Archivo de la categoría: Niños y niñas de la casa

“La primera pel quinto i per tothom …” en balmandir es mucho más que un juego

Escrito por Marina Viñas, voluntaria de la casa de acogida de Bhimphedi.

El Quinto – o la Quina- es un juego típico de las fechas Navideñas característico del Vallès y otras comarcas catalanas. Desde principios de Septiembre en Bhimphedi estamos calentando motores para la sesión solidaria que “Amics del Nepal” y la S.C.R. El Ciervo de Sabadell organizamos cada año, una sesión en la que todos los beneficios van destinados a Balmandir. El 7 de enero haremos la cuarta edición y como siempre los niños de la casa de acogida harán que una de las partidas sea aún más especial.

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El equipo de difusión: Samir, Purnima, Raju, Manuj y Sarita.

En primer lugar, para aquellos que no saben de que se trata: ¿Cómo funciona el Quinto? Cada jugador tiene una carta con 90 números (de 1 a 90) distribuidos al azar en seis recuadros de cinco columnas y tres líneas cada uno  (es decir, 15 números cada recuadro). El primero en llenar una línea de 5 números canta QUINTO y el que posteriormente llena un recuadro de 15 números canta PLENA. La persona que canta los números es el denominado loro.

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¿Qué significa que habrá una partida especial? Como en los dos últimos años, los niños serán los loros de una de las partidas.

A principios de Septiembre preparamos “la garrafa” con una botella de plástico donde introducimos los 90 números de papel recubiertos con celo. Cámara en mano y con la ayuda de Rojan fui pidiendo a los chicos que hiciesen de loro. ¡Pero por supuesto, en catalán! Al principio costó un poco: «¡Es muy difícil!», «No lo sé decir»…. Como en la casa hay 26 chavales cada uno cantó 3 o 4 números. Poco a poco fueron animándose y finalmente conseguí grabar los 90 números (lentamente significa que tardamos tres meses).

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Rojan intentando recordar qué decir con el 14: «Sant Magí, Sant Majà, tinc caguera i no puc cagar!». Facil, ¿verdad?
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Cualquier lugar es bueno para hacer de loro.

Es el tercer año que les grabamos haciendo de loro así que empezaron las preguntas: “¿Y eso por qué lo hacemos?”. “¿En qué consiste el juego?”. Se despertó la curiosidad entre los chavales para saber en qué consistía el juego, como se jugaba… Por suerte había puesto algunas cartas en la maleta (gracias a la S.C.R. El Ciervo de Sabadell) así que empezamos a jugar. Al principio empecé con los mas chiquitines en la versión en inglés, consiguiendo eliminar las confusiones entre el 13 y el 30, el 14 y el 40, el 15 y el 50, … Ya teníamos una nueva herramienta para el estudio! También hemos trabajado matemáticas con el juego: sumas, restas…

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Primeras sesiones de quinto en balmandir

Los mayores también han podido jugar, pero en este caso en la “versión en español”. Desde hace algún tiempo que damos clase de español a los chicos de balmandir y pensamos que una buena manera de practicar los números sería jugando al quinto. Al principio Ashish, Kush y Lov (que parece que les es más fácil) fueron traduciendo los números en nepalí, pero a base de jugar, jugar y jugar… incluso Kamal y Ramraj se animaron a hacer de loros en español. ¡Fantástico!

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Quinto en versión española. ¡Ramraj al fondo haciendo de loro!

“El Quinto”, un juego que se ha convertido en más que un juego en balmandir. Si queréis jugar con nosotros no hace falta que os lo penséis más: el 7 de Enero nos encontraréis en el local de la S.C.R. El Ciervo (C/ Viladomat 26, Sabadell). ¡Nos vemos ahí!

Este sábado, samosa para comer!

Escrito por Joana Alsina, voluntaria de la casa de acogida de Bhimphedi.

La samosa es una comida muy común en Nepal, y en la casa de acogida comíamos a menudo, pero no la habíamos cocinado nosotros, siempre las comprábamos fuera. Pero este sábado, gracias a la clase magistral de una mujer del pueblo, y a la ayuda de Arjun, las pudimos cocinar nosotros mismos! Ahora ya tenemos una nueva receta en Balmandir!

Para hacer el relleno:

  • 1 kg de patatas
  • 500 g de cebolla
  • Cilantro
  • Masala (mezcla de hierbas aromáticas, a gusto del consumidor)
  • Guindilla
  • Garbanzos
  • Ajo tierno u otras verduras (opcional)

Para hacer la masa:

  • 500 g de harina
  • Una pizca de bicarbonato de sosa
  • Agua fría
  • Sal
  • Hierbas aromáticas (copos de apio seco similar al orégano)
  • Mantequilla clarificada (ghee)

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Para hacer esta receta nos dividimos en dos equipos. Mientras un equipo preparaba el relleno del otro hacía la masa.

Para hacer el relleno:

  1. La noche antes ponemos los garbanzos en agua y los dejamos en remojo toda la noche.
  2. Después de haber limpiado las patatas las ponemos a hervir en la olla presión. Una vez cocidas las pelamos y las ponemos en un gran cuenco donde haremos toda la mezcla del relleno.
  3. Mientras se cuecen las patatas también ponemos los garbanzos al fuego y vamos cortando la cebolla en lunas, el cilantro y el ajo tierno.
  4. Freímos a fuego lento la cebolla y una vez bien cocida la añadimos a la mezcla, junto con los garbanzos, el cilantro, las especies y la guindilla.
  5. Se debe mezclar todo bien mezclado con las manos e ir pisando las patatas para que no queden trozos. El ajo tierno el pusimos crudo, de este modo en el relleno habían diferentes texturas.

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Para hacer la masa:

  1. Ponemos en un bol la harina y fundimos la mantequilla en una sartén. Una vez caliente echamos a la harina y empezamos a amasar.
  2. Añadimos la sal, el bicarbonato, las hierbas aromáticas y finalmente el agua. Debe quedar una pasta bastante consistente. No hay que esperar que suba.
  3. Después empezamos a hacer bolitas con la pasta. Esta será la medida para hacer dos samosas. Con un rodillo se hace un círculo y luego se empieza a alargarse hasta formar un óvalo que se partirá en dos, por la mitad, con un cuchillo.

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Para poner el relleno en la masa:

  1. Se coge con la mano la pasta en forma de media luna, dejando la parte cortada con el cuchillo mirando hacia arriba.
  2. Se pone un poco de agua con el dedo en la parte de arriba a la derecha y luego se pega en la parte izquierda formando así una especie de cono.
  3. Se pone el relleno y luego se vuelve a mojar la parte de pasta que sobra y se cierra haciendo unos pliegues. Era la primera vez que lo hacíamos así que cada samosa tenía una forma diferente. Poco a poco fuimos perfeccionando la técnica ¡hasta hacer triángulos equiláteros!
  4. Después se fríen en aceite a fuego lento hasta que quedan bien rosadas. No tardéis en comerlas porque aunque se pueden servir frías, recién hechas son deliciosas.

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Pero la jornada culinaria no se terminó ahí. Aquel sábado era el cumpleaños de Kamal y preparamos para la noche crema catalana, que a todos nos había encantado cuando la preparó Tonyo por primera vez. Además esta vez hicimos una base de galleta triturada con mantequilla. Lo preparamos en vasos individuales con un acabado de azúcar quemado y una galleta que servía de cuchara.

Este postre fue la guinda del pastel de un sábado gastronómico donde aprendimos a hacer samosas y celebramos el aniversario de Kamal de la forma más dulce posible.

https://www.youtube.com/watch?v=zjOhoonCDZg&feature=youtu.be

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ABCDEFGHIJKLMNOPQRSTUVWXYZ

Escrito por Joana Alsina, voluntaria de la casa de acogida de Bhimphedi.

Muy a menudo, los más pequeños ya han terminado los deberes cuando nos ponemos a estudiar por la mañana. Por esta razón los dividimos en pequeños grupos y hacemos actividades que les permita aprender mientras juegan. Al llegar a Balmandir me di cuenta que les costaba bastante leer en inglés. En el centro hay muchos cuentos así que empezamos leyendo cada día. Pero muchos de los niños no entendían lo que leían. Decidimos pues que teníamos que pensar en otra actividad para poder trabajar la lectura, la escritura y adquirir nuevo vocabulario jugando.

Laura, una voluntaria de los Atrapasomnis me sugirió hacer un alfabeto móvil porque los niños pudieran formar palabras jugando con las letras. Con cartulinas de diferentes colores hicimos las vocales y las consonantes para poder diferenciarlas mejor. Con las letras del alfabeto cada niño forma una palabra conocida. De este modo intentamos aislar los sonidos de la palabra uno por uno. A medida que el niño va diciendo los sonidos, va colocando la letra correspondiente en cada fonema. A partir de aquí se unen todas las letras, formando así la palabra entera. Este proceso se repite hasta formar 8 o 9 palabras, dependiendo del niño. Un día trabajamos palabras sobre animales, otro dia sobre las frutas y verduras, otro día sobre los objetos que vemos en la habitación o a través de la ventana. Poco a poco se van aumentando el número de palabras y la longitud de estas, e incluso frases simples.

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También utilizamos el alfabeto móvil para aprender nuevas palabras en inglés. Empezamos esta actividad en la habitación de las niñas. Tenían que hacer unas tarjetas con el nombre de todo el que veían y engancharlas sobre el objeto. Primero lo escribían con las letras de colores y cuando lo habían conseguido hacían una tarjeta con el nombre del objeto. De este modo, cada vez que entran a la habitación leen las tarjetas enganchadas sobre los objetos y van familiarizándose con el vocabulario. Una vez se nos acabaron los objetos en esta habitación continuamos con el aula de los ordenadores y la sala de estudio. Balmandir es muy grande así que tenemos muchas palabras más para escribir.

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A pesar de que hicimos este alfabeto para ayudar a los más pequeños a leer y escribir, los más grandes también lo usan. Lo utilizan para jugar a hacer crucigramas. Cada niño crea una nueva palabra añadiendo nuevas letras y utilizando una de las letras que ya están en juego.

Excursión a la canalización de la central hidroeléctrica

Escrito por Joana Alsina, voluntaria de la casa de acogida de Bhimphedi.

El sábado en Nepal los niños no van a la escuela. Ese día, en Balmandir por la mañana se hacen las tareas comunes. Un grupo prepara la comida del mediodía, otro ayuda en el huerto y el último limpia a fondo la cocina. Por la tarde tenemos tiempo libre y los niños juegan, se bañan, utilizan los ordenadores…

Los más pequeños querían hacer una excursión y después de comer decidimos que era un buen momento para salir a dar un paseo. Los más grandes se quedaron a estudiar porque están en período de exámenes. Con Manisha, Xavi y todos los niños de la escuela primaria salimos de Balmandir hacia las tres. Nuestro destino; la canalización de la central hidroeléctrica que se encuentra detrás de la montaña de enfrente, donde hay el “peepal tree” (una preciosa higuera religiosa). Hacía mucho tiempo que no iban allí y algunos de ellos, como Purnima, Samir y Sarita no habían estado nunca antes.

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Subimos hasta el árbol sagrado y como siempre nos paramos a contemplar las vistas sobre Bhimphedi. Algunos de ellos subieron al árbol pero rápidamente nos fuimos porque querían continuar el camino. Tenían muchas ganas de bajar al río que se encuentra en el siguiente valle.

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Sumit haciendonos una clase magistral.

Los niños fueron rápido montaña abajo, pero los voluntarios nos paramos a menudo porque Sumit nos fue enseñando muchas de las plantas que nos encontrábamos por el camino. Castañas, helechos… Al llegar abajo nos encontramos a los niños pescando, con los pies y las manos dentro del agua. Pero esta vez no eran pequeños peces sino cangrejos de río. Lástima que Tonyo ya se haya marchado porque habríamos hecho un arroz para chuparse los dedos…

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Som, uno de los mejores pescadores del grupo.

Al cruzar el río encontramos rápidamente la enorme tubería con las escaleras al lado y empezamos a subir las escaleras. Desde abajo no se veía donde acababa la canalización y a pesar de que fuimos subiendo durante rato no llegamos nunca a ver el final.

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Mientras subían algunos contaban las escaleras (mientras aseguraban que había 1100 en total), otros hacían música con el eco de la canalera y los más osados subían cuesta arriba sin utilizar las escaleras. Cuando habíamos subido casi tres cuartas partes nos dimos cuenta de que se nos estaba haciendo tarde, y decidimos volver a casa.

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La bajada fue más rápida, sobre todo para los niños que bajaron las escaleras corriendo. Cuando llegamos abajo nos los encontramos jugando. Con unas botellas de plástico se habían fabricado unos trineos y estaban haciendo carreras. Ya os podéis imaginar a quién de ellos se le rompieron los pantalones…

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Carrera de trineos.
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Recuperando fuerzas antes de volver a empezar.

El camino de vuelta fue muy rápido. Ya no nos parábamos a ver plantas ni a pescar cangrejos y en un abrir y cerrar de ojos nos encontrábamos encima de la carena. Al bajar de la montaña se estaba poniendo el sol y cuando llegamos a Balmandir la cena ya estaba lista.

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Vuelve a casa por Dashain

Dashain y Tihar son las festividades más importantes en Nepal, el equivalente a nuestra Navidad. Cuando se acercan las fechas es muy difícil conseguir lugar en ningún autobús, todo el mundo quiere viajar al pueblo de donde es originario.

En nuestra casa de acogida también hay algunos niños que conocen algún familiar y también se van a pasar las fiestas con ellos. Este año 9 niños de los 26 de la casa de acogida de Bhimphedi se han ido a casa de familiares! El resto de los niños (mayoritariamente los pequeños de los que no conocemos ningún familiar) se quedan en la casa de acogida, donde también celebramos las fiestas como una familia más.

Algunos de los chicos y chicas que han dejado el centro para vivir en otro centro de acogida o para independizarse también nos vienen a ver unos pocos días para ponernos la «tika».

Este año es especialmente emotivo porque hemos encontrado las familias de uno de los niños, Jay, y una de las niñas, Bipana. En ambos casos los niños no se acordaban de sus familiares, pero tras una buena labor de investigación, dirigida por el director del centro de acogida Krishna Pudasaini, y muchas horas de autobús, conseguimos encontrar a las familias que viven a más de 20 horas de distancia de Bhimphedi. Así pues, estos niños pasarán el Dashain con sus familias por primera vez desde que eran muy pequeños.

Ramraj también se ha ido al pueblo, por primera vez desde que tiene memoria. Para ir a su pueblo debe hacer 20 horas de bus, coger una avioneta y finalmente caminar unas cuantas horas. Un trayecto bien complicado.

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El hermano de Ramraj lo recoge de la casa de acogida para para celebrar Dashain juntos.

Otros niños como en Kush, Love, Sujan y Kamal. Que son originarios de zonas bien remotas del oeste de Nepal, van a ver a sus familias después de tres años sin verlas.

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Krishna (derecha) que había ido a investigar sobre la familia de Jay (segundo por la derecha) y que habia encontrado sus padres, contra todos los pronósticos, siguió su viage hacia el nordoeste del país para dejar a Love (izquierda) y su hermano Kush en su casa dónde tienen un tio. Su pueblo está situado en el precioso parque natural de Khaptad.
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Escena thel parque natural de Khaptad.

Ojalá, el próximo año también podamos encontrar nuevas familias e incluso hacer reagrupamientos familiares como hemos hecho este año en los casos de Sita y Arati.

¡Feliz Dashain a todos!

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Hace unos dias Anna Brunet y yo (Daniel Roig) fuimos a visitar a Arati en Kalaya para felicitar las fiestas de Dashain a ella y a sus tres hermanos.
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Este año Arati ya no vive con nosotros en la casa de acogida de Bhimphedi sino que estudia en una escuela privada en Kalaya dónde puede compartir la vida con sus dos hermanas y su hermano. Éste será el primer Dashain que Arati celebra con su familia después de 12 años.

El día de la infancia

Escrito por Marina Viñas y Joana Alsina, voluntaria de la casa de acogida

El día 14 se septiembre era el día de la infancia y en la escuela primaria hicieron un concurso de conocimientos generales. Fue el equipo del Ramesh Thami el que ganó esta prueba. Además era su cumpleaños así que comenzó el día con muy buen pie.

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Equipo de Ramesh, ganador del concurso de conocimientos generales

Cuando todos los niños regresaron de la escuela les esperaba una gincana preparada por Krishna, el director de la escuela. Había pruebas para los más grandes y otros para los más pequeños. La gincama comenzó con una de las pruebas más divertidas; hit the pot: En medio del campo de fútbol clavarom un palo con una jarra de hierro del revés y con los ojos cerrados y con un bale en las manos tenías que llegar a tocarlo. Algunos pasaron por el lado, otros se pasaron de largo y algunos lo lograron con mucha facilidad. Incluso el Ram y la Maya lo intentaron.

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«Hit the pot»

Después les tocó a los más pequeños. Ya hacía rato que estaban preparados para la carrera de sacos, listos para salir al oír la señal. Algunos cayeron a medio camino pero otros continuaron saltando hasta terminar la carrera. La siguiente prueba fue la de las manzanas. Ligadas en hilos de diferentes tamaños los niños tenían que morderlas sin utilizar las manos. También hubo una carrera de cucharas y canicas, que ganó Purnima.

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Preparados para la carrera de sacos

Una vez acabada la gincana la fiesta continuó, con la final del torneo de fútbol y con la celebración del aniversario den Ramesh. Después de cenar preparamos un buen postre, los premios de la gincama y el regalo para el cumpleañero. Un buen final para celebrar el día de los niños.

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Equipo ganador del torneo de fútbol: Sujan, Prabhat, Sushil, Kamal, Krishna y Santa.

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El fútbol en Balmandir

Escrito por Mireia Masó y Jordi Giral, voluntarios de la casa de acogida

La actualidad futbolística de Balmandir ha sido muy movida durante el pasado mes de agosto. Como si de fútbol profesional se tratara, los focos de atención del verano han sido la mejora del campo de fútbol de Balmandir, los partidos amistosos, el fichaje de algunos de nuestros jóvenes para el equipo de la escuela de Bhimphedi y incluso la selección de nuestro pequeño Messi para el equipo de la región.

Desde hacía un tiempo que teníamos problemas con los balones que se pinchaban demasiado a menudo. ¿El motivo? Al chutar fuerte, el balón se va fácilmente a la valla de la prisión del otro lado de la calle y los espinos las pinchan. Después de darle vueltas a cómo solucionarlo, decidimos que haríamos una red metálica para ponerla detrás de la portería. Tan pronto compramos el material necesario, Luv se puso a trabajar y en pocos días logró construir una gran red de unos 10m de ancho por 3m de alto. Desde entonces, ningún otro balón se ha pinchado.

Por otra parte, las porterías de madera empezaban a tener problemas de estabilidad y decidimos desmontarlas para evitar percances. Las reconstruimos, asegurando mejor las juntas, las pintamos con pintura protectora negro para hacerlas más duraderas y las clavamos en el suelo con un poco de cemento. Finalmente, pintamos franjas blancas y quedaron unas porterías que esperamos duren mucho tiempo.

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Una de las nuevas porterías y la nueva valla hecha por los niños para proteger las pelotas de los espinos de los muros de la prisión.

Para celebrarlo, jugamos un partido con los jóvenes que duró casi dos horas, con un resultado final de 10-9 a favor del equipo de Dani, que ganaron al equipo de Jordi, con gol final de Ramraj, la estrella del grupo. Sólo el silbato que anunciaba la cena dio descanso a los jugadores, que tan contentos como cansados se fueron a buscar el merecido Dal Bhat de la tarde.

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Ramesh y Jordi haciendo un chut combinado al más puro estilo Oliver y Benji.
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Dani, Love y el resto de jugadores mirando la pelota que controla Sushil.

En el apartado de fichajes, Kamal, Luv y Ramraj fueron seleccionados para jugar con el equipo que la escuela de Bhimphedi montó para participar en un torneo regional en Hetauda. Después de 4 victorias, algunas muy igualadas porque llegaron a penalties, llegaron a la final del torneo. La movilización de la escuela fue espectacular, pusieron un bus para ir a Hetauda y muchos jóvenes, profesores y voluntarios fuimos a ver el partido. La mala suerte fue que el día de la final llovió mucho y el partido se tuvo que aplazar.

Al día siguiente, el equipo y los seguidores volvimos a Hetauda y esta vez sí, el encuentro se jugó bajo un calor asfixiante. El único gol del partido lo marcó Bhimphedi en la primera parte. ¡1-0! ¡CAMPEONES! ¡Y nuestros 3 jugadores jugaron la final! La celebración no se hizo esperar, una vez entregada la copa y las medallas, los jugadores estuvieron bailando y haciéndose fotos con la copa y la afición. Después de un rato, el autobús nos recogió y volvimos a Bhimpedhi. La celebración continuó todo el viaje de vuelta, con los bombos y los platos para asegurar que todas las familias entre Hetauda y Bhimphedi se enteraran del hito conseguido. «¡Es la primera vez que ganamos este torneo!» A juzgar por la ilusión de los jugadores y el recibimiento que hizo el pueblo al equipo cuando llegaron a Bhimphedi, parecía el Fútbol Club Barcelona (o Fútbol Club Bhimphedi, como dicen ellos) haciendo el desfile tras ganar la Copa de Europa. ¡Enhorabuena Campeones!

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Ramraj recibiendo la medalla de campeón.
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Luv recibiendo la medalla de campeón.
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Kamal recibiendo la medalla de campeón.
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¡El equipo campeón con la copa y las medallas!

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Los tres chicos de la casa de acogida que estaban en la selección de la escuela i ganaron el campeonato de fútbol. De izquerda a derecha: Luv, Kamal y Ramraj.

Una vez pasado el torneo, la región de Hetauda hizo una selección de los mejores jugadores de los diferentes equipos. La buena noticia es que seleccionaron a Ramraj, nuestro pequeño Messi!

El equipo ganó también todos los partidos de esta segunda fase y se clasificaron para la fase de Katmandú, la capital del país. Ramraj disfrutó mucho de este campeonato, aunque al perder el primer partido y empatar el segundo, no les permitió clasificarse para la final. Sin embargo, volvió a la casa de acogida con una gran sonrisa.

Janay Purnima, la Luna llena de agosto

Una de las niñas que llegó nueva en el centro de acogida este pasado mes de abril se llama Purnima, que quiere decir «Luna llena» en nepalí. Un nombre muy apropiado, porque sus ojos son tan espectaculares como la Luna en su mayor esplendor.

Este pasado jueves 18 fue la Luna llena de Agosto, y en Nepal esto se conoce como Janay Purnima, un festival que se celebra en todo el país, y en la India, de diferentes maneras.

Para los Nepalís hinduistas de las montañas, los sacerdotes se frotan las manos, porque es un día de mucho trabajo para ellos: enrollando un hilo coloreado de rojo y amarillo alrededor de las muñecas izquierdas de toda la gente, a cambio de unas cuantas rupias. Este tipo de pulsera los protegerá, y no se la pueden quitar hasta el Tihar, un festival que celebran a principios de noviembre.

Para los Nepalís hinduistas de las planicies colindantes con la India, las hermanas ponen unas pulseras y una «tica» en el frente de sus hermanos, en señal de estima.

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Beli, una de las trabajadoras del centro de acogida, poniendo las pulseras en Janay Purnima. Las dos trabajadoras que se cuidan de los niños pusieron pulseras a todos los niños y voluntarios.
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De arriba a abajo: la pulsera de Maya, la pulsera de Beli y la pulsera del sacerdote.

En todas las casas comen “quati”, una mezcla de 12 diferentes tipos de legumbres medio germinadas acompañadas con carne de búfala, que les da energía para recuperarse después de vivir la época de lluvias.

El día antes del festival Purnima, nuestra niña de los ojos cautivadores, ya nos había avisado: «Mañana es mi cumpleaños!». En el archivo, la fecha de cumpleaños que tiene asignada no es ésta (además este festival cambia de día con la Luna). Pero su hermano, un añito mayor que ella, corroboró la versión de su hermanita. Así que el día de la Luna de agosto, no sólo celebramos el festival de Janay Purnima, sino que también celebramos el cumpleaños de nuestra Purnima.

La celebración fue de lo más bonita, cantando canciones y comiendo pastel a la luz de la Luna Llena de Agosto (porque durante toda la tarde no tuvimos luz por una de las averías comunes).

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De regalo una caja de lápices de colores, otra de plastidecors y aún una tercera cajita de pinturas, con una pequeña libreta de hojas blancas para dibujar. Todo envuelto entre decenas de papeles de periódico, y la niña exultante de alegría.

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La diversidad de festivales de Nepal, y con la intensidad que se celebran, no deja de sorprender: para que os hagáis una idea, el día siguiente de Janay Purnima, celebramos Gay Jatra (festival de la vaca de la casta Newar) donde una procesión conmemora los difuntos de este año. El jueves de la próxima semana celebraremos Krishna Astami (aniversario de Lord Krishna), el viernes Bhimsen Jatra (equivalente a la fiesta mayor de Bhimphedi). La siguiente semana el día del padre, la siguiente el festival de la mujer Teej, la siguiente Indra Jatra, y entre medio un festival islámico que no se sabe exactamente qué día lo celebraremos hasta el día antes. Es un país de festivales.

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Una vaca maquillada para la ocasión: Gai Jatra.
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Prachande, el personaje cómico de Gai Jatra. Con su cubo lleno de agua y caca de vaca, ensucia a todo aquel necio que se atreve a acercarse.
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Algunos niños vestidos para la ocasión, en el festival de la vaca hacen tributo a los difuntos del último año.

También debemos decir que no sólo estamos entretenidos por estos festivales, sino que también tenemos huelgas de buses, debido a que la policía de tráfico des de la semana pasada no permite que vaya gente de pie en los autobuses, lo que deja a los propietarios los buses sin negocio y los aldeanos sin transporte, porque nunca hay asientos disponibles. Y naturalmente si no hay buses, los maestros no pueden venir al pueblo a dar classe, así que la escuela pública también está cerrada. Como decía, es un festival de país.

Una boda fuera de lo común

¡El coordinador de la casa de acogida se casa con una de las maestras de la escuela! Los niños de la casa de acogida están entusiasmados. Todos sus amigos les preguntan sobre el tema de moda en el pueblo.

¡Los niños de Balmandir están impacientes! Celebraremos nuestra boda en familia: con la familia de la Manisha y la mia en Nepal (es decir, los niños y trabajadores de la casa de acogida).

«¿Cuándo será la boda?», Aquí no se planifican las cosas, y si alguien hace alguna planificación seguro que le cambiarán los planes. Esta incertidumbre hace las cosas más difíciles pero más emocionantes. Incluso, cinco días antes del evento, cuando la fecha ya estaba fijada pare el domingo 26 de junio, y algunos invitados ya tenían el jeep contratado para venir el sábado, las cosas cambiaron: el sacerdote dijo a la familia de la Manisha que el domingo no era buen día para celebrar el matrimonio en el templo, así que se tendría que hacer la boda dos días antes, en viernes. Todos a correr…

El viernes por la mañana, acompañado de todos los niños y trabajadores de la casa de acogida y amigos, en un coche bien engalanado y un vestido para no olvidar, el novio se dirige a casa de la novia.

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Una vez la familia recibe a la comitiva se celebra la ceremonia en el templecito y llevarse la novia. Aquí se entiende que una vez casados, la novia pasa a ser de la familia del marido. Pero en este caso, Manisha no cambiará de apellido ni dejará de ver a su familia.

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El viernes por la tarde se hizo la fiesta en la casa de acogida, y todos los niños se lo pasaron en grande: decorando el centro, preparando los regalos, comiendo un montón de delicias (incluyendo cabrito, pollo y panir) y sobre todo bailando.

Vinieron a la fiesta también los niños y niñas que ya no viven en el centro este año, así que también fue una buena excusa para el reencuentro de amigos y hermanos. ¡Un día para recordar!

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Uno de los regalos que nos hicieron los niños y voluntarios de la casa de acogida a los recién casados fue un vídeo: cualquier similitud a la realidad es pura coincidencia… aquí os lo dejo:

https://youtu.be/YHWSYLPphBY

La veu de Benicarló

Artículo escrito por Tonyo Fibla (voluntario de la casa de acogida de Bhimphedi) publicado en tres contraportadas de la revista en catalán La Veu de Benicarló

 

Primera parte

Terminado el relato del Manaslu ahora, como os prometí, os explicaré un poco mi experiencia como voluntario en un orfanato de Nepal, exactamente al Balmandir de Bhimphedi. “Balmandir” significa literalmente “templo de los niños”, y es un término usado en Nepal para algunas casas de acogida o orfanatos.

Bhimphedi es un pueblo pequeño 60 km al sur de Katmandú, prácticamente es un pueblo-calle en la antiguo camino principal que comunicaba Katmandú con la India. Después de construir la nueva carretera para ir de India a Katmandú por otro lado, este núcleo urbano ha cayó en decadencia.

La comunicación del pueblo con la capital no es fácil, se hace en jeeps dado que la carretera está en muy mal estado, cuando estuve yo se añadía otro problema, la falta de gasolina y gas. Resulta que por problemas políticos, a raíz de la nueva constitución nepalí, India cerró fronteras y suministraba los combustibles con cuentagotas. Esto hacía que hubiera menos vehículos, más demanda y el consecuente aumento del precio. Las colas para conseguir unos litros de gasolina eran larguísimas, y no hablemos de las de gas para obtener una bombona de butano.

Lluc y yo quedamos con Dani, el responsable catalán del Balmandir de Bhimphedi, y Anna, la encargada de los voluntarios de la asociación de Amics del Nepal de Barcelona, que casualmente estaba en Katmandú. Cogimos un jeep donde éramos todos voluntarios, entre ellos, los padres de Dani que habían venido a ver al hijo. En total ocho personas.

El viaje son 3 horas para hacer unos sesenta kilómetros. Hay dos pistas posibles, una de mala y la otra peor. De camino fui explicando mi relación con Nepal y concretando más, el motivo de haberme implicado como voluntario con Amics de Nepal de Barcelona.

Nos instalamos todo el grupo en una casa de huéspedes. Hay cocina y una sala de estar que están bien pero como todo Nepal no había gas. ¿Qué debemos hacer?

Después fuimos a Balmandir donde nos hicieron una sencilla ceremonia de bienvenida y tuvimos el primer contacto con los niños. Hay una treintena de chicos de los cuales cuatro eran niñas. Las edades iban de los seis a los dieciocho años.

Todos los niños están escolarizados. Los alumnos de primaria en la escuela comunitaria donde dan clases en inglés y los más grandes en la pública ya que para secundaria, en Bhimphedi, no hay otra escuela.

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Coincidimos en fechas vacacionales entre las fiestas de Dashain y Tihar, las fiestas más importantes de Nepal de las que ya hemos hablado otras veces.

Según nos informó Dani, este curso con todos los problemas generados por el terremoto, las tareas escolares han sido un desastre. Por cierto, el terremoto dejó la huella en el edificio más antiguo, se ven unos cuantos grietas, pero el resto de edificios están en perfecto estado.

Casualmente el primer terremoto les pilló haciendo la inauguración de la pista de baloncesto del pueblo en un lugar al aire libre y sin ningún edificio alrededor. No, nadie resultó herido pero el susto no se lo quitó nadie del cuerpo.

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Segunda parte

El horario del orfanato nos puede sorprender un poco: los niños se levantan a las 6 de la mañana, toman el té y hacen un rato de estudio. A las 9 comen el arroz, el dal bhat, bastante hemos hablado sobre esta comida en los relatos de los trekkings. A las 10 van a la escuela. A mediodía acuden otra vez en el centro, comen algo y vuelven a la escuela hasta terminar la jornada escolar a las 4. Juegan un rato y sobre las seis y media comen el segundo plato de dal bhat. Después vienen las horas de estudio y a las 9:30 todos a dormir.

Durante su estancia los voluntarios realizan actividades de todo tipo con los niños: ayuda en las horas de estudio, juegos, excursiones, trabajos, baños en el río, trabajos de todo tipo… Hay que decir también que el ritmo de vida de aquí y de Nepal no es el mismo. Las horas no pasan igual aquí que allí

El orfanato dispone de unos terrenos con seis edificios: uno que hace de comedor y cocina, dos bloques que son habitaciones, uno de duchas y servicios, otro edificio que se usa de sala de estar y biblioteca con el ordenador y un último edificio, el más antiguo, que en estos momentos está en mal estado por lo que se usa solo de taller. Debemos añadir los lavaderos y gran tendedero cubierto (cada niño se lava su ropa, no hay lavadora). Pensad el tráfico que conllevaba todos los niños entrando y sacando la ropa tendida en época de los monzones. En ese momento, como no había gas, la comida se hacía con unos “fogones” de fuego de leña improvisados con unas piedras fuera en el huerto, junto a las duchas.

A la hora de cocinar el dal bhat, siempre ves a alguien ayudando a las Didis (“didi” significa literalmente hermana mayor), que son las mujeres que están siempre a punto para todo: cocinar, servir, ayudar en cualquier cosa y muchas, muchas veces, hacer de madres siempre con la sonrisa en los labios.

En el resto del terreno podemos ver un campo de fútbol que se lo han hecho los chicos: despedregar-lo nivelarlo y plantar las porterías. Todo lo han hecho ellos.

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Un corral con gallinas, conejos y patos. Dos corrales más, uno para las cabras y el otro con una búfala con su cría que da leche para todos los niños. El responsable de los animales es Kush, un muchacho de 14 años encantador. Sólo tiene un rato libre ya te ves con las cabras o con la búfala.

Su hermano gemelo, Lov, es un manitas. Siempre está con un martillo y cuatro llaves en la mano o con el serrucho haciendo algún trabajo de carpintería. No ha terminado algo que ya piensa qué hará después.

Cuando los chicos te ven que estás haciendo algo, enseguida tienes tres o cuatro que vienen a ayudarte.

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Tercera parte

En ese momento estaban haciendo un cerrado para las cabras y había que hacer unas puertas. Allí está Kul, muchacho de 18 años, serio pero muy trabajador y buena persona, para hacer todo lo que sea de obra. Su mente, en aquellos momentos, estaba en la balsa para los patos que quería construir. Y lo consiguió, però balsa al final se está utilizando para hacer compost.

Otras tareas de los chicos son las del huerto: cebollas, habas, espinacas, frijoles, forraje para los animales…

Si hay que hacer un dibujo para decorar algo allí está el artista: Ramesh. Para los juegos de magia y dispuesto a todo está Rojan. Son dos niños muy especiales, como muchos otros. Me sabe mal no poder nombrar a todos ellos por sus cualidades.

También están los que no paran y están siempre pidiéndote algo a la que muchas veces tienes que decir que no, pero no se cansan de mendigar. Es normal, son niños.

¿Juguetes? ¿Qué juguetes? Los juguetes se los hacen ellos. Primero piensan que van a hacer, después se lo hacen y finalmente juegan. Son tres actividades mucho mejores que cualquier juguete.

Recortando cartón, aprovechando el plástico de unas botellas, cuatro maderas, dos cañas, cuatro papeles… Su cabeza no para.

Son niños con muchas carencias materiales pero la calidad humana de estos chicos te hace replantearte muchas cosas de lo que hacemos aquí, de cómo educamos y el poco valor que damos a las cosas.

¿Problemas? Claro que los hay, pero todo se soluciona poniendo un poco de voluntad de cada uno.

Cabe también destacar la solidaridad que hay entre los más grandes y los más pequeños. ¡Como se ayudan unos a otros!

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Desde estas líneas quiero dar las gracias a todos los niños del Balmandir de Bhimphedi: Jay, Anuj, Arati (Irati, incansable), Ashish, Ashok, Basu, Binita, Bipana, Bishnu, Bishwa, Kamal, Kiran, Manuj (el ratoncito), Sushil, Raju (que no para), Ramraj (Tiago), Ramesh II, Sanu, Saran, Sita, Som, Sujan, Sumit (siempre elegante) y los que he ya he mencionado antes. Para todos, muchas gracias.

Cuando volveré, algunos ya no estarán pero habrá otros nuevos.

También quiero agradecer a todos los que habéis colaborado de alguna manera con el Balmandir de Bhimphedi: colegio Francesc Català de Benicarló y Jaime Sanz de Peníscola, Caixa Rural de Benicarló, Penya Setrill, muchos amigos y conocidos… ah! y a todos los que fueron a la boda del siglo (Marta-Gyan) que se presentaron en Nepal cargados de ropa para el orfanato y llenaron un jeep.

En octubre volveré a Nepal, si alguien tiene algún portátil que lo pueda donar que se ponga en contacto conmigo.

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