Después de los exámenes, los 8 días de fiesta de los niños pequeños y 3 para los grandes ha dado mucho «juego».
Hemos visitado el campo militar (aunque no nos han dejado pasar de la puerta), Dhorsing, el puente de Suping, hemos ido a buscar leña para cocinar (la India todavía mantiene el bloqueo comercial con Nepal, así que no tenemos gas para cocinar) y hemos ido al bosque a buscar «tarul» (un tipo de boniato que se come por este festival llamado Sangratri).
También hemos hecho muchas actividades deportivas: baloncesto, fútbol, tenis de mesa, actividades dirigidas por Kul (uno de los chicos que estudia el equivalente a cuarto de ESO y ayuda mucho en la casa de acogida)…
Y los voluntarios han organizado actividades de lo más divertidas:
– Una yincana por grupos con premios muy dulces:
– Un juego donde los dos equipos tenían que memorizar los símbolos que se encontraban en la base del otro equipo, y entonces correr hacia la propia base y reproducirlos lo más parecidos posible:
– Modelar con barro:
– Y también 5 niños participaron en un concurso de dibujo, donde debían hacer dos dibujos que hacen el efecto de tres dimensiones:
¡Pero hoy domingo los niños ya vuelven a las clases, con las pilas recargadas!
Hace un mes Enric Recoder, vicepresidente de Amics del Nepal, me pidió escribir un artículo para la memoria anual «Namasté». Me dijo que explicara el proyecto de la casa de acogida de Bhimphedi con todos los cambios que hemos ido haciendo a lo largo de este año en que he estado viviendo en el centro coordinando el proyecto. Me pidió que, además, contara mi historia personal, por qué a la gente le podía interesar saber como un catalán «cabeza cuadrada» que estaba investigando en el Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC sobre el mecanismo de crecimiento de los agujeros negros en el centro de galaxias, pocos años después se va a vivir a un pequeño pueblo perdido en un valle de Nepal.
Escribir nunca me ha gustado mucho… Para que os hagáis una idea, el trabajo que me cuesta más encontrar el momento para hacer en la casa de acogida, incluso más que lavar la ropa a mano, es actualizar semanalmente el bloque que abrimos hace un año para ir explicando las actividades del centro de acogida y otros proyectos y aventuras que vivimos en Bhimphedi: www.amicsnepal.org/bhimphedi
Sé que es un trabajo muy importante mantener a toda la familia de Amics del Nepal al día de todo el trabajo que hacemos, por qué sin toda la gente que nos apoyáis, tanto económicamente como con horas y horas de trabajo voluntario, nada todo esto sería posible. Os lo merecéis todo. Hay gente como Ricardo Riera, que no sólo organiza actividades como el TaperNepal para recoger dinero para el centro de acogida, sino que también nos dedica sus vacaciones cada año para venir a Nepal y ayudarnos a Bhimphedi. O como Tonyo Fibla, que ha organizado actividades en Benicarló para recoger dinero, ha venido a trabajar un mes en el centro y además colabora cada mes como padrino del proyecto. O como Alberto Usó, que nos vino a ver en Nepal, y después de compartir un día intenso y de enseñarle todo nuestro trabajo nos ha dado su confianza. O como Eduard Juanati, Mar Úbeda, Laura Conde, Mikel Zubiaga y Nerea Guezuraga, que han estado tres meses cada uno en la casa de acogida, trabajando muy intensamente, y que sin ellos no hubiéramos podido hacer ni un 10% de las mejoras, rutinas y actividades que se han hecho en el centro. No tendría suficiente lugar en la revista «Namasté» para hablar de todos los que hacéis posible todo ello, y para daros las gracias.
Y sin olvidarnos de la gente que ha llevado y lleva el día a día de la asociación, que dedican horas y horas en Barcelona. Entre ellos, Mónica Sans y Enric Recoder, responsables de la casa de acogida de Bhimphedi en la Junta Directiva. A pesar de tener muchas responsabilidades laborales y familiares, cada vez que les he pedido ayuda o consejo han contestado inmediatamente a pesar de las 4h45minuts de diferencia horaria.
Al igual que la presidenta, Cristina Morales, que a pesar de dar clases en el conservatorio, llevar una escuela de música, y cuidar de su familia, todavía tiene tiempo para cuidar de todos nosotros. Cristina lleva veinte años vinculada con Amigos de Nepal, y además es padrina del proyecto Bhimphedi, al igual que Ramon Viladomat.
Hace ya un mes desde que Enric me pidió el texto por primera vez y aún no le he dado. En general, cuando tengo que trabajar con el ordenador, o comunicarme con Barcelona, incluso con mis padres o amigos, la mayor dificultad es encontrar unos minutos de tranquilidad y lucidez. Me siento ante el ordenador. «Dani!» Un niño que pide colores para dibujar o celo para hacer un experimento, o que le cure una heridita o que simplemente le preste un poco de atención. «Dani!» Un voluntario que necesita mi ayuda para alguna actividad, o para encontrar las pinturas de pared o alguna herramienta. «Dani», un trabajador que me dice que falta comida para la búfala, o lleva el dinero de vender la leche del día, o ha venido un señor con toros para arar el campo para plantar patatas o es hora de comer “dalbhat”. Sólo cuando son las 9:30 y los niños se van a dormir, puedo tener la tranquilidad… pero no la lucidez… yo también me duermo.
Pero la mayor dificultad de este texto no es ni siquiera encontrar el momento para escribir… Desde que Enric me lo pidió, he empezado este texto unas veinte veces, y lo he borrado también veinte veces… Como transmitir este año de intensidad diaria en unos pocos párrafos?
Buscar nuevo director. Conectar línea de teléfono e Internet en un pueblo perdido. Hacer un blog. Coordinar los voluntarios. Llevar al centro gallinas, patos, conejos, cabras, búfalas. Mantener el huerto y el jardín. Hacer mejoras y reparaciones en el centro. Hacer actividades con los niños en la infinidad de días que no van al cole. Llevar a los niños al hospital para tratarlos de problemas de todo tipo (tuberculosis, irregularidad con la regla, un brazo rasgado, ataques de ansiedad, visita al dentista). Entrenar a dos equipos de baloncesto. Realizar acciones de emergencia por el terremoto. Colaborar con el proyecto de mejora de la vivienda AWASUKA. Dar clases de inglés en la escuela pública. Comprar ropa para los niños. Cortar leña para cocinar por qué la India lleva más de un mes haciendo un bloqueo comercial en Nepal y, por tanto, no tenemos gas ni gasolina…
No me veo con la capacidad de resumir este año… Así, después de otro día donde he fracasado en mi objetivo de escribir el texto, he decidido que en vez de explicar todo esto, os contaré mi día:
6h: Me levanto sin ninguna expectativa concreta. Hago una ronda por las habitaciones de los niños despertando a los que todavía están en la cama con un «Good Morning», y haciendo cosquillas a los niños que se despiertan con más buen humor. Recibo a algunos vecinos que vienen a comprar la leche recién ordeñada.
7h: Voy a desayunar al pueblo con los voluntarios de Amics del Nepal, uno de ellos, Lluc, se va hoy después de ayudarnos tres semanas en el centro.
9h: Voy a hacer la clase diaria de inglés con los chicos de Bachillerato, pero ¡sorpresa! Como en un par de días cogen las vacaciones de Tihar, se han cogido puente y ¡nadie se presenta en clase!
10h: Voy con el director del centro de acogida a hablar con el director de la escuela. Seguramente en un par de semanas nos enviarán nuevos niños en el centro de acogida, y tenemos que avisar a las escuelas.
12h: Me pongo en el despacho que los voluntarios (que mis padres arreglaron hace una semana). Intento escribir el texto mientras hay 5 niños intentando abrirse una cuenta de gmail. Los pequeños ya hace 3 semanas que están de vacaciones, los grandes las cogerán en un par de días.
13h: Ya es hora de comer, pero llega el carpintero. Ya tiene preparado uno de los armarios que le habíamos encargado, hacemos cuentas y voy a buscar el armario con la ayuda de unos cuantos niños.
13h30: Viene al centro un hombre indio con una herramienta que parece un arpa de una sola cuerda. Es el señor que repara los sacos de dormir de lana. Negociamos con él los precios, y vienen 5 indios más y se ponen a rehacer 20 de los sacos de los niños.
14h: Finalmente comemos dalbhat.
15h: Vamos a buscar habitación por uno de los voluntarios. ¿Por qué en el edificio donde se acostumbraban a alojar queremos empezar obras para repararlo después de verse afectado por el terremoto. Dos habitaciones, por tres voluntarios, nos costarán unos 27 euros al mes.
16h: Voy a la oficina gubernamental de agricultura del pueblo, pues quiero conseguir semillas de una hierba muy nutritiva para la búfala y su cría para la época seca. Lo conseguimos, nos dan 40 kg gratuitamente. Voy hacia la casa de acogida para buscar la carretilla para cargarlo. Mientras hablo con Enric Recoder, que estos días es en Katmandú, para coordinar la llegada de los nuevos niños y las obras que tenemos que hacer. Y me vuelve a pedir este texto…
16h30: Tenemos visita. Ha venido un grupo de nepalíes para dar material escolar. El que lleva la voz cantante de la visita es un antiguo trabajador del centro. Los otros señores, de cierta edad, se ve que son gente importante, uno incluso es miembro del parlamento. Pero es gracioso cuando se marchan en un cochecito blanco (bastante nuevo) siete personas embutidas.
17h: Recojo las semillas y le pido a la Maya que encargue al señor de los bueyes para arar el campo al día siguiente.
18h: Leo un capítulo de Harry Potter con los chicos y chicas mayores (13-18anys). Aquí en Nepal no tienen costumbre de leer novelas, así que al menos estos niños se leerán algunas. Un poquito cada día antes de la hora de estudio. De paso les sirve como actividad de inglés.
19h: Comemos dalbhat de nuevo. Mientras explico unos ejercicios de matemáticas a uno de los niños.
20h: Voy al despacho donde nos encontramos los 7 voluntarios de Amics del Nepal que estamos en Bhimphedi estos días. Mientras yo escribo este texto, dos más preparan una yincana para celebrar el cumpleaños de 4 de los niños que han nacido en octubre (o al menos en su ficha se escribió esto).
21h30: Revisión que todos los niños estén en sus habitaciones con las luces apagadas. Me lavo los dientes y voy hacia mi habitación para terminar de escribir este artic…
El viernes, Irene y yo (Isabel), nuevas voluntarias en la casa de acogida, llegamos a Bhimphedi a las 12h desde Katmandú junto con 3 médicos, dos padrinos del proyecto, Dani y Ashok, un joven que iba a ver a sus hermanos.
Nos enseñaron la habitación y dimos una vuelta por el pueblo, con Mónica de guía. Es muy acogedor y tranquilo! Qué paz! Después fuimos a ver la casa de acogida y nos presentaron a los niños, con los que conviviremos 5 meses! En medio día ya me sentía como en casa!
El dia siguiente todavía nos estamos adaptando pero los niños nos lo ponen muy fácil! Cerca de la casa de acogida hay una estación hidroeléctrica y organizamos una excursión por la mañana. Nos dividimos en dos grupos para que fuera más fácil la visita.
Yo fuí con el primer grupo a las 10h. Después de caminar por el gran y oscuro pasillo hacia la estación, nos cuentan que ahora no funciona porque están guardando el agua para los meses más secos, y así por entonces, poder tener agua y energía. La verdad es que todo lo que nos cuentan y enseñan es muy interesante, Impresiona la dimensión de las turbinas, ¡son gigantes! Algunos niños nos hacen de traductores y nos explican un poco lo que nos dicen. Cuando estamos a punto de irnos de la estación conseguimos que nos enseñen la maqueta de todos los estadios por los que pasa el agua que nos habían contado, desde la presa hasta la estación. ¡Qué pasada!
El camino de vuelta fue más difícil que el de ida, ¡qué calor! Pero los niños lo hacen tan tranquilos y con chanclas… están acostumbradísimos. Una vez en el pueblo pasamos el rato haciendo un té y luego en la casa hasta que Raju, uno de los niños me avisa de: «Sorry! It’s Dhalbat time!» Me hace mucha gracia como esperan este momento del día.
Al terminar de comer, comienza la rutina y… «It’s study time!». Ayudamos a los niños a que hagan los deberes de la escuela, les cuesta ponerse ya que hace poco han vuelto a ir a la escuela, pero poco a poco van haciendo. Alguno de los pequeños se duerme leyendo!
Para terminar el día, antes de acostarse, algunos de los niños pequeños le dán un pastel casero a Kamal para su cumpleaños! Los oíamos cantar desde la biblioteca!
Amics del Nepal, aparte de gestionar el centro de acogida de Bhimphedi, colabora con otros cuatro centros de acogida. Uno de ellos, Siphal Child Protection Home, se encarga de acoger niños que tienen su padre o madre en la cárcel. Este centro de acogida ha tenido que acoger muchos niños y niñas después del terremoto, algunos niños que perdieron los padres en el terremoto, y otros que vivían en otros centros de acogida que fueron afectados y se tuvieron que desalojar.
Uno de los chicos que vivía en este centro de acogida de Siphal, Arjun, que está estudiando clase 8, un curso muy importante, pidió si podía ser trasladado al centro de acogida de Bhimphedi. Tras considerar esta posibilidad con NCO (organización semi-gubernamental propietaria de los centros de acogida de Siphal y Bhimphedi) concluimos que lo mejor para el bienestar de este chico y de su hermano pequeño de once años, Santa, era aceptar su petición y trasladarlos a Bhimphedi.
Así pues, una vez se acabaron las vacaciones de Tihar, fui a buscar a los dos hermanos para llevarlos hacia Bhimphedi. Pero claro, aquí nada es tan sencillo… Primero voy a la oficina de NCO, allí me dicen que ellos no pueden hacer la carta de traslado en ese momento por qué el archivo de los dos niños está en la casa de acogida de Siphal. Así pues me dicen que directamente la carta el director de Siphal, y yo puedo ir directamente al día siguiente a la casa de acogida y recoger a los niños. Pero no me fío, no puede ser tan fácil.
Decido ir a Siphal el mismo día para preguntar si al día siguiente será tan fácil. Dicen que no, que ellos no pueden escribir la carta, la oficina de NCO les tiene que enviar la carta a ellos. Yo digo: «Ellos me han dicho que no podían porque no tenían el archivo de los niños… ¿podéis llamar a la oficina?». Llaman y acuerdan que enviarán el archivo, entonces ellos harán la carta y la enviarán a Siphal… Esto se complica… Además dicen que ahora no tienen personal para llevar el archivo en las oficinas, lo harán mañana por la mañana… que justo…
De paso les pregunto si me pueden enseñar el certificado del curso pasado de los niños (el curso terminó en abril), los tendré que dar a las escuelas de Bhimphedi para las inscripciones. Nueva sorpresa, no lo tienen, la escuela aún no los ha preparado… Pregunto qué tengo que hacer para conseguirlos… y me dicen que necesito otra carta de otro departamento de NCO para darles a la escuela… madre mía… me parece que mañana no podremos ir hacia Bhimphedi… Les pido que vuelvan a llamar a la oficina para pedirles que mañana preparen la carta para la escuela también.
Al día siguiente, muy temprano, vuelvo hacia la casa de acogida para asegurarme que envían el archivo de los niños a las oficinas. ¡Cuando llego dicen que ya lo han hecho! ¡El día empieza bien!
Los responsables que tienen que hacer las cartas no llegarán a la oficina hasta las 10, así que mientras tanto voy a comprar un calentador eléctrico para cocinar, y le llevo a uno de los jóvenes que vive en Katmandú. Ya hace un mes que hay bloqueo comercial, y ya se le ha acabado el gas y no puede cocinar… Así podrá cocinar en las horas que no cortan la luz (en invierno unas 12 horas al día cortan la luz) . Me cuesta 5 euros, que bien valen la sonrisa del chico cuando ve el fuego electrico.
Voy a las 10:30 a la oficina y les pido las cartas. Me hacen sentar. Pasan dos horas y sigo sentado… Entonces me dicen que el mecanógrafo hoy tiene vacaciones, y el resto de personal no es muy rápido tecleando en nepalí. Finalmente me dan las cartas, y me dirijo, caminando a Siphal (el transporte es más complicado de lo normal, que ya lo era, ahora que existe el bloqueo y hay muy poco acceso al petróleo).
Llego a la casa de acogida, cojo el hermano mayor y vamos a la escuela a pedir los certificados. Una hora después salimos con el certificado. Tiene algún error, pero no digo nada o todavía tendré que esperar media hora más.
Volvemos a la casa de acogida. Venga, vamos hacia Bhimphedi! ¿Santa no está? Está en la escuela… suerte que está cerca. El hermano le va a buscar, se cambia el uniforme, y cogen las maletas. Tras vivir 8 años en este centro de acogida, se marchan a una nueva casa, con nuevos «hermanos», nuevos «padres», nueva escuela, nuevas ilusiones, nuevo todo. El hermano mayor se mantiene todo el trayecto en taxi silencioso, con los ojos húmedos, y cada vez que lo miro sonríe. Al hermano pequeño cuando le pregunto si está contento o triste de irse, me dice: «Ambas cosas». Se les ve serenos, pero no indiferentes. Sin dramatismo pero conscientes de la importancia del momento. Me gusta como lo están llevando.
Después de 30 minutos de taxi y 3 horas de jeep, llegamos a su nueva casa. Los reciben muy bien, y en pocos días ya no sabríais distinguir cuáles son los niños que han llegado recientemente.
Santa, que viene de estudiar en una escuela pública, lo quieren bajar de curso, pero lo vemos trabajador y con ganas de quedarse en cuarto, con los otros tres niños y una niña de la casa de acogida que estudian en cuarto. Así que acordamos con los profesores que le ayudaremos mucho a Santa para que se ponga al día en estos cuatro meses que quedan. Los profesores no lo acaban de ver claro, pero Santa ya está trabajando mucho, y siempre con una sonrisa.
Ah, y ¡han nacido tres cabritas en el centro de acogida! ¡La família no para de crecer!
Escrito por Andrea i Valeria, voluntarias del proyecto AWASUKA:
Esta semana hemos empezado celebrando el Tihar, una fiesta que sólo dura una semana a diferencia del Dashain, el anterior festival religioso que celebramos durante 15 días.
Cada día de Tihar ha sido diferente, el primer día es el Kag Tihar donde los cuervos son adorados y bienaventurados por la gente, que dejan alimentos fuera de casa para que éstos se los coman. Todo esto lo hacen porque dicen trae suerte!
El segundo día, Kukur Tihar, lo dedican al amigo más leal, el perro; les ponen ticas rojas y unas guirnaldas hechas de flores alrededor del cuello. Esto lo hacen porque dicen que los perros pueden ver el peligro vino y la muerte.
El Gay (vaca) Sube y Laxmi Sube es el día para las vacas, éstas son bienaventuradas por la mañana.
En las casas se pintan pequeñas huellas en la entrada principal simulando la entrada de la diosa Lakshmi, que trae suerte y dinero.
Al cuarto día o Goru Tihar y Mah Sube la atención se la lleva el estiércol de vaca, muy importante en la cultura Hindú y también en el día a día de los vecinos que lo utilizan para todo, desde el acabado del suelo, a las luces hasta las cocinas.
Todas las casas están decoradas con un precioso Mandala en la entrada, velas y luces de colores, hemos tenido una Navidad por adelantado. Otra de las tradiciones es que por la noche muchos jóvenes y niños por las casas cantan la canción de dioses, muy parecida a la de Bhailo que la cantan las niñas, aunque hoy en día todos van en grupo cantando y bailando para pedir dinero y dulces.
El último día, Bhai Tika, las hermanas ponen una tica de siete colores a sus hermanos para desearles una larga vida y prosperidad, también les ofrecen comida y frutos secos, ellos a cambio les dan dinero.
Así es como hemos celebrado esta semana de Tihar, haciendo lo posible para que Yama Raj esté feliz, el dios encargado de juzgar nuestros vicios y virtudes después de nuestra muerte y tratará su alma según corresponda.
Entre medio de tanta celebración hemos tenido tiempo de seguir trabajando, el jueves hicimos otro viaje a Hetauda para comprar más plástico para el suelo y de esta manera terminar de cubrir toda la superficie de la oficina, una impresora A4 para poder trabajar con las modificaciones que hacemos a los planos de los prototipos y para que el nuevo técnico en comunidades trabaje con agilidad.
Hemos subido dos veces seguidas a Suping ya Jyamire, donde hemos encontrado más candidatos para unirse a nuestro programa AWASUKA. Aquí la gente ayuda sin esperar nada a cambio, gracias a un chico que nos encontramos cruzando uno de los puentes para llegar a Suping, hemos podido entender muchas de las familias afectadas por el terremoto, ya que muchas no hablan ni una palabra de inglés ; aunque con gestos y sonrisas nos hacemos entender sin hablar un mismo idioma.
Hasta ahora las casas que hemos visitado que necesitan volver a ser construidas son de piedra y barro, es decir, la mayor parte del material necesario para reconstruir la casa ya lo tienen: reutilizarán la piedra de la antigua casa y mucha de la madera de la casa en ruinas, otro punto a favor nuestro es que muchas familias ya han comprado nuevas «Jasta» (chapas) con las que han creado sus propios refugios de emergencia, estas chapas las han llevado cargándolas a pie por caminos a veces imposibles. Mónica nos ayuda a reconocer las patologías que ya en el viaje de identificación vieron que habían sufrido muchas de las casas. Con ella seguimos trabajando a tope!
Escrito por Nerea Gezuraga y Mikel Zubiaga, voluntaria de la casa de acogida de Bhimphedi.
Cuesta levantarse un día y decidirlo. Te vas a quitar el cinturón de seguridad y viajar, por ejemplo, en el techo de un autobús. Te vas a algún rincón del mundo donde poder empezar a cambiar el mundo.
Pronto te das cuenta de que esa no es más que una bonita idea. Que el trabajo que vas a hacer en Nepal es en realidad una experiencia personal brutal, pero – al menos de momento- no vas a cambiar el mundo.
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Llegamos a Bhimphedi habiendo recorrido los 60 kilómetros de “carretera” desde Katmandú en cuatro horas. Estamos en un pueblito perdido en un valle perdido rodeado de montañas, en un país perdido del mundo que conocemos. Nos cuesta adaptarnos a la falta de higiene. Nos cuesta adaptarnos a comer el mismo Dalbhat dos veces al día durante tres meses. Estamos en Nepal pero nadie dice que no sigamos siendo los mismos ricos Europeos. Aquí no hay cine, no hay hamburgueserías ni hay bares de copas, cada vez que bebes agua te lo piensas, el papel higiénico escasea, aquí no hay dónde ver un concierto de rock, aquí no hay macrotiendas de ropa, ni tan siquiera hay “el fútbol”.
Durante tres meses trabajamos a diario por que el entorno de los 28 niños y niñas de la casa de acogida de Bhimphedi sea más acogedor. Trabajamos de agricultores en la huerta, de ganaderos, de albañiles construyendo una caseta para las búfalas que queremos traer, con lo que sabemos de arquitectura ayudamos a que en el futuro se construyan edificios más resistentes ante los terremotos, hacemos de carpinteros interviniendo en la estructura de madera de un edificio de la casa de acogida. Ayudamos en la educación de los niños; les ayudamos con los deberes a diario, tratamos de que además de aprenderse las lecciones de memoria aprendan algo de verdad, hacemos actividades para que mejoren su nivel de inglés.
Tres meses después Som y Anoj tienen en su jardín una búfala de la que beben leche todas las mañanas, nos gusta creer que ahora conocerán más de cerca la vida agrícola y ganadera que llevan la mayor parte de sus paisanos, quizás les sirva para cuando sean mayores. Raju y Sumit van mejorando su nivel de inglés por encima de la media, lo que con suerte les abrirá las puertas cuando sean mayores, quizás con ello puedan marcar la diferencia respecto a otros. Rojan sabe usar un programa para crear y editar videos a partir de las miles de fotos y videos que le encanta sacar con nuestras cámaras. Nos imaginamos que tal vez hayamos ayudado a que sea el próximo director de Bollywood.
Sentimos que hemos ayudado a este grupo de chavales a que su vida sea más rica, igual de pobre, pero más rica. Esto es lo que nosotros sentimos. Sí, nosotros. Nos guste o no, somos nosotros los que más hemos ganado con toda esta aventura.
Y luego está eso otro, lo de cambiar el mundo. Mierda. No lo hemos conseguido.
A falta de gas, durante el último mes cortamos leña para hacer fuego. En este pobre país lleno de gente rica ocurren cosas como que las fronteras se cierren y durante meses obtener suministro de gas y petróleo se convierta en un imposible. Ah, hubo también un terremoto. La mugrienta pero acogedora tetería de Sumitra ha pasado a tener además ahora una enorme grieta.
Mikel Zubiaga y Nerea Guezuraga, voluntarios del proyecto Awasuka y del centro de acogida de Bhimphedi entre los meses de Agosto y Octubre:
Como ya os comentamos hace un tiempo, debido a los terremotos de abril y mayo, el edificio de la Dinastía Rana (1846-1951) que tenemos dentro del centro de acogida quedó afectado estructuralmente. Se trata de un edificio construido para la familia que fue gobernante de Nepal, con lo cual tiene una calidad arquitectónica como pocos edificios de la zona. Después del terremoto se decidió que ante la inestabilidad del mismo, sólo iba a ser utilizado como almacén, al menos hasta que fuese intervenido estructuralmente.
En el viaje de identificación realizado por el equipo del proyecto Awasuka en julio se hizo un análisis estructural del mismo y se identificó la que es la causa principal de las grandes grietas que el edificio tiene en sus muros exteriores: la estructura de la cubierta había sido modificada en algún momento de la historia del edificio, haciendo que su funcionamiento estructural no fuese como el que originalmente debía ser. Los tornapuntas (las barras diagonales) de las cerchas habían sido retirados dejando solo una de las diagonales en una de las cerchas. En condiciones normales la ausencia de este elemento no era un gran problema a corto o medio plazo… pero vino el terremoto.
Así pues, antes de reparar las grietas y reforzar las paredes lo primero que había que hacer era reparar la estructura de la cubierta. Lo que en principio parecía tarea sencilla, poner las nuevas diagonales en el lugar marcado por las anteriormente existentes, nos ha dado varios dolores de cabeza y nos ha hecho sudar de lo lindo.
Antes de empezar, cuando estábamos analizando las patologías del edificio nos dimos cuenta de que los tirantes de las cerchas cambiaban de tamaño en el sitio donde está la pared interior que separa las habitaciones de las escaleras. Así que lo primero que hicimos fue picar parte del suelo de la buhardilla para ver cómo estaba el citado tirante y vimos que, efectivamente, estaba formado por dos vigas de diferente tamaño, pero por suerte la unión estaba bien realizada, así que el tirante funciona como tal.
Los siguientes días los pasamos con continuos tiras y afloja con el carpintero local, Bahadur, que contratamos para hacer la obra. Él es un carpintero con muchos años de experiencia y nosotros unos extranjeros que le venimos a decir cómo hay que intervenir en un edificio histórico de su propio pueblo… Os podéis imaginar cómo nos veía… «Los pesados de turno que vienen a decirme como tengo que hacer mi trabajo»… No fue fácil empezar.
Le tuvimos que convencer de que los nuevos tornapuntas que inicialmente había serrado no servían, que tenía que repetirlos para que tuviesen la medida de los originales. Le tuvimos que convencer de que era necesario apuntalar todas las alturas del edificio. Y por último, lo más complicado fue convencerle de que, una vez puestos los tornapuntas, había que cortar la parte inferior ni más ni menos que del pendolón (la barra vertical de la estructura de la cubierta que acaba a la altura del tirante, pero no debe tocarlo!). ¿Cómo vamos a cortar esto? ¿Éstos que quieren, que se nos caiga el edificio encima?
Cuatro días de duro trabajo después salíamos del edificio siendo amigos de Bahadur, y habiendo conseguido que la estructura de la cubierta vuelva a funcionar correctamente.
Antes, durante y tras la obra hemos vaciado y limpiado el edificio… El siguiente paso será reparar las grietas y reforzar los muros, con lo que el edificio será capaz de resistir, además del paso del tiempo, futuros terremotos, aunque esperamos que no lleguen pronto…
Nepal es un país extraordinariamente sorprendente. Por más tiempo que pase no te deja de darte sustos, arrancarte una sonrisa, maravillarte por algo inesperado; de sorprenderte con cosas que el día antes no habías previsto y te harán cambiar cualquier plan que hubieras, ingenuamente, preparado. Vivimos en el día de los inocentes perpetuo.
Hace unas pocas semanas se aprobó una constitución que se había hecho rogar durante años y años. No es sencillo acordar nada en un país tan diverso en culturas, religión, idiomas e idiosincrasias. Un país donde el sistema de castas sigue muy presente, donde los matrimonios concertados por los padres son la norma, donde hay más de cien idiomas diferentes, caras con facciones de lo más variadas, gente que quiere un país comunista, hinduista, liberal, federal… Pero el parlamento aprobó la constitución, y en muchas regiones encendieron velas para celebrarlo e incluso tiraron petardos.
Pero en el «Terai» en la parte sur del país, en la parte selvática que hace frontera con la India, zona donde viven principalmente las castas Tharu o Chhaudari no están muy contentos. Llevaban semanas haciendo presión con huelgas para que Nepal no fuera dividida en 7 provincias que dividen el Terai.
Nos despertamos un día cualquiera por la mañana, y nos dicen que India ha declarado un bloqueo comercial con Nepal, que las fronteras están cerradas para el comercio! No entendemos nada. Preguntamos las razones: «La India no le gusta nuestra nueva constitución de Nepal por qué nos tienen envidia de que tenemos una constitución mejor que la suya» nos dicen … Otros dicen «En el parlamento Nepalí hay unos veinte parlamentarios que son indios y han pedido a sus amigos en la India que los ayuden «. Surrealista… Pero la gente dice que en un par de días esto se solucionará…
Nos levantamos otro día y leemos en el periódico que el parlamento de Nepal ha creado una comisión con los líderes de los tres partidos principales para dialogar con los líderes políticos del Terai para desatascar la situación. ¿Qué? ¿No era un bloqueo de la India?
Hablas con la gente y ellos siguen diciendo que es culpa de India (y, por supuesto, también de los políticos que son todos unos corruptos…). Dicen que en un par de días se empezarán a importar cosas de China, si la India no cede…
Pasan los días… ahora ya nadie dice que se solucionará pronto… Ya es muy difícil conseguir gasolina, los taxistas hacen días de cola para conseguir diez litros de gasolina. Ya no se puede encontrar gas para cocinar, la gente vuelve a cocinar con leña (incluso en las ciudades)… muchos restaurantes han cerrado, otros se han adaptado y reducido su menú…
¿Cómo evolucionará la situación? ¿Cómo transportarán el arroz en las ciudades y pueblos sin gasolina? ¿Cuánto durará esta situación? ¿Abrirán las fronteras, almenos temporalmente, para las grandes fiestas de Dashain? Cualquier cosa que podamos intuir, predecir, adivinar, pensar; seguro que no sucede, o quizás sí… Nepal es un país extraordinariamente sorprendente.
Mònica Sans, Coordinadora de Bhimphedi AWASUKA, Programa de Mejora del Hábitat:
Julio de 2015
Después de dos años vuelvo a Bhimphedi. La primera sensación es como si me hubiera ido ayer, pero muchas cosas han cambiado: algunos niños se han ido de Balmandir y han venido nuevos, Dani está viviendo desde el pasado otoño y haciendo muchas mejoras, el pueblo ha visto irse a algunos de sus habitantes y ha recibido de nuevos… pero sin duda, lo más importante de todo es que Bhimphedi ha pasado un terremoto; el más violento que ha sufrido el país desde hace 81 años.
Este es el motivo que me ha llevado de nuevo a Nepal, en un viaje muy diferente a todos los anteriores. Voy acompañada de dos arquitectos especializados en cooperación: Pedro Lorenzo, del CCD-UPC y Emma Ferrer, de Base-A. En quince días, siguiendo las directrices de Pedro, nos proponemos identificar el estado de las construcciones de Bhimphedi, las voluntades del gobierno central y la situación social y organizativa del municipio; con el fin de ver las posibilidades de desarrollar un programa de reconstrucción.
Dani se nos une cuando llegamos a Katmandú. Ha dejado su amado Bhimphedi para acompañarnos durante el viaje, a todas las visitas y reuniones que hacemos. Él será una pieza básica de este proyecto, ya que reside en Bhimphedi y podrá hacer el control económico. Conoce bien el pueblo, sus gentes, la sociedad nepalí y su lengua, lo que nos facilitará mucho las cosas.
Desde dentro del taxi que nos recoge del aeropuerto, nos sorprendemos al ver que la ciudad no está ni mucho menos, tan afectada por el terremoto como nos esperábamos. Los medios sólo muestran imágenes de los centros históricos gravemente afectados, pero hay muchos barrios nuevos que han soportado el terremoto muy dignamente. Cuando llegamos a nuestro supuesto hotel, nos damos cuenta de que Dani nos ha conducido a casa de Geeta, la contable de Amics del Nepal. Muy generosamente, ella y su familia se han ofrecido a alojarnos en su casa durante nuestra estancia en la capital.
Los dos días en Katmandú pasan rápido. De tantas cosas que hemos hecho nos ha parecido una semana. Visitamos el Centro de Salud de AN, el barrio de Maijubahal, la Stupa, el barrio de Boudhanath, hacemos reuniones con NSET (Nepal Society of Earthquake Technology), con Bhupendra Pradhan y Juanjo Rodríguez, con la gente de Petit Món y en Dani Tejedor (arquitecto que colabora), con el Rotary Club Kantipur, etc… Todas las reuniones son muy interesantes, hay un gran interés en colaborar por parte de todas las ONG para trabajar de una forma más coordinada. Entre tanta reunión encuentro un momento para escaparme con Dani a ver uno de nuestros chicos que ha salido este año de Balmandir: el Ashok Siwakoti. Parece que está adaptándose bien a su nueva vida de ciudad y, además, estamos muy contentos de que en Bhuphendra nos eche una mano con su alojamiento.
Finalmente, llega el día de marcharse de Bhimphedi… la emoción y los nervios son indescriptibles.
El viaje transcurre sin problemas y hacia el mediodía llegamos al pueblo. Después de instalarnos en casa de Bhuphendra y de saludar a unos cuantos personajes, vamos directos a Balmandir. Pedro y Emma tienen mucha curiosidad por ver cómo será, ya que nunca antes han estado en un orfanato. Para su sorpresa, y como nos pasa a todos, encuentran que es un lugar mucho más alegre y bonito de lo que imaginaban. Se quedan encantados con el calor humano de los niños y del personal. A mí los niños me reciben como si fuera ayer, reclamando la canción «Water Paan». Me sorprende ver que aún la recuerdan después de 2 años, y que tengan tanto interés en cantarla. Sin darse cuenta, me encuentro en la sala de juegos, ukelele en mano y cantando con unos cuantos incondicionales. Después algunos de ellos me llevan a hacer una ruta por todo el orfanato, para ver las novedades: los patos, las gallinas y el corral, el huerto lleno de más hortalizas que nunca, el futuro estable de las búfalas, la «sala de cine», etc. Es muy gratificante ver todas las mejoras que se han hecho: bravo Dani!
Los siguientes días en Bhimphedi hacemos mucho trabajo: visitamos casas de los diferentes Wards y nos entrevistamos con diferentes personas y entidades del pueblo. Los miembros del VDC (Village Development Commitee), el comité 3E, la asociación de mujeres, la cooperativa agraria, etc. Durante las visitas nos encontramos con todo tipo de casas: totalmente derribadas, parcialmente afectadas y poco afectadas. Por suerte, en Bhimphedi el terremoto sólo ha dejado pérdidas materiales y no se ha tenido que lamentar ninguna víctima. Pero en estos momentos, el nivel organizativo es muy pobre. No hay alcalde, el secretario del gobierno ha llegado hace poco y la gente se encuentra en un estado de desprotección total: no saben qué hacer con su casa. Cuando llegamos nosotros, el ingeniero del gobierno ha revisado todas las casas de Bhimphedi y alrededores, haciendo su diagnóstico… Pero parece que tiene muchos errores y por eso nos encontramos mucha gente que lo está recorriendo, ya que no están de acuerdo con la catalogación de su casa.
A pesar de la desorganización gubernamental a nivel rural, nos llevamos una sorpresa agradable al encontrar a la gente de Agragaami muy bien organizada y con ganas de hacer cosas. Hacemos varias reuniones con ellos para ver si querían acoger un Programa de Mejora de Vivienda, y nos responden muy favorablemente. Este es sin duda uno de los resultados más positivos de nuestro viaje de identificación: encontrar un socio local que tenga interés en acoger el programa.
Un día antes de marcharse de Bhimphedi se hace la ceremonia de plantación de árboles en el campo polideportivo de Bhimphedi, que justamente se inauguró el día del terremoto. Vienen muchos miembros del Rotary Club Kantipur liderados por Bhuphendra, quien aprovecha el momento para hacernos un encargo oficial. Nos dice que quieren construir un edificio de servicios junto al campo multi deportes, y que querrían que éste fuera también uno de nuestros prototipos antisísmicos. Juanjo nos dice que está animado para conseguir financiación, pero ambos coinciden en afirmar que antes hay mucho trabajo por hacer, ayudando a las familias más necesitadas que no tienen casa. Pero quedamos de acuerdo en incorporar este encargo en nuestro programa.
Llega finalmente el día de volver a Katmandú, donde nos quedan todavía unas cuantas reuniones muy interesantes con Brian Peniston, Rabindra Puri y el presidente de NEA (Nepal Engineers Association). También vemos a Naresh y a Pemba, unos chicos que salieron de Bhimphedi hace un par de años, que estudian y trabajan gracias al proyecto joven de Amics del Nepal. Me emociona ver cómo los chicos poco a poco se van espabilando gracias a su propio esfuerzo, pero también gracias al apoyo y buenos consejos de Dani, que les hace de mentor.
Para terminar el viaje, visitamos Thamel, Durbar Square y Bhaktapur. Por primera vez en toda nuestra estancia, nos encontramos cara a cara con los efectos devastadores del terremoto: es impresionante ver la enorme destrucción que se puede causar en tan pocos segundos… una cosa es ver las imágenes por televisión, y otra muy distinta es encontrarte allí en medio.
Septiembre 2015
Mientras escribo estas líneas ya han pasado dos meses desde que volvimos. Parece mentira… Ha sido muy emocionante recordar nuestras aventuras durante aquellos quince días tan intensos. Le había prometido a Dani que escribiría este texto nada más volver, pero la verdad es que me ha sido imposible hacerlo antes. Nada más llegar, todo el equipo de arquitectos estuvimos inmersos en la elaboración de un informe de casi 100 páginas, liderado por Pedro. Entre otras cosas, estuvimos ordenando todas las fichas de las casas visitadas y situándolas en Google Maps. Mucho trabajo… pero que irá muy bien para iniciar la labor de la cooperativa de mejora de vivienda de Bhimphedi. (En este pueblo, y en casi todo Nepal, no hay planos municipal de parcelas, ni numeración de casas, ni nada de todo esto, y pensamos que utilizar la plataforma de Google Maps sería una buena iniciativa para empezar a ordenar un poco este tema).
A principios de septiembre hicimos una reunión de junta de Amicss del Nepal. Pedro, Anna Altemir (fundadora de Base-A) y yo misma, estuvimos explicando el programa de mejora de vivienda que se quiere hacer y su futura replicación en otras comunidades, si todo va bien. El proyecto tuvo muy buena aceptación, podemos anunciar oficialmente que Amics del Nepal apuesta por él. Ahora sólo falta saber la resolución de Caldes Solidaria, la ONG que cubre el 50% de esta aventura… Una vez lo sepamos, podremos dar la primera fase del programa por aprobada (hasta finales de Febrero).
En estos momentos el equipo de arquitectos está definiendo los prototipos de casas antisísmicas, en colaboración con especialistas de estructuras. El primer equipo de arquitectos que comenzará la construcción de prototipos marchará a mediados de Octubre.
Y para terminar, contaros que el nombre del programa es AWASUKA. Son las iniciales nepalíes de las palabras: Aawaas Sudhir Karyakram, que quiere decir: Programa de Mejora de Hábitat. Nos ha costado mucho encontrar este nombre, sobre todo, encontrar un equivalente a la palabra «Hábitat» en nepalí… pero gracias a Hem Adikhari (uno de nuestros chicos del Programa Joven de Bhimphedi), lo hemos conseguido!
Antes de acabar, quiero dar mi agradecimiento personal a un equipazo de gente inmejorable: Pedro Lorenzo (CCD-UPC) y Emma Ferrer (Base-A), por ser unos compañeros de viaje fantásticos; a Anna Altemir (Fundadora de Base-A), por ser una excelentísima coordinadora de equipos, a Andrea Llanas y Valeria Cid (Base-A), por ser unas trabajadoras incansables y siempre de buen humor; a Berta Marín (Base-A) que se nos ha unido algunos días ayudándonos con las fichas, a Inés García (estructurista y amiga) como nueva incorporación en consultoría de estructuras. Y en Nepal, a Mikel Zubiaga y Nerea Gezuraga, que han ayudado a completar algunas fichas que faltaban. Un agradecimiento muy especial para Dani Roig, que aparte de hacer una labor impresionante en el orfanato, se ha involucrado muchísimo en el proyecto AWASUKA y es uno de nuestros puntales más importantes.
Agradecimientos también para el equipo de traductoras: Marta Masip, Elisenda Medio, Rocío Moreno y Andrea Mauri, por haber traducido las notas del viaje del Pedro, en las que se basó el viaje de identificación; y a las voluntarias de Bhimphedi: Mar Úbeda, Laura Conde y Isabel Valero (futura voluntaria), por estar siempre dispuestas a ayudar en las traducciones de los posts y en lo que haga falta! 😉
A todos ellos: MUCHÍSIMAS GRACIAS POR SU IMPLICACIÓN CON Bhimphedi. Porque, como dijo Pedro Lorenzo durante la Junta de Amics del Nepal «Bhimphedi engancha!».