Kush y Maya didi argumentan que tener patos sería muy buen proyecto: «Comen arroz y gusanos (no necesitan que les compremos comida), les gusta el agua y por lo tanto no tienen problemas con las lluvias del verano (monzón) y los huevos son muy valorados (tres veces más caros que los de gallina) especialmente en fin de año nepalí, mediados de abril.
Así pues, esta vez vamos a Hetauda con la misión de traer 6 patos, 2 machos y 4 hembras. Parecería una misión bastante sencilla, pero con la experiencia que tuvimos con las gallinas ya no nos fiamos, aunque nos han dicho de un lugar donde nos los pueden vender.
Tomamos un triciclo eléctrico y en marcha! Ostras, es más lejos de lo que pensaba, después de 15 minutos aún no hemos llegado. Finalmente el triciclo entra por un camino, alrededor hay una piscina enorme. Ram nos cuenta que es una piscifactoría. En la entrada de lo que parecen las oficinas hay una mujer que nos da la bienvenida. Enseguida le preguntamos donde podemos conseguir nuestros seis patitos. Nos mira como si le estuviéramos pidiendo polluelos de colibrí… pero por todas las calles de Bhimphedi o Hetauda se ven gallinas y patos paseando… no puede ser tan difícil conseguir 4 hembras y 2 machos… Ram insiste en que deben haber patos en este centro, que nos han dicho que alguien los había comprado aquí… No, sólo tienen peces…
Volvemos con el mismo triciclo y vamos parando y preguntando. Todo el mundo nos mira como si estuviéramos pidiendo polluelos de colibrí … Me parece que no lo conseguiremos… ¿Y si vamos al mismo lugar donde compramos las gallinas? 15 minutos más de triciclo eléctrico.
Llegamos a nuestro destino y pedimos donde se pueden comprar patitos… Nada, como si pidiéramos por colibrís… ¿cómo puede ser tan difícil? Entramos en otro de los patios, no hay nadie, pero de un rincón aparecen 5 patitos corriendo juntitos. Ostras! Salimos todo animados y preguntamos donde están los propietarios del patio (y lo que es más importante, de los patitos). De un cuartito oscuro sale una didi. Ya casi lo tenemos! Nos dice que los polluelos cuestan 175 rupias cada uno (un euro y medio). «Trato hecho! Nos llevamos los cinco!» (queríamos 6 pero 5 está bastante bien!). «Oh, pero ¿cuántos de los cinco patitos son hembras?». Vaya… no lo sabe¿? Son demasiado pequeños para diferenciarlos… No importa, los ponemos en una caja y para casa! Suerte que los hemos encontrado, no podíamos volver a la casa de acogida sin patos, había demasiada expectación!
Así que llegamos a la casa de acogida y todo el mundo está entusiasmado. Para no estresar a los patitos, no dejamos entrar a los niños en la zona de los animales, y lo miran desde la distancia. Colocamos los patos a su nueva casa. Me giro y no veo a ninguno de los niños pequeños. Qué raro… ¿se habrán enfadado?
Al cabo de un rato llega uno de los niños pequeños con un plato. Detrás suyo todos los otros niños con caras expectantes. El niño nos enseña el plato, está lleno de gusanos para los patitos! Se lo han ganado. Ya pueden entrar a verlos. Kush, el experto de los animales les da de comer y los demás se lo miran desde la puerta.
Al día siguiente los patitos ya corren por patio y ya se encuentran como en casa. Qué diferencia con las gallinas que aún casi ni se atreven a salir de su gallinero.
Pero un par de días más tarde ya se ve que hay algo que no va bien… dos de los patitos no caminan con los demás. Sólo se sientan y descansan…
Sólo nos quedan tres patitos… ¿Se habrán muerto por el frío? Quizás eran demasiado pequeños para mojarse… O quizás los hemos toqueteado demasiado… Los niños deciden que los patos necesitan una caja como la de las gallinas y que de momento sólo Kush los cuidará.
Afortunadamente, dos semanas más tarde todavía nos quedan tres patitos, y ya son bastante grandes! Me parece que estos nos darán huevos! si hay alguna hembra… si no al menos comeremos pato a la naranja!