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La dentista Sole en la casa de acogida

Soy Soledad Paredes, de Chile y soy Dentista. Estoy aquí en la casa de acogida Bhimphedi, para realizar actividades de promoción y prevención dental (como primera fase), para introducir a los niños algunos conceptos de salud oral.

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He aprovechado el sábado que es un día sin Colegio, para iniciar las actividades…

Comenzamos con una competencia, para aclarar 3 conceptos importantes: para que se usan los dientes, como mantener nuestros dientes saludables y que es malo para nuestros dientes. Utilizando posters que ellos mismos han confeccionado y tarjetas con los conceptos, han competido en dos equipos (hombres contra mujeres), para ver quien le acierta a colocar mas conceptos en la pregunta correcta. Resultado de la competencia: las niñas han ganado y están muy felices!

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Después según las edades se realizaron diferentes actividades, para mostrar que utilizamos para lavarnos los dientes y además hemos introducido conceptos nuevos para que entiendan de que hablamos (fluor, caries, cavidad, etc). Dentro de las actividades se encontraban: pintar laminas, unir los números y unas sopas de letras. Con estas ultimas hasta los más grandes se han entusiasmado, y los mas pequeños han quedo encantados con los dibujos.

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Y así se nos ha pasado la tarde… y las actividades que teníamos planificadas para dos días se han ido en uno y han pedido más actividades para la próxima. Así que todo un éxito el día de hoy !!!

Mar en la casa de acogida

Un pequeño escrito de Mar, una voluntaria de Amics del Nepal en Bhimphedi

Había una vez una chica con ganas de conocer Nepal; su gran sueño. Cuando llegó la hora de la verdad, viajaba una vez más a la ventana del avión.
El impacto fue tal que ya nunca más nada sería igual.
Después de hacer un poco de turismo por el país con dos compañeras de la misma colla castellera… se volvió a quedar solita. De nuevo, esta vez pero con fiebre. Esta vez no estaba en un país tropical, el paraíso quedaba muy lejos. Esta vez tenía ganas de abandonar y volver. Un sentimiento nuevo.
Luego, llegó a Balmandir, «el templo de los niños». El objetivo era colaborar ayudando a 30 niños de todas las edades, abandonados por sus padres. Lo que ella no sabía era que ellos la salvarían a ella.

Un mes en Bhimphedi (un pueblo perdido en un valle escondido y lejos de la bulliciosa Katmandú) y me parece como si hubiera llegado la semana pasada … y es que cuando estás a gusto en un lugar las horas vuelan. En Balmandir (Templo de los niños en nepalí) no existe el aburrimiento, siempre hay algo que hacer; manualidades con los más pequeños, ayudar en el huerto, pelar la verdura con las «Didis», jugar volley con los mayores, construir un canal de agua, estudiar en la biblioteca, hacer juegos, ir de excursión al río …
He viajado por toda Asia, pero como Nepal no hay nada. Me impactó desde el primer momento y ya nunca más nada volverá a ser igual.

Os dejo algunas imágenes de estos días de invierno inolvidables!

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El dia de Shivaratri

La gran noche de Shiva es una de las fiestas más Populares de Nepal. Se celebra des de hace dos mil años. Shiva representa entre otras coses, la destrucción, la pasión desenfrenada, el sexo, las miserias humanas y todo lo terrenal. También está relacionado con la fertilidad y, en consecuencia, también se considera el dios de la creación. Es una festividad popular hindú de la India y Nepal.

Como todas las fiestas nepalíes, no hay una fecha fija de celebración porque dependen de los ciclos lunares. Shivaratri generalmente se celebra durante nuestro mes de febrero y el mes de “Falgun” para los nepalíes.
Existen muchas historias sobre el origen de Shivaratri… y es un día especial para las mujeres ya que las que están casadas acostumbran a rezar por el bien de sus Hombres e hijos. Las solteras piden encontrar un buen marido. Los más devotos ayunan y permanecen despiertos toda la noche.

Uno de los lugares más interesantes de esta noche es Pashupatinath (Kathmandú) que se convierte en uno de los centros de peregrinación para los fieles. Durante esta noche centenares de personas se reúnen en este templo para adorar el dios de la destrucción.

Horas de larga espera para hacer ofrendas a Shiva. Se hace una gran hoguera y sorprendentemente, solo durante este noche, está permitido la consumición de Cánnabis.

En Balmandir, pasamos un gran día todos juntos. Niños y niñas fuimos a la montaña para recoger piñas y madera para hacer una gran hoguera en la noche.

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Durante todo el día pequeños y grandes trabajamos para poder tener la hoguera más grande de todas!
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Un gran día todos juntos por el valle de Bhimphedi.

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Cuando fue el momento de la verdad, nos reunimos todos alrededor del fuego. Un gran día todos juntos por el valle de Bhimphedi debajo de las estrellas.

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También pudimos disfrutar de un plató muy especial. El famoso plató “Alua”: Verdura exquisita calentitos al lado de la gran hoguera.

Grupos de trabajo

En Nepal el sábado es el único día festivo. Pero no penséis que por esta razón los niños van más días a la escuela o las oficinas abren más que en otros países, todo lo contrario, siempre hay una buena razón para hacer un día de fiesta: un festival, una huelga general, una competición deportiva, la celebración de alguna cumbre…

Nepal es un país relativamente pequeño, no llega a los 30 millones de personas, pero tiene una diversidad cultural enorme. Para que os hagáis una idea de la diversidad que os hablo, en el censo que se hizo en 2011, se determinó que en Nepal existen 123 idiomas diferentes como primera lengua. Sólo hay que observar las facciones variadas de sus habitantes, algunos con facciones mongoles y otros con facciones indias… Para respetar esta diversidad de culturas en el calendario nepalí hay una larga lista de días festivos. La mayoría de festividades sólo las celebran alguna de las etnias, y si le preguntas a alguien de otra etnia no te sabrá decir ni el nombre de la fiesta, pero el país se para igualmente.

Así pues, durante un rato por las mañanas que los niños no van a la escuela, que son unas cuantas, nos dividimos en grupos y cada grupo se encarga de la limpieza y mejora de una zona diferente de la casa de acogida. La última semana los niños han tenido un día de fiesta y dos de huelga, así que hemos podido hacer muchas mejoras: mejora de la zona de los residuos, limpieza de algunas zonas de plásticos y hierbas, retirada de piedras en la zona de juego, y la gran obra: creación de un super-canal para canalizar el agua que sale de la cocina y las pilas de lavar la ropa y las manos hasta el final del huerto.

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Inicio del canal, dónde siempre se formaba un barrizal.
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Tramo soterrado del canal.
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El canal rodeando el campo de cebollas.
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El canal bajando a la tercera terraza del huerto.
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Y finalmente rodeando el campo de patatas.

Hasta ahora se hacía cada día un charco en una zona del huerto y se acumulaba barro en el camino de los aseos, esperemos que la obra funcione, al menos por un tiempo…

¿Estáis seguros que darán huevos?

Hace casi dos meses que trajimos las gallinas de Hetauda, y aún no nos han dado ni un solo huevo. Cada mañana vamos al gallinero esperanzados y salimos con las manos en los bolsillos.

Las Didis nos dicen que si no ponemos un gallo las gallinas pondrán más tarde y menos a menudo. ¿De verdad? Pues tendremos que comprar un gallo… pero los gallos aquí son tant grandes que dan miedo! Tras negociarlo con Kush, decidimos que compraremos un gallo, pero que todavía no sea muy grande, que no queremos que rompa la paz del gallinero.

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Ya tenemos gallo.
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Y no está nada mal.

Por un solo gallo no vale la pena ir a Hetauda, lo compramos por 3 euros el kilo (no son baratos los animales aquí). Y el ponemos con las gallinas. El primer día el gallo está un poco intimidado, por estas diez gallinas mayores que él y que no le paran de picotear. Pero al día siguiente ya la han acogido a la familia.

Ahora no hay excusa, queremos huevos! Si con la compañía del macho tampoco funciona, quizá acabarán todos juntos a la cazuela el próximo sábado!

Dos días después en Kul se nos acerca con una sonrisa enorme diciendo que tiene buenas noticias! Tenemos el primer huevo!

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El primer huevo, tal como lo encontró Kul.
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Todo el mundo está contento, pero Edu, el voluntario que ha liderado el proyecto, está exultante.

 

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Kul enseñando el primer huevo a los niños que vienen de la escuela primaria.

Patitos en la familia

Kush y Maya didi argumentan que tener patos sería muy buen proyecto: «Comen arroz y gusanos (no necesitan que les compremos comida), les gusta el agua y por lo tanto no tienen problemas con las lluvias del verano (monzón) y los huevos son muy valorados (tres veces más caros que los de gallina) especialmente en fin de año nepalí, mediados de abril.

Así pues, esta vez vamos a Hetauda con la misión de traer 6 patos, 2 machos y 4 hembras. Parecería una misión bastante sencilla, pero con la experiencia que tuvimos con las gallinas ya no nos fiamos, aunque nos han dicho de un lugar donde nos los pueden vender.

Tomamos un triciclo eléctrico y en marcha! Ostras, es más lejos de lo que pensaba, después de 15 minutos aún no hemos llegado. Finalmente el triciclo entra por un camino, alrededor hay una piscina enorme. Ram nos cuenta que es una piscifactoría. En la entrada de lo que parecen las oficinas hay una mujer que nos da la bienvenida. Enseguida le preguntamos donde podemos conseguir nuestros seis patitos. Nos mira como si le estuviéramos pidiendo polluelos de colibrí… pero por todas las calles de Bhimphedi o Hetauda se ven gallinas y patos paseando… no puede ser tan difícil conseguir 4 hembras y 2 machos… Ram insiste en que deben haber patos en este centro, que nos han dicho que alguien los había comprado aquí… No, sólo tienen peces…

Volvemos con el mismo triciclo y vamos parando y preguntando. Todo el mundo nos mira como si estuviéramos pidiendo polluelos de colibrí … Me parece que no lo conseguiremos… ¿Y si vamos al mismo lugar donde compramos las gallinas? 15 minutos más de triciclo eléctrico.

Llegamos a nuestro destino y pedimos donde se pueden comprar patitos… Nada, como si pidiéramos por colibrís… ¿cómo puede ser tan difícil? Entramos en otro de los patios, no hay nadie, pero de un rincón aparecen 5 patitos corriendo juntitos. Ostras! Salimos todo animados y preguntamos donde están los propietarios del patio (y lo que es más importante, de los patitos). De un cuartito oscuro sale una didi. Ya casi lo tenemos! Nos dice que los polluelos cuestan 175 rupias cada uno (un euro y medio). «Trato hecho! Nos llevamos los cinco!» (queríamos 6 pero 5 está bastante bien!). «Oh, pero ¿cuántos de los cinco patitos son hembras?». Vaya… no lo sabe¿? Son demasiado pequeños para diferenciarlos… No importa, los ponemos en una caja y para casa! Suerte que los hemos encontrado, no podíamos volver a la casa de acogida sin patos, había demasiada expectación!

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Ram en el triciclo, de vuelta hacia el centro de Hetauda, tras encontrar los cinco patos, que estan en la caja de cartón.
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El triciclo eléctrico con el que damos vueltas por Hetauda.

Así que llegamos a la casa de acogida y todo el mundo está entusiasmado. Para no estresar a los patitos, no dejamos entrar a los niños en la zona de los animales, y lo miran desde la distancia. Colocamos los patos a su nueva casa. Me giro y no veo a ninguno de los niños pequeños. Qué raro… ¿se habrán enfadado?

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Binita y Maya didi se encargan de acomodar los patitos en su nueva casa.
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Sólo chicos mayores pueden entrar en la zona de los animales hoy.

Al cabo de un rato llega uno de los niños pequeños con un plato. Detrás suyo todos los otros niños con caras expectantes. El niño nos enseña el plato, está lleno de gusanos para los patitos! Se lo han ganado. Ya pueden entrar a verlos. Kush, el experto de los animales les da de comer y los demás se lo miran desde la puerta.

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Sumit trae un plato lleno de…
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… gusanos para los patitos. Ahora los niños se han ganado de poder entrar a ver como los patitos comen.
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Kush dando de comer a los patitos.
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Los patitos comiendo.
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Mucha gente mirando como los patitos comen.

Al día siguiente los patitos ya corren por patio y ya se encuentran como en casa. Qué diferencia con las gallinas que aún casi ni se atreven a salir de su gallinero.

Pero un par de días más tarde ya se ve que hay algo que no va bien… dos de los patitos no caminan con los demás. Sólo se sientan y descansan…

Sólo nos quedan tres patitos… ¿Se habrán muerto por el frío? Quizás eran demasiado pequeños para mojarse… O quizás los hemos toqueteado demasiado… Los niños deciden que los patos necesitan una caja como la de las gallinas y que de momento sólo Kush los cuidará.

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Trabajo en equipo fabricando la caja para los patitos.

Afortunadamente, dos semanas más tarde todavía nos quedan tres patitos, y ya son bastante grandes! Me parece que estos nos darán huevos! si hay alguna hembra… si no al menos comeremos pato a la naranja!

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Los tres patos supervivientes.

Internet a la casa de acogida – Segunda parte

Pasan los días y nadie nos llama para ir hacia Hetauda a comprar el cable, teléfono y router. Empezamos a preocuparnos… Pero, de repente, un coche se para en la entrada del centro, y dos señores dicen que han venido a instalar el teléfono…

– Pero traéis el material necesario para hacer la instalación – pregunta Ram, el cocinero del centro, todo sorprendido.

– Ah, no tenéis aún el cable – pregunta el instalador aún más sorprendido.

– Nos dijisteis que nos llamaríais para que fuéramos a Hetauda a comprar todo lo necesario y los instaladores pudierais venir con nosotros. – Asegura Ram.

– Aquí en el papel no consta ningún teléfono, como os teníamos que llamar? – Protesta el instalador.

– Yo di mi teléfono – contesta Ram.

Pues nada, otro día será… pero al menos conseguimos que el instalador nos diga exactamente que necesitamos para poner el teléfono: 120 metros de cable, un teléfono, un módem, un par de cajas que doblan la línea (o algo así)…

– Domingo mismo lo vamos a comprar! – Asegura Ram.

– Ui, pero nosotros hasta el viernes de la semana próxima no podemos volver… – dice el instalador.

Ram protesta un poco. Yo firmaría ahora mismo tener Internet el próximo viernes…

El domingo llueve, el lunes Ram tiene una reunión de «vecinos» (vive en una montaña, en medio de la nada, no sé con quién se tiene que reunir), martes es fiesta, pues miércoles vamos a Hetauda a comprar el cable…

Después de comprarlo todo vamos a la oficina de Nepal Telecom para confirmar que lo tenemos todo y que los instaladores ya pueden venir. El jefe de la oficina nos ve por allí una vez más por allí y nos pregunta si todavía no tenemos Internet. «No puede ser!» dice rotundamente. Y pide explicaciones al instalador. El instalador explica el mal entendido, y dice que irá el viernes. El jefe le pregunta «¿Por què el viernes? ¿Qué trabajo tienes que hacer mañana? Ve mañana «, el instalador dice “Hunchha” (que significa “de acuerdo”), que irá mañana jueves a instalar Internet.

Viernes por la mañana llega el instalador a instalar Internet.

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Cuando ya han puesto el cable y conectado los aparatos, nos dicen que firmemos unos papeles, y ellos irán a la oficina a activar la línea. Firmamos, se marchan, al cabo de un rato ya tenemos teléfono, pero no tenemos Internet… Era demasiado bonito para ser verdad…

Después de dos semanas de llamar insistentemente a diferentes empleados de Nepal Telecom, de pedir a un informático que nos lo solucionara e incluso de cambiar de año, el jefe de la oficina de Nepal Telecom decide enviar a un técnico entre «hoy jueves, mañana viernes o domingo «. Alomejor vendrá alguien domingo, si tenemos suerte…

Sorprendentemente el viernes al mediodía nos dicen que un técnico está de camino! No nos lo acabamos de creer hasta que entra en el centro.

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Después de dos horas, conseguimos que funcione el teléfono e Internet. Buenos augurios! Parece que este 2015 será un buen año!

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La primera página web nunca abierta en la casa de acogida de Bhimphedi.

Desde el centro de acogida de Bhimphedi, a través de nuestro nuevo ADSL, feliz 2015 a todo el mundo!!

Nos visita Santa Claus

Miguel y Montse de Petit Món han venido a conocer el centro de acogida de Bhimphedi. Petit Món es una Fundación catalana que tiene un centro de acogida en Jorpati, Katmandú, llamado «Sano Sansar» entre otros muchos proyectos. Nos hace mucha ilusión que finalmente hayan podido venir a visitarnos, pero todavía nos llevan otra sorpresa. Por la noche, Miguel se transforma en Santa Claus! Aunque la Navidad no se celebra mucho en estas tierras, todo el mundo reconoce el personaje a primera vista y en un santiamén todo el centro se revoluciona. Aparecen niños de todas partes, corriendo, con una sonrisa enorme y se enganchan a Santa Claus.

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Mientras los niños estan alrededor del fuego, aparece Santa Claus.
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Santa Claus se pasea por el centro.
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Todos los niños se hacen fotos con Santa Claus, como si fuera un famoso de Bollywood.

Una vez estamos todos en la habitación, Santa Claus saca de su saco un vaso de papel transformado en contenedor de caramelos para cada niño, niña, didi y voluntario. Hay caramelos de todos sabores y hasta algún bombón! Este regalo fue preparado por la Seolmi, una chica coreana que vive en Nepal (Muchas gracias!).

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Santa Claus le da un vaso de caramelos a Maya didi.
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Y a todos los niños también.
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Sonrisas.

Finalmente, cuando todo el mundo ya tiene sus caramelos, Santa Claus saca un último regalo de su saco: Un proyector! (donación de Andrea y Jordi desde Terrassa). Hay una gran ovación en la sala. Pero cuando se acaba la ovación, los niños más pequeños preguntan a los niños mayores en nepalí «¿Qué es un proyector?», Y cuando los niños mayores se lo explican llega la segunda ovación, ésta aún mayor.

Enseguida lo estrenamos con la película «Evasión en la granja», aunque el sonido no es muy bueno. Pero da igual, ninguno de los niños se pierde la primera película del nuevo cine del centro. No quitan la vista de la pantalla (una sábana blanca) hasta que llegan las palomitas.

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Primera proyección en el centro.
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Y las palomitas aún triumfan más que la película.

Unos días más tarde ya tenemos el sistema preparado con buen sonido, preparado para proyectar la televisión, DVD, pendrive … Ahora cada sábado, el único día de fiesta de la semana (aparte de un sinfín de festivales y festividades) , veremos una película como si fuéramos al cine.

Peces en el centro

Tras la llegada de las gallinas y terminar de arreglar la puerta del gallinero los niños deciden que quieren ampliar aún más la familia: el sábado irán a buscar peces! Kul y un par de ayudantes se ponen a reparar las comedoras en la zona de los animales que harán la función de pecera.

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Saran preparando el cemento y Sumit se lo mira.
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Kul arreglando la comedora con cemento y Sumit se lo mira.

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Kul y Papu arreglando la otra comedora/pecera.

El sábado comemos el desayuno, que consiste en un plato enorme de arroz con jugo de lentejas y verduras de temporada (esta comida se llama Dhalbat y es lo que todos los nepalíes comen dos veces al día, y en el centro de acogida no somos una excepción), y montamos la expedición para ir a buscar los peces: 19 niños y niñas y dos adultos, ¿seremos suficientes para capturar algún pez?

En invierno en Nepal es la época seca, no llueve casi nada en medio año. Así que el río del lado de la casa de acogida no tiene agua, y vamos a unos 3 kilómetros, donde baja otro río con un poco de agua, y llega a una pequeña presa donde los niños están convencidos de que podrán encontrar peces, y de paso los chicos más grandes hacer una zambullida aprovechando el día soleado.

Los niños mayores se adelantan, y una vez llegamos al lugar Edu y yo, ya han capturado un par de pececillos. Después de una hora, ya tienen 10 peces y tres cangrejos. Ahora toca comer el picnic y volver a casa sin dejar ningún plástico en el suelo… esto será más difícil que recoger peces…

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Finalmente llegamos a nuestro destino. Las niñas vas pacientemente con nosotros, los niños los podeis ver al fondo que ya llevan rato pescando.
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Algunos de los niños, orgullosos mostrando la pesca del día.
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La pesca del día.

El cemento de la «pecera» aún no está seco, así que los peces se quedarán en un cubo por un día. Dejo el cubo en la puerta la habitación de los voluntarios, pero el día siguiente no está! Qué raro… Son las 7 de la mañana y voy a decir buenos días a los niños. Entro habitación tras habitación, algunas sonrisas y algunas caras incrédulas que ya sea hora de levantarse. En una de las habitaciones, sorpresa, me encuentro con el cubo con los peces. Un niño dice que fuera hace mucho frío por la noche… Está bien, pero hoy ya los ponemos en su pecera.

Finalmente el tiempo da la razón al niño… un día después de ponerlos en la «pecera» todos los peces están muertos! Algunos han saltado fuera del comedero, otros yacen inertes… Pequeño fracaso… ¿Por qué habrá pasado? Los niños hacen sus hipótesis: el agua estaba demasiado fría porqué en esta comedora no toca el Sol, o tal vez se debe poner una red para que no puedan saltar, o tal vez el cemento debía reposar más tiempo…

Decidimos que nos olvidamos del proyecto de los peces hasta que haga menos frío, pero por la noche ya tienen otra idea. «Esta idea sí que es buena!», Aseguran. Incluso una de las cuidadoras, Maya didi, se la ve animada. Tenemos que traer patos!

Patatas y mas patatas

En la tercera terraza del huerto, la más grande de todas, la utilizamos para hacer tres tipos de cultivo durante el año. En julio plantamos trigo, en septiembre judías y en diciembre las patatas. Así que ahora tocan patatas!

Esta vez nos hemos propuesto cubrir más terreno que nunca con las patatas. ¿Lo conseguiremos? Primero hay que deshacerse de las enormes hierbas que ocupan todo el terreno. En los trozos donde habíamos cultivado anteriormente tenemos que sacar las cañas del maíz (aún están porque en una zona las usamos para que las judías pudieran trepar). En otros trozos, donde no se había cultivado tenemos que sacar todas las malas hierbas, y algunas son muy «malas» y te dejan las manos y la ropa llenas de pinchos.

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Beli y Maya desaciendose de las malas hierbas.

El segundo paso es labrar. Así que tenemos que llamar el señor de los bueyes. Después de intentarlo durante unos días, finalmente una mañana aparece. Todo el mundo está contento! Pero a las doce ya tiene que irse hacia otro campo, y nos deja un trozo sin labrar… lo haremos nosotros, y sino ya lo ampliaremos cuando vuelva a venir el señor de los bueyes antes de plantar maíz en julio. En realidad ahora ya hace un buen efecto!

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Basu guiando a los bueyes.

El sábado hay un grupo de niños que les toca trabajar en el huerto y amplían un poco la zona para plantar patatas. Todo el mundo está bastante satisfecho. De momento lo dejaremos así,

¿Es hora de plantar? No, necesitamos poner abono si queremos que crezcan bien las patatas… De momento podemos plantar unas cuantas con el adobo que nos queda de búfala que compramos hace unos días. Y una vez se nos acaba el abono, paramos y ponemos el aspersor. En abril ya podremos recolectar patatas si todo va bien!

Al día siguiente vamos en busca de abono, esta vez de gallina, es más caro, pero dicen que es más bueno. Por no pagar el transporte decidimos ir a recoger nosotros mismos. Después de caminar unos diez minutos llegamos a una casa hecha de barro y piedra (como muchas de las casas del pueblo), vamos a la parte trasera donde hay una granja de pollos. Más allá hay una pila de abono, cáscaras de arroz donde han cagado las gallinas. Los niños dicen que se necesitan 3 o 4 meses para conseguir este abono si se tienen gallinas. Nosotros también tendremos dentro de un tiempo.

Nos dan diez sacos y dos palas y a cargar. Todos los niños mayores han venido a ayudar. Cargan los sacos tanto como pueden, es el mismo precio! Incluso han venido dos de las trabajadoras del centro a animarnos, que bonitas que son (todos los niños les llaman «didi» que significa hermana mayor). La Maya didi es una mujer magnífica, muy dulce y siempre sonríe. No habla inglés pero cocina magníficamente, y cada vez que acabamos de comer y le decimos que la comida estaba buenísima ella dice sonriendo tímidamente «thank you». La Beli didi es la cuidadora que se queda a dormir en el centro para cuidar a los niños pequeños. Es muy energética, y su voz potente se oye desde todas partes. Las dos mujeres cuidan a los niños como si fueran suyos, las mejores «didis» que podríamos tener. Los niños y Amics del Nepal tenemos muchísima suerte de tener estas dos mujeres en la casa de acogida, cuidándose de los niños, de ayudar al cocinero, de que todo esté limpio, de ayudar a la trabajadora del huerto…

Vamos! A cargar un saco! Dos niños por cada saco. Como somos nueve niños y yo, podremos llevar cinco y mañana ya recogeremos los otros cinco. Ashok Siwakoti, el único chico que tenemos estudiando en clase 10, se ríe y dice que ni hablar, que llevarán este saco y volverán rápidamente a buscar otro. Y añade socarronamente «la cuestión es si tú también podrás volver a buscar el segundo saco…»

Una vez mi saco es listo, Rojan y yo tomamos un saco y nos ponemos en marcha. Un minuto más tarde ya cambiamos de posición… Después de diez minutos ya hemos probado de llebar el saco de las diez maneras que se nos ocurren y hemos demostrado que no hay ninguna buena… finalmente llegamos a la casa de acogida, y vaciamos el saco! Ha sido duro, pero lo hemos conseguido! Rojan y yo «chocamos esos cinco» y nos miramos con caras de satisfacción, y también para hacer tiempo y no volver aún a buscar el segundo saco.

Pero de repente… qué??? Vemos dos sacos con patas que vienen tranquilamente solos. Ya es medio oscuro y no llevo las gafas, pero finalmente los sacos ya están cerca y me quedo del todo sorprendido. Son las dos «didis», que llevan un saco cada una! aguantado con una cuerda que cargan en la frente (de esta cuerda la llaman «Namlo» en nepalí). No nos habían venido sólo a animar…

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Santamaya y Manoj, el más pequeño de la casa de acogida, repartiendo el abono que hemos traido en sacos por todo el campo.

Las didis dejan los sacos en el suelo y me miran y sonríen. Yo no sé qué pinta debo hacer, con las manos en la espalda después del esfuerzo y la cara desencajada. El nano que ha llevado el saco conmigo dice: «Ellas de pequeñas siempre llevaban peso con estos utensilios, nosotros no podríamos… se necesita práctica». Yo todavía no me rehago de que Maya didi, una mujer de más de 50 años, se haya transformado en super-mujer y haya cargado, aparentemente sin esfuerzo, un saco de más de 50 kilos…

Ahora sí, ya podemos plantar patatas! El siguiente sábado el grupo de niños que ayuda en el huerto se pone a plantar patatas. Y después de unos días más con las didis, voluntarios y de vez en cuando algún niño y niña que apunta a ayudar, ya tenemos 1,000 metros cuadrados plantados de patatas!

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Algunos de los niños que ayudan el sábado a plantar patatas.
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Binita hoy también ha venido a ayudar un ratito a las didis y a Edu.
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1,000 metros cuadrados de patatas!