva a hombros el señor mayor.
Significado: Cuando alguien, estando rodeado de gente cercana, no recibe la ayuda de nadie cuando los necesita.

एक हातले ताली बज्दैन।
Fonética: Ek hātle tālī bajdaina.
Literal: Una mano no puede aplaudir sola.
Significado: Nos tenemos que ayudar unos a los otros.