Hace un mes Enric Recoder, vicepresidente de Amics del Nepal, me pidió escribir un artículo para la memoria anual «Namasté». Me dijo que explicara el proyecto de la casa de acogida de Bhimphedi con todos los cambios que hemos ido haciendo a lo largo de este año en que he estado viviendo en el centro coordinando el proyecto. Me pidió que, además, contara mi historia personal, por qué a la gente le podía interesar saber como un catalán «cabeza cuadrada» que estaba investigando en el Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC sobre el mecanismo de crecimiento de los agujeros negros en el centro de galaxias, pocos años después se va a vivir a un pequeño pueblo perdido en un valle de Nepal.
Escribir nunca me ha gustado mucho… Para que os hagáis una idea, el trabajo que me cuesta más encontrar el momento para hacer en la casa de acogida, incluso más que lavar la ropa a mano, es actualizar semanalmente el bloque que abrimos hace un año para ir explicando las actividades del centro de acogida y otros proyectos y aventuras que vivimos en Bhimphedi: www.amicsnepal.org/bhimphedi
Sé que es un trabajo muy importante mantener a toda la familia de Amics del Nepal al día de todo el trabajo que hacemos, por qué sin toda la gente que nos apoyáis, tanto económicamente como con horas y horas de trabajo voluntario, nada todo esto sería posible. Os lo merecéis todo. Hay gente como Ricardo Riera, que no sólo organiza actividades como el TaperNepal para recoger dinero para el centro de acogida, sino que también nos dedica sus vacaciones cada año para venir a Nepal y ayudarnos a Bhimphedi. O como Tonyo Fibla, que ha organizado actividades en Benicarló para recoger dinero, ha venido a trabajar un mes en el centro y además colabora cada mes como padrino del proyecto. O como Alberto Usó, que nos vino a ver en Nepal, y después de compartir un día intenso y de enseñarle todo nuestro trabajo nos ha dado su confianza. O como Eduard Juanati, Mar Úbeda, Laura Conde, Mikel Zubiaga y Nerea Guezuraga, que han estado tres meses cada uno en la casa de acogida, trabajando muy intensamente, y que sin ellos no hubiéramos podido hacer ni un 10% de las mejoras, rutinas y actividades que se han hecho en el centro. No tendría suficiente lugar en la revista «Namasté» para hablar de todos los que hacéis posible todo ello, y para daros las gracias.
Y sin olvidarnos de la gente que ha llevado y lleva el día a día de la asociación, que dedican horas y horas en Barcelona. Entre ellos, Mónica Sans y Enric Recoder, responsables de la casa de acogida de Bhimphedi en la Junta Directiva. A pesar de tener muchas responsabilidades laborales y familiares, cada vez que les he pedido ayuda o consejo han contestado inmediatamente a pesar de las 4h45minuts de diferencia horaria.
Al igual que la presidenta, Cristina Morales, que a pesar de dar clases en el conservatorio, llevar una escuela de música, y cuidar de su familia, todavía tiene tiempo para cuidar de todos nosotros. Cristina lleva veinte años vinculada con Amigos de Nepal, y además es padrina del proyecto Bhimphedi, al igual que Ramon Viladomat.
Hace ya un mes desde que Enric me pidió el texto por primera vez y aún no le he dado. En general, cuando tengo que trabajar con el ordenador, o comunicarme con Barcelona, incluso con mis padres o amigos, la mayor dificultad es encontrar unos minutos de tranquilidad y lucidez. Me siento ante el ordenador. «Dani!» Un niño que pide colores para dibujar o celo para hacer un experimento, o que le cure una heridita o que simplemente le preste un poco de atención. «Dani!» Un voluntario que necesita mi ayuda para alguna actividad, o para encontrar las pinturas de pared o alguna herramienta. «Dani», un trabajador que me dice que falta comida para la búfala, o lleva el dinero de vender la leche del día, o ha venido un señor con toros para arar el campo para plantar patatas o es hora de comer “dalbhat”. Sólo cuando son las 9:30 y los niños se van a dormir, puedo tener la tranquilidad… pero no la lucidez… yo también me duermo.
Pero la mayor dificultad de este texto no es ni siquiera encontrar el momento para escribir… Desde que Enric me lo pidió, he empezado este texto unas veinte veces, y lo he borrado también veinte veces… Como transmitir este año de intensidad diaria en unos pocos párrafos?
Buscar nuevo director. Conectar línea de teléfono e Internet en un pueblo perdido. Hacer un blog. Coordinar los voluntarios. Llevar al centro gallinas, patos, conejos, cabras, búfalas. Mantener el huerto y el jardín. Hacer mejoras y reparaciones en el centro. Hacer actividades con los niños en la infinidad de días que no van al cole. Llevar a los niños al hospital para tratarlos de problemas de todo tipo (tuberculosis, irregularidad con la regla, un brazo rasgado, ataques de ansiedad, visita al dentista). Entrenar a dos equipos de baloncesto. Realizar acciones de emergencia por el terremoto. Colaborar con el proyecto de mejora de la vivienda AWASUKA. Dar clases de inglés en la escuela pública. Comprar ropa para los niños. Cortar leña para cocinar por qué la India lleva más de un mes haciendo un bloqueo comercial en Nepal y, por tanto, no tenemos gas ni gasolina…
No me veo con la capacidad de resumir este año… Así, después de otro día donde he fracasado en mi objetivo de escribir el texto, he decidido que en vez de explicar todo esto, os contaré mi día:
6h: Me levanto sin ninguna expectativa concreta. Hago una ronda por las habitaciones de los niños despertando a los que todavía están en la cama con un «Good Morning», y haciendo cosquillas a los niños que se despiertan con más buen humor. Recibo a algunos vecinos que vienen a comprar la leche recién ordeñada.
7h: Voy a desayunar al pueblo con los voluntarios de Amics del Nepal, uno de ellos, Lluc, se va hoy después de ayudarnos tres semanas en el centro.
9h: Voy a hacer la clase diaria de inglés con los chicos de Bachillerato, pero ¡sorpresa! Como en un par de días cogen las vacaciones de Tihar, se han cogido puente y ¡nadie se presenta en clase!
10h: Voy con el director del centro de acogida a hablar con el director de la escuela. Seguramente en un par de semanas nos enviarán nuevos niños en el centro de acogida, y tenemos que avisar a las escuelas.
12h: Me pongo en el despacho que los voluntarios (que mis padres arreglaron hace una semana). Intento escribir el texto mientras hay 5 niños intentando abrirse una cuenta de gmail. Los pequeños ya hace 3 semanas que están de vacaciones, los grandes las cogerán en un par de días.
13h: Ya es hora de comer, pero llega el carpintero. Ya tiene preparado uno de los armarios que le habíamos encargado, hacemos cuentas y voy a buscar el armario con la ayuda de unos cuantos niños.
13h30: Viene al centro un hombre indio con una herramienta que parece un arpa de una sola cuerda. Es el señor que repara los sacos de dormir de lana. Negociamos con él los precios, y vienen 5 indios más y se ponen a rehacer 20 de los sacos de los niños.
14h: Finalmente comemos dalbhat.
15h: Vamos a buscar habitación por uno de los voluntarios. ¿Por qué en el edificio donde se acostumbraban a alojar queremos empezar obras para repararlo después de verse afectado por el terremoto. Dos habitaciones, por tres voluntarios, nos costarán unos 27 euros al mes.
16h: Voy a la oficina gubernamental de agricultura del pueblo, pues quiero conseguir semillas de una hierba muy nutritiva para la búfala y su cría para la época seca. Lo conseguimos, nos dan 40 kg gratuitamente. Voy hacia la casa de acogida para buscar la carretilla para cargarlo. Mientras hablo con Enric Recoder, que estos días es en Katmandú, para coordinar la llegada de los nuevos niños y las obras que tenemos que hacer. Y me vuelve a pedir este texto…
16h30: Tenemos visita. Ha venido un grupo de nepalíes para dar material escolar. El que lleva la voz cantante de la visita es un antiguo trabajador del centro. Los otros señores, de cierta edad, se ve que son gente importante, uno incluso es miembro del parlamento. Pero es gracioso cuando se marchan en un cochecito blanco (bastante nuevo) siete personas embutidas.
17h: Recojo las semillas y le pido a la Maya que encargue al señor de los bueyes para arar el campo al día siguiente.
18h: Leo un capítulo de Harry Potter con los chicos y chicas mayores (13-18anys). Aquí en Nepal no tienen costumbre de leer novelas, así que al menos estos niños se leerán algunas. Un poquito cada día antes de la hora de estudio. De paso les sirve como actividad de inglés.
19h: Comemos dalbhat de nuevo. Mientras explico unos ejercicios de matemáticas a uno de los niños.
20h: Voy al despacho donde nos encontramos los 7 voluntarios de Amics del Nepal que estamos en Bhimphedi estos días. Mientras yo escribo este texto, dos más preparan una yincana para celebrar el cumpleaños de 4 de los niños que han nacido en octubre (o al menos en su ficha se escribió esto).
21h30: Revisión que todos los niños estén en sus habitaciones con las luces apagadas. Me lavo los dientes y voy hacia mi habitación para terminar de escribir este artic…