El detective Siwakoti

Escrito por Daniel Roig, coordinador de la casa de acogida

Ashok Siwakoti es un joven crecido en la casa de acogida de Bhimphedi. Un chico despierto, divertido, extrovertido, honesto y siempre listo para echar una mano. Como miembro de Amics del Nepal, cada día estoy orgulloso de que hayamos formado y sigamos formando parte de su vida y crecimiento personal.

Ashok ha sido un miembro muy activo a la familia de la casa de acogida de Bhimphedi. Lo recordamos como protagonista de la obra de teatro Sagarmatha (dirigida por Miquel Comas), siendo de los mejores estudiantes de la casa, cantando y jugando con sus hermanos pequeños, ayudando a los voluntarios incluso ¡a traducir la canción «Water Paani» de Mónica Sans!

Hace mucho, mucho tiempo, en un país no muy lejano, había un problema con los desechos, que se podían encontrar por todas partes.
Un día apareció un enorme y misterioso cubo. Todo el mundo estaba asustado, pero también curioso saber que contenía.
Y del cubo apareció el capitán Sagarmatha.
El capitán Sagarmatha, armado con su cutxo (escoba nepalí), con su discurso, …
su ejército de ayudantes y …
las canciones pegadizas cantadas  …
por todo de niños y niñas …
y acompañadas a la guitarra, …
intentó convencer a todo el público boquiabierto, que era el momento de resolver el problema y que entre todos era posible!

El Ashok ya tiene 17 años, y hace dos que ya se independizó y se fue a vivir a Katmandú para proseguir sus estudios. Desde entonces sólo puede venir a visitar a sus hermanos de vez en cuando porque siempre está ocupado con los estudios, con el trabajo o con cursos. Pero cuando nos visita la felicidad de su cara y de sus hermanos y cuidadores es más que evidente.

Yo tengo suerte porque voy a Katmandú bastante a menudo, y así puedo encontrarme con él, charlar y pasar un buen rato. Siempre que llevo alguno de sus hermanos pequeños en algún hospital de Katmandú y deben quedarse algunos días en la capital, Ashok se ocupa de ellos mientras yo hago los otros trabajos que tengo pendientes.

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Ashok y Pemba (en los extremos) cuidando de Lave, que ha venido a Katmandú para una visita médica desde la casa de acogida de Bhimphedi.

Incluso justo después del terremoto, una época difícil en Nepal, Ashok acompañó a Miquel a visitar a las niñas de la casa de acogida de Patan con los que no podíamos contactar por teléfono. ¡Todo estaba bien!

Hace un mes, Ashok hizo posible algo del todo extraordinario. Era un día como cualquier otro. Ashok estaba en el hotel donde trabaja y un compañero de trabajo le dijo que fuera con él a cenar con sus amigos. Ashok enseguida se apuntó.

Charlando y charlando con estos nuevos amigos Ashok explicó orgulloso que había crecido en la casa de acogida de Bhimphedi. Hay tantas casas de acogida en Nepal, hay tantos niños y niñas en situaciones de riesgo… Un chico también tenía una historia que contar: «Del pueblo que vengo yo, una de mis amigas también tiene un hermano pequeño que tuvieron que internarse en una casa de acogida hace más de 7 años, pero perdieron todo contacto… «.

Ashok continuó charlando con este chico, y supo que era del mismo distrito que él, aunque no conocía el pueblo. Hay tantos pueblos y tanto remotos…

Ashok: – ¿Cuál es el nombre del hermano pequeño de tu amiga?
El otro chico: – Ramesh Thami.
Ashok: – ¿¿¿Ramesh Thami??? ¡Uno de mis hermanos de la casa de acogida de Bhimphedi se llama así!

El día siguiente ya tenía el teléfono de la hermana y la llamamos, la chica de 18 años trabaja en Katmandú cuidando de una casa. Su hermano mayor, ya casado y con un hijo, vive en el pueblo en el distrito de Dolkha (uno de los más afectados por el terremoto), y conseguimos también el teléfono de una tía que vive con sus dos hijos en las afueras de Katmandú en una casa hecha de planchas de metal.

Y así es como el detective Ashok encontró, después de 7 años, la familia de los hermanos Ramesh Thami y Som Thami. Los dos hermanos les encanta ahora poder hablar por teléfono con su familia. Antes no tenían nadie a quien llamar. También los llevamos dos días a Kathmandú para que se encontraran en persona, y ahora están del todo entusiasmados con la idea de que las siguientes vacaciones podrán ir a su pueblo de origen y reencontrarse con su hermano mayor y ¡celebrar los festivales todos juntos!

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Momento en que dejo por dos días a los hermanos Thami con sus tíos y primos.
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Momento en que recojo los hermanos, dos días más tarde. Esta vez en la foto sale su hermana.

Gracias detective Siwakoti!

Si quieres saber más sobre el Ashok Siwakoti, lee el texto que escribió para este blog aquí.

Saraswoti Puja

Escrito por Daniel Roig, coordinador de la casa de acogida

Aunque no hay un número fijo de deidades en el hinduismo, hay el concepto popular que hay 330 millones de dioses y diosas. Naturalmente no hay ninguna lista con todos sus nombres, y muchos se consideran diferentes avatares (manifestaciones) de los mismos dioses.

De todos estos dioses, naturalmente, destacan algunos y estos tienen mucha presencia en las vidas y cultura de los nepalíes. Brama (el creador del Universo), Vishnu (el preservador o protector del Universo) y Shiva (el destructor o juez del Universo) forman el «Trimurti», los tres aspectos del Dios universal supremo. Estos tres aspectos simbolizan todo el círculo del «Samsara» en el hinduismo (el ciclo de reencarnación).

Paralelamente, y no de menor importancia, están las tres diosas y consortes de los Trimurti. Saraswoti (diosa del intelecto y el arte), Laksmi (diosa de la prosperidad) y Parvati (diosa de la fertilidad y el amor) forman el «Tridevi».

Saraswoti es la diosa de las artes, la creatividad, el intelecto y las letras. En casi todas las zonas de templos en Nepal se puede encontrar un pequeño templo independiente dedicado exclusivamente a esta diosa. La podrás reconocer por sus cuatro brazos, sentada sobre una flor de loto, vestida con un «sari» blanco. A menudo aguantando un libro y una vina (instrumento de cuerda). Su vehículo es un cisne.

El día de culto a Saraswoti (Saraswoti Puja) se considera el final del invierno y es muy celebrado en Nepal. La gente cree que este día es el mejor día para empezar a aprender algo. Padres y escuelas llevan los niños pequeños a los templos dedicados a Saraswoti para que escriban sus primeras letras en las paredes con una tiza.

En este día los estudiantes veneran los libros, bolígrafos, libretas… Los músicos rinden culto a sus instrumentos y los artistas a sus herramientas.

En las escuelas de Bhimphedi también celebraron este día tan especial. Los profesores y alumnos hacen una ceremonia y a todos se le ofrece algo de comida en honor a Saraswoti.

Cada año se celebra de forma especial en la escuela comunitaria donde se invita a todos los padres y se hacen bailes y se dan los premios a los mejores estudiantes del curso anterior: Los tres alumnos con mejor notas de cada clase, el alumno con menos ausencias, el alumno más limpio…

Este año bastantes niños de la casa de acogida participaron en los bailes (Basu, Samir, Raju, Sarita, Purnima, Sumit, Santa, Bishnu y Ramesh) y también recibieron algunos premios: Basudev, Raju, Sushil y Bishnu por sus notas y Manuj, Bishnu (de nuevo) y Ashish empatados con la mejor asistencia, perdiendose sólo 2 días de los 209 de clase. Esperemos que el próximo año sea aún mejor.

Pequeña excursión alrededor de Bhimphedi

Escrito por Nicolas Gautier, voluntario en la casa de acogida.

El domingo 29 de enero era un día festivo: Shahid Diwa (el día de los mártires) conmemoración a cuatro jóvenes revolucionarios pro-democráticos que protestaban contra el régimen Rana y fueron ejecutados en 1941 (Shukraraj Shastri, Dharma Bhakta mathema, Gangalal Shrestha y Dashrath Chand).

Nosotros aprovechamos este día festivo para estirar las piernas por los senderos alrededor de Bhimphedi. Una vez el picnic y las botellas de agua estaban en las mochilas, 13 de nosotros nos pusimos de camino hacia las colinas.

La excursión que hicimos por Suping y Jamire tiene unas vistas magníficas, que intentaremos compartir con vosotros con algunas de las fotografías que tomamos:

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Ramesh y Manoj después de cruzar el puente de Bhimphedi.
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¡Som está sediento! pero mejor no beber agua de las fuentes…
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¡Samir siempre está contento de posar por la foto!
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Nuestra expedición no pasó desaspercibida en Suping.
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Una de las casa de Suping.
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Cruzando el puente de Suping.
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Algunos aldeanos de Suping no se tomaron el dia de fiesta.
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Ashish en el camino entre Suping y Jamire.
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Ramesh y Anoj de camino a Jamire desde Suping.
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Bhimphedi desde arriba.
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Es el momento del picnic en Jamire: Sarita y Kiran.
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¡Basu está hambriento!
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El equipo excurisonista (de izquierda a derecha): Som, Ashish, Raju, Basu, Samir, Anoj, Manoj, Ramesh, Purnima, Sarita y Kiran.

La vida en Bhimphedi y Kathmandú

Escrito por Ashok Siwakoti, beneficiario de Amics del Nepal

Viví en la casa de acogida de Bhimphedi Durante 12 años. Tenía sólo 5 años cuando me llevaron de la casa de acogida de Naxal en Katmandú. Al principio la casa de acogida era gestionada por el mismo gobierno, pero unos años más tarde la gestión fue transferida a la ONG Amics del Nepal que todavía se hace cargo ahora. Todo empezó a ir bien en ese momento (comida, instalaciones, el entorno…). Todos estuvimos muy contentos del cambio.

Antes no habíamos visto muchos extranjeros. Como el año nuevo llega una vez al año, también venía un extranjero una vez al año en Bhimphedi. A partir de ese momento empezamos a conocer más y más extranjeros y tener buenas conversaciones con ellos. Mejoramos mucho nuestras habilidades de comunicación y de inglés.

Pocos años más tarde, Amics del Nepal comenzó a enviar voluntarios de forma regular. Estos voluntarios enseñan muchas cosas a los niños y niñas y organizan muchas actividades. Cada año nuevos voluntarios vienen y algunos de los antiguos regresan. Cada año nuevos proyectos para el desarrollo y mejora de la casa de acogida y del pueblo se llevan a cabo.

Vivir en Balmandir era genial. Allí tenía muchos amigos y vivíamos todos como una familia. Allí celebrábamos todos los festivales y aniversarios, bailábamos y cantábamos, nos ayudábamos y nos peleábamos a veces también. Pasé los mejores momentos de mi vida y guardo recuerdos fantásticos.

La vida es muy simple y divertida a Balmandir. Tras despertarse y tomar leche o té con leche estudiábamos un poco. Entonces, después de comer el «Dalbat» íbamos a la escuela. Hacia las cuatro era hora de jugar. A las seis comíamos «Dalbat» de nuevo y después de hacer los deberes y estudiar nos poníamos a dormir en nuestras literas. Esta era la rutina cuando vivía allí.

Con el cuidado del personal y el amor de mis hermanos y hermanas, era suficiente para mí para ser feliz. Siempre me he sentido como en casa en Balmandir y siempre lo sentiré así. Es un lugar magnífico para vivir.

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Ashok, de pequeño, con algunos de sus hermanos y hermanas en la casa de acogida de Bhimphedi.
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Y saltando de tejado en tejado.

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Podemos quedarnos allí hasta terminar clase 10. Algunos de los chicos terminan cuando tienen 19 años, algunos con sólo 15. Yo tenía 15 cuando terminé y en ese momento me fui a vivir a Katmandú para una nueva vida.

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Hace dos años, Ashok listo para dejar la casa de acogida con destinación a Katmandú para proseguir sus estudios.

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Tras dejar Balmandir me sentía como un recién nacido, no sabía nada. Todo era muy diferente fuera. Mi estilo de vida cambió radicalmente. Nueva casa, nueva ciudad, nueva gente, nueva escuela, nuevo entorno, una vida diferente en la que a menudo me sentía solo y asustado, al comienzo. Pero Amics del Nepal tiene personal para hacer nuestro seguimiento una vez salimos de la casa de acogida. Dani continuó encontrándose conmigo regularmente para darme información sobre todo ello, motivandome, aconsejándome, dándome apoyo económico cuando era necesario y promoviendo mis ideas. Me ayudó a encontrar lugar para vivir, trabajo, instituto y muchas más cosas que se necesitan para vivir independiente. De esta manera no me sentí tan solo ni indefenso.

Pero en aquel momento hubieron los grandes terremotos en Nepal y la vida se volvió más peligrosa y difícil. El bloqueo comercial que duró 8 meses tampoco ayudó… Era casi imposible cocinar porque no había bombonas de butano en ninguna parte, y la luz la cortaban más de 12 horas al día.

Amics del Nepal también me ayudó en ese momento, y siempre estaré agradecido por ello. Hice un curso en EduLift antes de empezar el bachillerato. También he hecho un curso de cocina en Cocina Mitho Chha y un curso de informática. Y aún practico cocinando cada día y utilizando uno de los ordenadores que nos cedieron a Amics de Nepal el programa UPC-reutiliza.

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Ashok en el curso de cocina de Cocina Mitho Chha.
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Recibiendo el certificado del curso de cocina.
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Trabajando de camarero en la fiesta en el parlamento para celebrar la aprobación de la primera constitución de Nepal.

Empecé a estudiar en un instituto privado tras conseguir una beca. También empecé a trabajar, al mismo tiempo, haciendo de portero en un edificio. Era un trabajo fácil pero donde no aprendía mucho, estaba mucho rato solo y no tenía vacaciones.

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Ashok en su primer trabajo.
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El instituto dónde Ashok estudia bachillerato.
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En el momento de las inscripciones de bachillerato.
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Comprando los libros de bachillerato.
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Y el uniforme.
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Listo para empezar bachillerato en adiministración de empresas en el instituto SANN.

Así pues, después de casi un año, decidí cambiar de trabajo y me contrataron en «Un Día Blanco Eco Inn Guest House» donde los voluntarios de Amics del Nepal suelen alojarse cuando están en Katmandú. El trabajo no es difícil pero si que aprendo muchas cosas nuevas. Y tengo mucho más tiempo libre. Ahora estoy disfrutando de mi trabajo y mi vida. Los estudios también bien.

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Foto actual de Ashok, que está terminando bachillerato y trabajando de noches en el hotel Un dia blanco.

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Hace un par de meses empecé a aprender a tocar la guitarra también. Mónica, de Amics de Nepal, lo hizo posible. Me dio una guitarra y me encontró un músico para que me hiciera clases. Estoy disfrutando mucho de las clases y de mi guitarra.

¡Siempre estaré agradecido a Amics de Nepal!

guitarra

La invasión de los «Sock Monsters»

Escrito por Nicolas Gautier, voluntario en la casa de acogida.

Desde hace algunos días se producen fenómenos extraños en Balmandir. Podríamos pensar que nos encontramos en una película de ciencia ficción, pero es del todo cierto. Aterradoras y desconocidas criaturas (nunca vistas hasta hoy) aparecen por todos los rincones de la casa de acogida. Medio-calcetín, medio-insecto, ¡los llamamos los Sock Monsters!

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Los «Sock Monsters» aparecen por todos los rincones de la casa de acogida…en el columpio…
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…en la sala de estudio…
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…en la sala de los ordenadores…
samir
…en los dormitorios…
bishwo
…en la cocina…
sarita
…en los arbustos.
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¡TERRORIFICOS!

De acuerdo… es una broma… los Sock Monsters no són mas que unos calcetines viejos, unas pocas telas de colores, lana y hilos, botones, papel de periodíco y mucha imaginación!!!

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Alu chop

Escrito por Joana Alsina, voluntaria de la casa de acogida de Bhimphedi.

Los sábados los niños se dividen en tres grupos. Uno ayuda en el huerto, otro se encarga de limpiar y el tercero se encarga de cocinar la comida. ¡Y qué comidas más buenas! Cada sábado por la mañana, el gran tema de conversación es que habrá para comer: momos, crepes, rotis, panipuris, samosas, croquetas, empanadas, pakaudas… y este sábado ¡alu chop, la croqueta nepalí!

¿Estáis preparados para intentarlo?

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Ingredientes:

  • 5 Patatas
  • 2 cebollas
  • Harina de garbanzo (Besan)
  • Masala (mezcla de especies)
  • Cilantro
  • Jengibre
  • Guindilla
  • Ajo
  • Agua
  • Sal
  • Aceite

Preparación:

  •  Limpiar las patatas y ponerlas a hervir a la olla presión. Cuando ya están cocidas las pelamos y las desmigagamos con las manos.

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  •  Pelar las cebollas y cortarlas en finas lunas. Trocear el ajo, el jengibre el cilantro y añadirlo a la mezcla,  junto con la sal y las especies.

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  •  Mezclarlo todo muy bien con las manos porque no queden trozos de patata.

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  •  Hacer croquetas con la pasta.

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  • En otro bol preparar la mezcla para rebozar los alu chop. Poner agua y vamos añadiendo la harina de garbanzo. La mezcla tiene que ser bastante líquida, puesto que los alu chops se sumergen y después se ponen a freír a la sartén.

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Y ya están listos para servir y comer calientes.

¡Buen provecho!

Viages de fin de curso

Escrito por Daniel Roig, coordinador de la casa de acogida

Nepal es un país geográficamente muy diverso e interesante en el que podemos encontrar las montañas más altas del mundo (la Zona de los Himalayas), montes de 3000 metros de altura con vegetación frondosa (la Zona de los Montes) y también planicies que recuerdan a las selvas Indias (la Zona del Therai). Estos días nueve de los niños de la casa de acogida han podido visitar algunos de estos sitios con sus amigos de la escuela:

Viaje de 5º a Chitwan – el Therai y la naturaleza

Quinto de primaria es el último curso que los niños de Bhimphedi pueden estudiar en la escuela comunitaria. A partir de sexto o estudian en la escuela pública o bien tienen que ir a estudiar a otro lugar (opción elegida por todos aquellos que se lo pueden permitir).

Por esta razón cada año la escuela comunitaria organiza una excursión de un día para despedir a los alumnos que durante 7 años han estudiado en esta escuela propiedad de la comunidad de Bhimphedi. Este año los 3 niños de la casa de acogida que estudian quinto han sido especialmente afortunados, porque han ido a visitar el parque natural de Chitwan donde han podido ver otro Nepal que no conocían: las planicies selváticas donde se pueden encontrar elefantes, cocodrilos, ciervos, rinocerontes de un solo cuerno…

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Algunas de las niñas de quinto con su maestra Manisha.
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Ya en el autobús preparados para el viaje de tres horas.
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En Sauraha, entran a la selva a lomos de unos elefantes.
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desde encima de los elefantes pueden ver preciosas vistas,
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cocodrilos y
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rinocerontes de un solo cuerno, sin ningún miedo.

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Ya de noche, en el autobús de vuelta a Bhimphedi, todo el mundo cantó y bailó.

Viaje de 10º a Pokhara y Gorkha – Los Himalayas y la historia

Los estudiantes de décimo, el equivalente a cuarto de ESO, que ya se preparan para los exámenes finales, organizaron un viaje de sólo una noche fuera para no afectar su estudios. Pero no creáis que esto les impidió hacer un plan de lo más ambicioso: coger un autobús y hacer 8 horas de viaje hasta llegar a Pokhara a los pies de los Annapurnas. Desde el lago a 800 metros de altitud se pueden ver las montañas de 8000 metros de altura.

Pero sería una lástima volver directos hacia Bhimphedi, así que el día siguiente hicieron 6 horas más de autobús hasta la ciudad de Gorkha, una ciudad histórica:

Prithivi Narayan Shah (1723-1775),, rey del pequeño reino de Gorkha, conquistó muchos de los mini-reinos de alrededor y se dirigió despacio hacia el valle de Katmandú. Allí empezó a conquistar los reinos de alrededor para poder hacer un bloqueo en el valle. La impaciencia le llevó a intentar dos ataques en la ciudad de Kirtipur, situada en una colina desde el que planeaba el ataque final en el valle de Katmandú. Pero en ambos casos perdió pagándolo caro en sus filas. Finalmente consiguió que la ciudad de Kirtipur se rindiera por falta de abastecimiento de agua y comida. Pero el rey no fue clemente y cortó las narices de todos los hombres de la ciudad.

Desde Kirtipur Prithivi Narayan Shah sometió a las otras ciudades del valle, estableciendo un solo reino suficientemente poderoso para mantenerse fuera de la influencia británica, a diferencia de los reinos en la actual India.

Ya satisfechos y agotados, hicieron unas 10 horas más de carretera de curvas para volver a Bhimphedi. Al día siguiente la clase de décimo estaba vacía.

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De camino a Pokhara, tocando la guitarra en el autobús.

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Podéis ver los Anapurnas y el Machapuchare en el fondo de la foto.

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Vista de las escaleras que llevan al castillo de Gorkha.

Viaje de 6º, 7º y 8º – Las colinas y la religión

Los niños y niñas de sexto, séptimo y octavo decidieron que no querían ser menos y se han preparado también su picnic particular. Es muy común que familias, escuelas, vecinos o grupos culturales organicen excursiones de este tipo de un solo día: cogen un autobús para ir a visitar un templo. Y allí, cerca del templo se ponen a preparar una buena comida con fuego de leña. Y naturalmente no falta un buen altavoz donde ponen música de Bolliwood y se ponen a bailar y cantar para bajar la comida.

Vida y religión, comida y celebración, baile y canción. Los nepalíes son capaces de mezclar como nadie modernidad y tradición.

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Por el resto de niños y niñas de la casa de acogida no sufráis, que quizás no han ido de excursión, pero también nos lo pasamos bien y sobre todo comemos bien! Mirad qué pinta que tienen estas croquetas de pollo:

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Sueños de colores

Escrito por Nicolas Gautier, voluntario en la casa de acogida.

Cuando llegué a Katmandú, visité una tienda de papel muy auténtica en el barrio de Thamel. Al interior habían bonitas decoraciones de papel y cartón. Entre ellas, me llamaron la atención las guirnaldas con forma de estrella. Me pareció una buena idea hacer lo mismo con los niños de Balmandir.

Al llegar a Bhimphedi, descubrí la casa de acogida. Esta primera impresión reforzó mi idea, los dormitorios de los niños estaban poco decorados. Así pues empezamos a preparar la actividad, però no quería hacer solamente estrellas. Dibujé varias formas para que cada niño escogiera la que más le gustara.

Varias etapas son necesarias para confeccionar estas guirnaldas:

1- Escoger una forma según su preferencia teniendo en cuenta el nivel de dificultad de la guirnalda.

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2- Reproducir 8 veces la forma con exactitud.

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3- Recortar estas formas.

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4- Colorear.

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5- Escoger un cordel de color y perlas artificiales para decorar la guirnalda.

6- Hacer nudos, poner las perlas artificiales y pegar las formas.

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Manoj haciendo nudos para acabar su guirnalda en forma de árbol

7- Colgar la guirnalda en su dormitorio.

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Anoj y Samir con sus guirnaldas en forma de sol y pájaro
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¡A Santa le gustan los pájaros!

¡Ahora, sus bonitos colores alegran sus noches!

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¡Zzzzzzzzzzzzzz!

Un cuento de Navidad: El niño que sobrevivió

Escrito por Cristina Morales, miembro de la Junta Directiva de Amics del Nepal, con la colaboración de Miquel Comas y Daniel Roig.

Dibujos realizados por Ramesh Syantang, niño de 14 años de la casa de acogida de Bhimphedi, que ha convivido más de 10 años con Jay.

Jay tiene una sonrisa que te atrapa y ya no te deja, te rodea y te lleva hasta la nube más alto, cielo allá…

Ahora ya es uno de los grandes en la casa, donde se hace querer por todos: ayuda a la cocina, los más pequeños, siempre listo para jugar al fútbol, más que para hacer deberes… con un aire despistado, de veces parece que juega a hacer ver que no sabe si va o si ya vuelve; no habla mucho, pero su mirada es noble como el agua de los ríos del Himalaya.

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Jay con un amigo, estudiando, jugando y durmiendo en el templo de los niños de Bhimphedi.

Llamarse Balak no le gusta a Jay. No es su apellido, pero es el nombre que la policía le dio cuando lo encontró, significa «niño», y significa que la persona que lo lleva no tiene origen ni casta conocidos, es un estigma… Por eso decidió cambiarse el nombre y se puso Anish Rana

A veces, Jay/Anish se pregunta por qué vive desde hace 14 años en Balmandir, la casa de acogida de niños y niñas, en Bhimphedi. Algunas noches, mientras escucha las confidencias y risas de las cuidadoras, que trajinan con los utensilios en la cocina cuando todo el mundo casi duerme, mira el cielo limpio y lleno de estrellas cercanas, y sueña despierto: en algún lugar, quizá en las montañas, a lo mejor en las llanuras calurosas del Terai, ahora mismo hay una mujer que mira el mismo cielo nepalí, recordando un hijo que perdió hace tanto tiempo…

Jay se ha hecho mayor, ha llegado la hora de dejar la casa e iniciar una nueva vida. Lleva con él el regalo de la solidaridad: una educación, una infancia en un entorno de seguridad, de alimentación apropiada, de cuidado personal, afectos, amigos, y una clase diferente de familia: la de Amics del Nepal, que trabaja, con la ayuda de tantas personas de buena fe, para que Jay y tantos como él tengan más oportunidades en el futuro.

Como condición para poder integrarse en la sociedad, y encontrar mejor trabajo para ser independiente, hay que hacerse el carné de identidad nepalí. Sin saber cuáles son los orígenes de una persona, este proceso es muy complicado. Jay/Anish lo tiene muy difícil para poder conseguir su DNI…

Rebuscando por los lejanos recuerdos aún guardados en su memoria, de repente, un día de este otoño, Jay/Anish pudo decir al director de la casa de acogida, Krishna, un nombre que le recordaba su lugar de origen: “…laghara…”.

Y con este nombre, Krishna, decidió lanzarse a la aventura de ir a todos los pueblos que tuvieran un nombre parecido a «Laghara» próximos al cuartel donde lo encontraron pequeño, para intentar la arriesgada y alocada tarea de encontrar algún familiar del chico. Horas y horas de autobús, tres días frenéticos de visitas a oficinas de policía, de preguntas a personas de las diferentes comunidades, a oficiales de las administraciones locales…

Una noche, una familia de un pueblo a tres horas caminando, llega al cuartel de policía. Han oído las noticias de este joven reencontrado. ¿No será el hijo que perdieron hace 14 años mientras acompañaba a su madre a cortar hierba para la búfala?

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Jay, gracias al director de la casa de acogida de Bhimphedi, Krishna Pudasaini, se reencuentra con su familia en el lejano oeste.

Las marcas detrás de la oreja y en la mano no engañan, tampoco las facciones… es un milagro! toda la familia se pone a llorar de alegría. ¡Al día siguiente más y más gente del pueblo viene a la comisaría para ver con sus propios ojos el niño que sobrevivió!

Hace 14 años, una madre salió con su hijo de 3 años para ir a cortar hierba para su ganado. Es un trabajo muy común en Nepal, todo el mundo que lo ha visto ha quedado desconcertado observando las mujeres nepalíes cargando con el frente montañas de hierba y subiendo camino arriba como si no fuera un trabajo sobrehumano… El nombre de este niño que acompañaba su madre era Dipendra Malla, hijo de Jay Malla.

Pero ese día sucedió un hecho inesperado que cambiaría la infancia de este niño. En un momento de distracción, ¡perdió de vista a su madre! El niño caminó y caminó, pero no la volvió a encontrar a su madre. Finalmente llegó a una zona urbana, donde la policía lo recogió, pero él sólo fue capaz de decir: «Jay»…

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Jay, después de perderse en el bosque, caminó y caminó hasta que llegó en una zona urbana dónde hay una caserna de policía.
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La policía lo recogió de la calle.

Su familia lo estuvo buscando durante semanas, pero finalmente tuvieron que aceptar la trágica «realidad», su hijo estaba muerto. No tenía sentido seguir buscando, y mucho menos ir a la ciudad, a tres horas de camino, para hablar con la policía, en aquella época había una guerra civil entre los gobernantes y los maoístas, y moría tanta gente…

La policía etiquetó a Jay como niño abandonado, le puso el apellido «Balak», pusieron anuncios en los periódicos pero nunca fue reclamado, por lo tanto fue trasladado a la casa de acogida de Bhimphedi, donde ha vivido durante 14 años bajo la tutela de NCO y Amics del Nepal.

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Al no recibir ninguna respuesta al buscar su familia, lo dejaron en la casa de acogida de Bhimphedi.

Pero ahora, en un día cualquiera de otoño, parece que la vida ha querido premiar la firme decisión de los responsables de la casa de acogida de ayudar en Jay/Anish/Dipendra a encontrar su origen, y el chico de sonrisa cautivadora ha pasado de ser huérfano a tener madre, padre, dos hermanos y una hermana y tíos, primos… todos muy felices y sorprendidos del evento!

Dos meses después de ese día, Jay ya tiene DNI, se llama Anish Malla, y está haciendo todos los pasos para poder corregir la información en el certificado de la ESO e incluso ha estado a tiempo de inscribirse para estudiar primero de bachillerato en la ciudad más cercana al pueblo de su familia.

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Jay ha encontrado sus padres.

Este cuento de Navidad es una historia real, que se añade a otras que hablan de niños y niñas, chicos y chicas, como la Susmita Syantang, la Bipana Khadka, o los hermanos Som y Ramesh Thami, que, gracias a la incansable labor de los responsables de Balmandir-Bhimphedi-Amics del Nepal, han conseguido el regalo más importante: reencontrar sus raíces, reconciliarse con sus orígenes y ser personas únicas, importantes y queridas por su familia.

En nombre de todo el equipo de Amics del Nepal os deseamos lo mejor para esta Navidad 2016, y que el año nuevo sea feliz y solidario.

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Jay hará volar un cometa cielo arriba.
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Jay uniformado para ir a la escuela, en su último año de secundaria obligatoria.
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Jay liderando su grupo en un juego de equipos en la casa de acogida.
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Y con la cara llena de harina después de una prueba del juego.
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Cargando con algunos de los hermanos pequeños de la casa de acogida.
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De escursión por las montañas de Bhimphedi.
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Ayudando con trabajos en la casa de acogida.
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Con una «tica» celebrando un festival nepalí.
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Cuando acabó la educación obligatoria trabajó de cocinero y también en el proyecto de construcción antiseismica Awasuka.

 

Granizo y los Reyes Magos para empezar el 2017

Escrito por Daniel Roig, coordinador de la casa de acogida

El 2017 ha comenzado movido en Bhimphedi en cuanto la meteorología. Hacía tres meses que no llovía una gota, desde que se terminó la época de lluvias. Pero el día 1 de enero, por sorpresa cayeron cuatro gotas y algo de granizo. Pero eso no fue nada comparado con lo que nos esperaba al día siguiente.

Después de una mañana soleada como todas, a la una y media del mediodía, sin ningún aviso se nubló en un santiamén y comenzó a llover, no sólo lluvia, también granizo. Dos horas sin parar que impidieron dar clase porque las escuelas tienen todas tejados de metal y hacen mucho ruido. Y a muchos huertos se dañaron algunas cosechas, como nuestras habas en la casa de acogida.

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Pero estábamos preocupados por si nuestro invernadero aguantaría este bombardeo de piedra de hielo. Así que paró de llover todos los niños fueron corriendo a mirar el invernadero, y constataron que había aguantado bastante bien, y que además, encima del plástico guardaba una buena diversión para ellos. Montones de granizo que esperaba ser cosechado para fabricar el muñeco de «nieve» de Bhimphedi!

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Tras la granizada aparte del hermoso arco iris doble, la temperatura bajó mucho. A Bhimphedi no hace mucho frío normalmente, aquí en el valle no nieva nunca. Como no hace mucho frío, no estamos muy preparados para el frío, no utilizamos estufas ni chimeneas en las casas, ni tampoco están muy bien aisladas.

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Por suerte, ¡a Balmandir nos habían llegado los reyes magos! Una expedición de “treckers” ha llegado a Nepal a través de Tarannà Club de Viajes; y dos de los miembros de la expedición Ana y José contactaron con Amics del Nepal hace unos días para hacernos llegar cuatro bolsas enormes llenas de ropa de invierno, estuches, globos…

Los estuches y globos los iremos utilizando para celebrar los cumpleaños, pero la ropa de invierno ha llegado en el momento justo. Por la noche, después del granizo, giró viento frío, y los niños, uno por uno, iban viniendo al despacho donde tenemos el material para elegir un abrigo y unos calcetines gruesos. ¡Muchas gracias reyes magos y que disfrutéis del Himalaya! ¡Nosotros ya estamos preparados para el invierno!

Desde la casa de acogida de Bhimphedi esperamos que todos vosotros también hayáis tenido unas muy felices fiestas y tengais un 2017 lleno de felicidad!

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Las cuidadoras Maya y Beli vestidas con sus nuevas batas.
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Algunos de los chicos del centro con sus nuevos abrigos traidos por los «reyes magos».
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Manisha con algunos niños preparando el cumpleaños de Kiran.
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Kiran a punto de soplar las velas.
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Bijay le da el regalo de aniverario a Kiran. La mujer de Bijay trabaja en Maiti Nepal, la ONG que rescató este niño de la calle y que lo admitieron en la casa de acogida de Bhimphedi. Desde entonces la han ido siguiendo y en Kiran los considera su familia.
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Kiran mirando sus regalos de cumpleaños, entre ellos un estuche lleno de material de librería donado por los «reyes magos».

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Mientras los niños comian el pastel, fruta y caramelos de cumpleaños, Kiran les tocó canciones. Un cumpleaños muy bonito.

www.amicsnepal.org/bhimphedi