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Búfala en Balmandir

¿Qué hacen dos nepalís, un catalán y cuatro vascos a las 4 de la mañana en un remoto valle de Nepal?

Nos espera una caminata de una hora hasta Damar, donde hemos quedado para recoger a nuestra Búfala (bhaisi en nepalí) y su cría macho. Está despejado, lo que hace que la subida sea más llevadera… y por suerte en Damar nos acogen con un riquísimo té, hecho como no, con leche de búfala recién ordeñada.

Al cabo de un rato nos traen nuestra búfala… aquí empieza la parte más interesante de la mañana: bajarlas por la larga pista hasta Bhimphedi sin que se nos despeñen o se paren a descansar en la mitad del camino… Dos horas más tarde llegamos a Balmandir y los niños las reciben con gritos y carreras, las acompañan hasta su nueva casa… y abrazan y estrujan por primera vez al pequeño de la familia.

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Estas últimas semanas hemos estado inmersos en la preparación de la cuadra para las búfalas y las cabras (bakhara en nepalí). Lo primero que hubo que hacer fue vaciar el espacio que íbamos a utilizar como cuadra ya que estaba lleno de vigas de madera. Algunas de ellas eran muy largas y pesadas por lo que tuvimos que pedir ayuda a los trabajadores de la cárcel. Después de que Dani visitara la cárcel por lo menos diez veces para pedirles ayuda al fin vinieron …
Dos semanas más tarde al fin tuvimos el espacio vacío, con lo que empezamos con las reparaciones… y parecía fácil: una de las vigas estaba partida, uno de los pilares totalmente podrido, al sustituir éste tuvimos que mover el de al lado, la chapa que hacía de pared trasera estaba puesta con la ondulación del revés de forma que el agua entraba hacia dentro, el tejado necesitaba arreglos, hacer la puerta no fue nada fácil, colocamos una antigua puerta metálica inutilizable como parte de la pared (y cómo pesaba!), pusimos 6 pilares para atar a las búfalas, una capa de hormigón para allanar el interior y darle pendiente… Poco a poco la cuadra fue tomando forma. Entre tanto también hicimos una pequeña ampliación a la caseta para colocar allí las cabras (anteriormente ya teníamos patos y gallinas, y una perra con tres crías de menos de un mes de edad. Este orfanato se está convirtiendo en una granja!).

Por otro lado las cabras y las búfalas necesitan hierba, mucha hierba… así que hemos dedicado toda la parte baja del terreno de huerta para plantar hierba: Primero vinieron a pasar los bueyes, luego retiramos todas las hierbas y maleza restante, y después fuimos sembrando poco a poco las semillas… al de unos días repetimos el proceso en la otra mitad del terreno. Pero claro, para separar la zona de pasto de la zona de huerta hace falta una valla… así que, qué mejor que construirla nosotros mismos! Esta historia la dejamos para un próximo post…
Lo dicho, por fin tenemos búfalas en nuestra granja!!

Nerea y Mikel
Voluntarios de larga estancia de Amics del Nepal para la casa de acogida de Bhimphedi y el programa de reconstrucción y mejora de la vivienda afectada por el terremoto.

P.D. ¿Os hemos contado que Ricardo y Jorge vinieron de Kathmandu anteayer y trajeron 4 conejos en la chistera? Sí. En Balmandir también tenemos conejos.

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Ricardo vuelve a Balmandir

Ricardo, miembro de la junta de Amics del Nepal y voluntario asiduo en Bhimphedi ha vuelto a nepal por quinto año consecutivo. Ricardo es el creador del proyecto TaperNepal, en el que se consiguen recursos para la casa de acogida de Bhimphedi a través de vender productos artesanales hechos en Nepal.

Este año Ricardo ha venido de India dónde estaba haciendo un curso para formarse en su profesión: Profesor de yoga. Pero además también es jardinero de profesión, lo que ha sido extremadamente útil en Bhimphedi cada vez que ha venido. Gracias a su energía, buen humor, ganas de trabajar, sus conocimientos y que es un manitas, cada vez que viene a la casa de acogida se consiguen cosas que parecían imposibles.

Este año lo fui a recoger al Tribhuvan International Airport (TIA), único aeropuerto internacional del país, situado en Katmandú. Y como es de esperar, Nepal nunca te deja de sorprender. Mientras lo estaba esperando, mirando si aparecía por el pasillo, ¡de repente aparece un mono! Hay monos por toda la ciudad (por los tejados, por millones de cables que cuelgan por las calles, por los templos…) ¿pero dentro del aeropuerto?

No era un mono pequeño, pero des de detrás del cristal toda la gente se lo miraba sonriendo. De golpe, pega un brinco y se cuelga del cristal, lo baja con asombrosa facilidad y tranquilidad. La gente se sorprende pero tampoco se pone nerviosa. Se acerca a un señor que está sentado. Le coge la botella de Fanta que tenia al lado del banco… el señor se lo mira… el mono le sopla amenazante. Pero el señor lo ignora, y el mono se sienta mirando su premio. De repente, le pega un mordisco a la botella y sale a presión la bebida. El señor sale corriendo. El mono sabe lo que se está haciendo, no es la primera vez… tranquilamente se pone a beber su Fanta y no se va del aeropuerto hasta que ha terminado. Finalmente llega Ricardo. Este país es genial. Un desastre en muchos sentidos… pero genial.

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Ricardo:

De nuevo en Bhimphedi, una vez más. Este año era más necesario que nunca el venir a echar una mano; por el terremoto, por los nenes, por Dani, … por Nepal.

Y, para mi alegría, la casa de acogida está más bonita que nunca y lleno de vida. Los jardines con flores, la cuadra con animales, la huerta bien mantenida y Kali (la perrita del centro) a punto de dar a luz. Balmandir rebosa vida.

Nada más entrar viene corriendo Maya a ponerme la “tika”. Que buena és la “didi” Maya. Visito el orfanato y veo que no está el tallercito que dejé el año pasado. Bueno… pues lo montaremos otra vez. Por suerte, Kul se ha hecho cargo de casi todas las herramientas y solo hay que buscar un hueco donde volver a colocarlas ordenadas.

Ordenar, limpiar, quemar lo que no valga… Y en una mañana tenemos montado el taller y mi habitación. Hacemos inventario de lo que tenemos y lo que nos hace falta, un día de estos iremos a Hetauda a comprar con el dinero del TaperNepal de Bilbao y Zaragoza.

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Manoj con un bigote de pelo de maíz.
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De camino a pegarse un chapuzón al rio.
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Trabajando en el huerto.
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Mikel, Dani, Anish, Ricardo y Kul (de izquierda a derecha).

Mucha gente ha colaborada para que yo pueda volver, otra vez, a estar con estos chavales y a vivir un tiempo en Nepal. ¡Mi agradecimiento a todos!

De excursión con las niñas

Algunos de los niños y niñas del centro de acogida sí que tienen algún miembro en su familia fuera de la casa. Ejemplos de este hecho son dos de las niñas del centro, que aunque la situación familiar no permite que vivan permanentemente con su familia, si intentamos que durante las vacaciones los visiten y convivan el máximo tiempo a fin que sus vínculos familiares sean lo más fuertes posibles.

Así pues, estos días hemos ido a llevar a Sita y Binita a sus pueblos, y de paso ha sido una muy buena excusa para hacer excursiones con las otras niñas del centro y las cuidadoras y visitar nuevos lugares.

El sábado fuimos a casa del padre de la Binita. Para llegar tuvimos que coger un autobús, y después pedir a un camión que nos llevara a la cabina. Y carretera arriba, despacito, llegamos a su pueblo, situado cerca de Daman, a más de 2.000 metros de altitud.

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Tomando te en la casa del padre de Binita, construida después del terremoto.
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Visitando el templo budista que se encuentra cerca de la casa de Binita.

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Jugando en el patio de la escuela dónde Binita estudió primero de primaria antes de ser admitida en el centro de acogida.

El domingo, en cambio, fuimos hacia las planicies más allá de Hetauda (Terai) hasta llegar a casa de la madre de Sita (re-casada tras que el padre de la niña perdiera la vida).

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Con la familia de Sita.

Todas las niñas y cuidadoras se lo pasaron muy bien cambiando de escenario por un par de días. Pero volvimos un poco tristes al dejar dos de las niñas en su casa por unos días. Pero pronto volverán para seguir con todas las actividades que tenemos preparadas en el centro de acogida.

Y finalmente comienza la escuela

Normalmente las vacaciones de abril en Nepal duran un mes. En este periodo celebran el fin de año nepalí (ahora ya nos encontramos en el 2072), y los niños y niñas comienzan el nuevo curso. Pero este año las vacaciones se han alargado más de dos meses, debido al terremoto. Finalmente, la escuela ha comenzado!

Los niños de la casa de acogida van a una escuela comunitaria hasta 5º de primaria, donde estudian en inglés. Afortunadamente esta escuela no se ha visto afectada por el terremoto, y el curso ha podido comenzar con normalidad una vez el gobierno ha decidido que las clases se podían reemprender.

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Los niños a partir de 5º de primaria van a la escuela pública de Bhimphedi. El edificio de la escuela es un edificio histórico, una de las escuelas más antiguas de Nepal. Y ha quedado del todo dañado por el terremoto. Los ingenieros enviados por el gobierno han asignado la etiqueta roja a todos sus edificios, así que se tendrá que derribar y construir una nueva escuela. Pero seguro que este proceso tardará unos años en poderse concluir.

De momento, se han construido unas clases de bambú y plástico, para poder empezar las clases ahora que vienen los meses de lluvia para los niños de primaria (bastante incómodas para dar clase …) y los de secundaria utilizan las clases menos afectadas por el terremoto… Todo ello una situación bastante mala… Después de los monzones el comité de la escuela y la dirección deberán decidir dónde hacer las clases en los próximos años, a fin de dejar el espacio para poder derribar el edificio antiguo y poder construir uno nuevo.

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Aunque los estudiantes de la escuela pública se han quedado sin escuela, este año se ha decidido que llevarán corbata, cinturón y zapatos. Así que, al menos, ahora hacen van aún más elegantes con el nuevo uniforme.

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Nepal se vuelve un camping gigante

Si no sabes cómo vivimos el segundo terremoto, lee el post anterior: «Nuevo terremoto y todo el mundo a la calle«.

Ya han pasado dos días después del segundo terremoto, pero aún se notan las consecuencias, la mayoría de las tiendas aún estan cerradas a Katmandú y yo todavía no he conseguido billetes para volver hacia Bhimphedi. Los jeeps que deberían venir des de Hetauda a recoger gente no vienen, los conductores les da miedo venir a Katmandú. Pero aquí en Katmandú será imposible hacer ninguna gestión estos días … así que siento la desazón de volver hacia Bhimphedi para poder hacer algo de provecho.

Son las 9 de la mañana y finalmente me llaman para decirme que si llego a las 10:30 tendré dos billetes, uno para Shree y uno para mí. Ahora a correr. Estoy en casa de Geeta, la maravillosa contable de Amics del Nepal en Katmandú. Ella y su hermano me estaban explicando todas sus aventuras que estan viviendo estos días en las expediciones a Dholakha y Sindupalchowk en acciones de apoyo a las víctimas del terremoto. Voy lo más rápido posible a recoger mis cosas ya buscar a Shree, y nos vamos en taxi hacia Balkhu. Imposible llegar en transporte público, y menos estos días que hay tan pocos.

El taxista curiosamente nos pide un buen precio desde el principio y así no tenemos que hacer todo el ritual de negociación que se acostumbra a hacer en cualquier transacción. De camino vemos algunas casas caídas, Ratna Park lleno de tiendas de campañas… y sale el tema. Nos dice que él es de Dholakha y que la casa de sus padres está del todo inservible. Sus padres están bien nos dice, pero un tío ha muerto en el terremoto…

Sin ningún imprevisto conseguimos ir hacia Bhimphedi. Son tres horas de trayecto en jeep, por senderos que suben y bajan montaña tras montaña. Desde el primer puerto podemos ver Katmandú, me miro la ciudad atentamente intentando ver qué desolación ha causado el terremoto. No veo efectos evidentes en los edificios desde tan lejos, pero se ve algo diferente respecto a los otros golpes que había hecho este trayecto: Por toda la ciudad se ven puntitos naranjas, que es el color más común de los plásticos que todo el mundo está utilizando para ello las tiendas.

Y durante las tres horas de trayecto la misma visión. Al lado de cada casa, hay una tienda de campaña, no importa si la casa está completamente derribada o no tiene desperfectos aparentes desde fuera. Todo el mundo vive en las tiendas de campaña que se han montado al lado de la casa. Quien no tiene casa debe dormir fuera. Quien tiene casa agrietada duerme fuera por temor a que la casa no sea segura. Quien tiene la casa sin desperfectos, tiene miedo de que por la noche llegue un terremoto más fuerte y que esta vez si derruir la casa.

Llegamos al último puerto de montaña, y ya se ven las montañas y los valles que forman el pueblo de Bhimphedi. No es diferente, al lado de cada casa hay una tienda de campaña, pero éstas nos las miramos con una sensación bastante diferente, ya que 264 tiendas las hemos podido facilitar Amics de Nepal. Viendo todas estas tiendas me hace pensar en las aventuras que vivimos en los dos trayectos a la India y la distribución y seguimiento.

Ya os lo explicamos cómo conseguimos las primeras 123 tiendas en «La aventura tiendas de campaña» y cómo se distribuyeron y hacer el seguimiento a «Las tiendas ya están en casa«. Pero aún no os hemos explicado cómo fue la segunda fase del proyecto que iniciamos el 8 de mayo yendo hacia Hetauda para sacar el dinero del banco y coger el jeep que habíamos reservado previamente para salir hacia la India a las 10:30 de mañana para comprar un nuevo cargamento de tiendas. Yo no puedo cruzar la frontera, pero los nepaleses no necesitan visado para cruzarla, así que los dejo esperando el jeep y me voy a hacer compras para la casa de acogida y a pagar la factura de la luz.

Ram Naam Lama (Miembro de la comunidad de Bhimphedi y del centro médico que nos apoya en muchos de los proyectos)

En Ram Bahadur (trabajador del centro de acogida y yo estabamos en Hetauda al lugar acordado a la hora acordada esperando el Tata Sumo (jeep). Son las 10:30 y tata sumo ya debería estar aquí y no está. Lo llamo para saber si tardará mucho. Pero me dice que no puede venir, que tiene que hacer un trayecto a Katmandú! ¿Por qué no avisó antes? Aquí empieza nuestra mala suerte el día de hoy…

Preguntamos en todas las oficinas de transporte pero nadie tiene ningún jeep disponible. Finalmente, a través de un familiar mío, conseguimos uno y nos dirigimos hacia Raxaul (en la India cerca de la frontera nepalí).

Una vez llegamos allí empezamos a preguntar tienda tras tienda, pero nadie tiene, de tiendas medianas, o eso dicen… cuando empezamos a perder la esperanza veo a una pared de una tienda una fotografía de un grupo religioso en una campaña de voluntariado. Qué casualidad, es del grupo religioso al que pertenece mi familia! Empezamos a charlar con el su propietario y finalmente nos pregunta: «¿Qué necesitais?» «150 tiendas» decimos. «No hay problema, Esto está hecho» nos dice. Parece que después de todo puede que no sea un día de mala suerte!

Cargamos el jeep con 141 tiendas y nos dirigimos hacia la frontera. Nos paran… La otra vez había sido muy sencillo con el coche militar…

El oficial indio de la frontera nos hace entrar en su oficina y nos empieza a pedir detalles de nuestra misión. Nosotros le explicamos de dónde venimos y con qué razones, pero no la acabamos de convencer por que no tenemos ningun papel para corroborar nuestra historia. Nos pide que volvamos atrás y devolvamos todas las tiendas en la tienda de donde las hemos comprado. ya son las 2h y no parece que se pueda resolver favorablemente… ¿qué tenemos que hacer? ¿Dónde tenemos que ir? ¿Con quien deberíamos hablar? Nos sentimos frustrados y sin mucha esperanza… pero le volvemos a pedir al oficial que nos deje cruzar la frontera. Nos dice que si confesamos que llevamos las tiendas para hacer negocio, entonces con una pequeña cantidad que le pagamos nos dejará pasar … Pero no pensamos mentir… las tiendas no son para vender, son para distribuir a las víctimas del terremoto de Bhimphedi…

Finalmente el oficial nos recomienda que llevamos una carta de la embajada india… pero no creemos que esto sea posible… Pero cuando salimos de la oficina se nos acerca un agente (una persona que está por la frontera, pero no es trabajador público) y nos recomienda que vamos a la oficina de Mishra Jee. Lo hacemos. Allí tenemos que pagar 1,000 rupias nepalíes (unos 9 euros) y Mishra Jee nos hace de intermediario con los oficiales de la frontera. Esta vez sin ningún problema nos permiten cruzar. Gracias Mishra Jee!

No hubiéramos tenido que darle ese dinero, por qué estaba haciendo algo malo… ¿pero que teníamos que hacer? no había otra manera de resolver la situación… Sea como sea hemos completado la misión con éxito, y al día siguiente podemos distribuir las tiendas puerta por puerta con la ayuda inestimable de algunos voluntarios del centro de acogida.

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Bishwa llevando una de las tiendas al Ward número 9.

 

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Parece que Bishwa esta un poco cansado. Arati y Kul en el fondo lo llevan mejor.

 

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Los voluntarios y algunos de los afectados por el terremoto del Ward número 9.

 

Muchas gracias Amics del Nepal ya tu equipo de Barcelona por su apoyo. Especialmente gracias a Dani y Laura!

Nuevo terremoto y todo el mundo a la calle

DANI (Cooperante de Amigos del Nepal en Bhimphedi)

Después de 17 días del terremoto parece que las réplicas son cada vez más suaves. La gente, aunque todavía está asustada, golpeada por la cifra de muertos que supera los 8.000 y tocada debido a que mucha gente ha perdido la casa o la tiene agrietada, parece que la actividad va volviendo poco a poco. La gente comienza a tocar los escombros de las casas. El casi millón de personas que había dejado Katmandú vuelven a la ciudad poco a poco. El gobierno anuncia que las escuelas comenzarán el próximo domingo y las acciones que está preparando para mitigar las consecuencias del terremoto.

Yo decido ir hacia Katmandú para hacer algunos trabajos que tengo pendientes, entre ellas ayudar a uno de los niños del centro a conseguir el carné de identidad. Queremos salir el sábado o el domingo, pero los jeeps para ir a la capital van llenos. La gente va volviendo a la capital para continuar con sus tareas (abrir la tienda, trabajar con el taxi …). Finalmente conseguimos billetes para el lunes. El jeep normalmente lleban 9 pasajeros y el conductor, esta vez somos 10 más el conductor. Y justo antes de llegar a un control policial el conductor le pide a un camión que lleve uno de los pasajeros unos kilómetros, para evitar la multa.

Al llegar nos ponemos rápidamente a hacer gestiones para terminar pronto y poder volver a Bhimphedi lo antes posible. Al día siguiente pedimos unos documentos que necesitamos para hacer el documento de identidad del chico. Nos dicen que están en un edificio que ha quedado afectado por el terremoto y tienen miedo de entrar. Pero que nos dirán algo por la tarde, que viene un equipo de policías, y a ver que dicen. Pero ya han pasado las doce … y es casi la una de la tarde …

MIQUEL (Cooperante de Amigos del Nepal en Katmandú)

Y los días en Nepal giran continuamente de forma sorprendente. Aquí la vida puede dar un giro en cualquier momento de forma inesperada. Nunca se sabe qué, ni cómo, ni con quién, ni siquiera cuando pasará. Y de repente vuelve un temblor. Un temblor que se alarga. Un temblor que se alarga y que no es una réplica. Un temblor que es un terremoto y hay que salir corriendo. Como siempre hasta ahora hay tiempo para elegir jardín o calle. Calle mejor. Mucho mejor. Sales a la calle. Cables eléctricos. Parece que se para, pero… sí se detiene. Es un terremoto. Como siempre vuelvo a casa. Volvemos a casa, vivo con Ashok, el chico de 16 que hace dos meses dejó el centro de acogida de Bhimphedi, y siempre decidimos hacer lo que nadie hace.

Todavía recuerdo el día del gran terremoto. Estábamos fuera él y yo con dos niños pequeños. Estábamos haciendo una clase cuando pasó y de repente nos encontramos con todo el mundo en plena calle. Después que los padres de los niños los recogieran, le pregunté «¿Quieres quedarte aquí y esperar o prefieres ver qué ha pasado?». Un terremoto hace acelerar el corazón y os aseguro que nuestro miedo siquiera podía ser apaciguada por la infinita curiosidad de saber lo que había pasado. Así que nos fuimos a recorrer la ciudad en pleno esplendor de grandes réplicas.

Pero eso fue hace 18 días. Ahora volvíamos a entrar a casa después de un nuevo terremoto. Y llegó Dani y Shree. Todos estábamos tranquilos en diferentes grados. Algunos teníamos más miedo. Otros más distendidos. Un nuevo terremoto. Fuertecillo y largo. Vamos haciendo el pronósticos: un 5, no un 6 punto algo … un 7,1… de unos 20 segundos… Finalmente un 7 punto 3 punto 4. Sin duda no son buenas noticias. La gente que había abandonado las calles, vuelve a ocupar las solanas. Las tiendas que habían vuelto a abrir, todas cerradas. Los coches que ocupaban las calles, desaparecen y dejan un silencio extraño.

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Seguro que habrá muertos. Aquí no ha pasado nada. ¿Habrán caído edificios? Empezamos a llamar y mandar mensajes. Todo el mundo llama a todos. Parece que no fallan las líneas hoy. Hay conexión. Podemos vivir todo «en directo». Tenemos más acceso a la información y los informadores, esta vez, tienen acceso a nosotros. El Whatsapp quema, Facebook se retuerce.

Vamos hablando también con la gente preguntando si saben algo. La gente parece que no volverá a casa. Salgo a la calle a ver la Stupa. La calle está deshabitado, ni un alma, silencio extraño a esas horas. En la Stupa se puede ver a alguien más, algunos que dan vueltas, otros que pasear… Después de un terremoto aunque la gran mayoría se acumule en esplanadas a esperar las réplicas, siempre encuentras aquellos que tachan de «insensatos» y no pueden dejar de ir de aquí para allá. La Estupa está peor. Vuelvo a casa. Y empiezan las llamadas de los medios de comunicación españoles.

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Buddhanath sufre el terremoto con todos nosotros.

Parece extraño como llegan las noticias lejos de la noticia. Desde allí la expectación siempre ha sido muy grande. Se ha hablado de tragedia y gran desgracia. Sin duda lo ha sido, la cantidad de vidas humanas perdidas y los destrozos materiales son muy elevadas. Lo que más sorprende, sin embargo, a todo el que habla con nosotros es que en medio de tanta destrucción estemos bien, dormimos en casa y nuestro nivel de miedo sea medio. Y es que el terremoto no ha terminado con todo, no, hay muchas cosas de pie y nosotros por suerte y fortuna nos encontramos en un lugar que de momento está todo tal y como era antes y después del primer terremoto.

Más allá pero de lo que se diga o deje de decir por la tele y la prensa, la realidad siempre es más pintoresca cuando uno la ve con sus propios ojos. Hoy es la segunda noche después del segundo terremoto. La gente ha invadido los calle. Esta vez ya se cuenta con tiendas de campaña más sofisticadas. Parece que hay más miedo, un miedo más elaborada, menos visceral que la primera. No acaban de entender si es una réplica o un nuevo terremoto …

Pero recordemos algo antes de terminar:

«Los días en Nepal giran continuamente de forma sorprendente. Aquí la vida puede dar un giro en cualquier momento de forma inesperada. Nunca se sabe qué, ni cómo, ni con quién, ni siquiera cuando pasará. Y de repente ya no sabes cómo esta vez te sorprenderá «.

Siempre le digo a Dani: este país es surrealista y entonces reímos. Y a veces nos miramos y nos decimos: «Surrealista». Y a veces nos llamamos y decimos «Surrealista». Así que espero que el surrealismo no nos deje de sorprender mientras intentamos restablecer de nuevo nuestra normalidad.

El poco tiempo nos impide a veces recrear un teto con su propia esencia. Hoy hemos tenido que usar el google translator para hacer este texto posible en castellano, disculpad si su sintaxis es ligera y su vocabulario a veces un tanto extraño.

Las tiendas ya están en casa

Si no has leído como conseguimos comprar las tiendas, lee el post anterior: La aventura “tiendas de campaña”.

La mañana siguiente quedamos Laura, Ram y yo con el objetivo de repartir las 123 tiendas que trajimos de la India. Primero hacemos una tabla para registrar la información de las familias a las quienes demos las tiendas y así poder traspasar esta información ordenada al VDC (equivalente al ayuntamiento en Bhimphedi). También escribimos una carta de donación del material al VDC. Ya hay mucha gente delante de la escuela esperando su tienda y la comida que están repartiendo gracias a la donación de la cárcel que hay en el pueblo.

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Parece que repartiremos las tiendas desde la escuela. Pero no está del todo claro. Laura y yo no entendemos del todo porque es tan delicado decidir desde donde se repartirán. Pedimos a los niños de la casa de acogida que nos ayuden a llevar las tiendas a la escuela. Cuando llegan las tiendas las colocamos en una de las aulas y empezamos a preparar la distribución y el sistema.

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Pero de repente, la gente que estaba esperando fuera empieza a entrar y se enzarzan en una discusión Parece que quieren que empecemos a distribuir solo a la gente de uno de los Wards (barrios). En Bhimphedi hay 9 Wards y en cada uno vive principalmente la gente de una misma casta. Así pues, parece que cada casta quiere que se reparta el material entre sus familiares y vecinos.  Cada vez hay más gente en el aula. Algunos dicen que se repartirá primero a la gente que tenga la casa totalmente destruida, otros dicen que tenemos que empezar por su Ward.

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No parece que vayan a llegar a ningún acuerdo… Pero después de una hora de discusiones parece que todos acuerdan lo siguiente. Habrá un representante de cada Ward que se llevará un número asignado de tiendas y este será el responsable de repartirlas en su Ward. Todos parecen satisfechos con la solución final y procedemos a repartir las tiendas. ¡Finalmente a las 2pm hemos conseguido repartir las tiendas!

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Ha sido bastante surrealista el proceso, pero el hecho es que por la noche llueve y estamos satisfechos de que 123 tiendas estén siendo útiles a 123 familias para refugiarse de la lluvia. Muchas gracias a los voluntarios y donantes de Amics del Nepal, y a Ram Lama, Anju Lama, Laura Conde, Dharmaraj Rijal, Ram Bahadur Adhukari y Surendra Kumar Thapa!

Dos días después nos dirigimos a las montañas a supervisar como se están utilizando las tiendas y conocer las necesidades de la gente. No es un trabajo fácil… Hace mucho calor y solo podemos hacer el primer tramo en moto. Para acceder al resto de pueblos no hay carreteras, solo senderos que suben y bajan. Vamos viendo casas y más casas, y todo el mundo quiere enseñarnos la suya. Muchas tienen un trozo de pared derruido pero la mayoría tienen grietas y algún agujero. Aun así, tanto unos como otros no se atreven a dormir dentro de las casas porque no saben si es seguro o no.

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Han utilizado las tiendas para montar cabañas que les servirán de refugio por un tiempo indefinido. Muy pocos podrán construir una casa antes del monzón que ya se acerca (época de lluvia comprendida entre junio y septiembre). Algunos empezaran a hacerse la casa en octubre después del Dashain (fiesta nacional, equivalente a nuestra Navidad). Pero muchos no creen que la puedan construir en un futuro inmediato porque no tienen el dinero para pagarla. El gobierno ha prometido que ofrecerá préstamos a todos los que han pedido el hogar para poder construir uno nuevo. Pero nadie piensa que sea fácil implementar esta idea, y en todo caso, nadie cree que se haga pronto. Así pues, las cabañas construidas serán su casa durante muchos meses.

Dos días más tarde, el VDC reparte algunas tiendas más que han conseguido en el Ward número 9. Pero se ven desbordados y las 30 tiendas que tenían, junto con unos colchones de plástico donados por Amics del Nepal tampoco son suficientes.

Así que nosotros nos ponemos las pilas otra vez. Mañana intentaremos traer un nuevo cargamento de tiendas desde la India… ¡Deseadnos suerte! Empieza la aventura “tiendas de campaña 2”. Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas… Pero siempre hay excepciones…

Mientras tanto, en la casa de acogida seguimos con las pilas a tope y con muchas ganas de realizar nuevos proyectos en el centro y en colaboración con la escuela pública y la comunidad. No creamos que todos los problemas que tienen Nepal los ha traido el terremoto. Mucha gente quiere ayudar a “reconstruir Nepal después del gran terremoto” pero la verdad es que este país ya tenia muchos problemas antes del 25 de abril. Ciertamente ha sido una gran catástrofe donde han perdido la vida más de 8.000 personas y muchas construcciones han quedado destruidas o dañadas. Pero creo que es importante que sigamos trabajando con proyectos de empoderamiento de las nuevas generaciones y la mujer, y que promovamos actividades que puedan permitir que los más desfavorecidos puedan obtener recursos para tener una mejor calidad de vida. Tengo muchos amigos que me han pedido como colaborar con Nepal. La respuesta de toda esta gente dice mucho. Aunque España, i en particular Cataluña, no esta en momentos brillantes, economicamente hablando, su gente quiere estar al lado de la gente que lo está pasando mal en el mundo. Por ello, a estos amigos les digo que si quieren colaborar, participen en los proyectos que estamos llevando a cabo aquí en Bhimphedi y que iremos explicando en este blog.

Para hacerlo podeis hacer una transferencia bancaria a Amics del Nepal con el concepto “Bhimphedi”.

«la Caixa»: ES13 2100 0908 5102 0016 0153

Banc Sabadell  ES29 0081 0200 2700 0127 0732

Muchas grácias!

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La aventura “tiendas de campaña”

Puedes leer el post anterior llamado: «Después de caerse hay que levantarse».

Nos despertamos a las 5:45 y nos preparamos para la reunión de las 6 a.m. (tiempo nepalí), con el teléfono en el bolsillo y delante del primer té del día nos disponemos a esperar. Nos acabamos el té, hacemos una reunión con los niños para organizar el día, ya son les 6;45 y todavía no nos llaman…

Laura y yo salimos del centro y vamos a un “bar” que hay delante de la casa de Ram y Anju para darles un poco más de margen. Nos tomamos el segundo té del día. Ya son las siete y a pesar que no nos han llamado decidimos llamar a la puerta

Nos abre un mujer, debe ser la hermana de Anju porque se parece mucho a ella. Estos días tienen mucha familia que ha venido de Katmandu a refugiarse con ellos (más de medio millón de personas han salido de la capital para evitar los problemas de falta de agua, comida o el aumento de casos de enfermedades como el cólera), y duermen todos juntos en el patio trasero por el miedo a que haya otro terremoto.

Finalmente aparecen Ram y Anju, “Ya son las siete?” nos preguntan. Los dos han estado toda la noche despiertos atendiendo a una señora que sufría un ataque de ansiedad. En la práctica, Ram, a pesar de ser farmacéutico, acaba haciendo la función de médico del pueblo siempre que no haya ninguno (hecho que pasa a menudo). Llaman a la persona con la que nos teníamos que encontrar a les 6 y dice que está en casa a punto de salir…

Vamos hacía el pueblo con Ram para comenzar a coordinar el transporte y contactar con alguna tienda de Hetauda para saber si tendrán suficientes tiendas de campaña. Todas estas llamadas, las hacemos naturalmente desde uno de los “bares” del pueblo, con el tercer té del día en la mano a las 8 de la mañana, como continuemos así …

Llega el hombre con el que habíamos quedado a las 6, también se pone a llamar. No parece que nada avance mucho… Ram nos dice que vayamos hacía la casa de acogida para prepararnos para el trayecto, y que ya nos llamará cuando tengamos el transporte preparado.

Estamos en la casa de acogida, son las 9:30 y todavía no hemos recibido ninguna llamada… No sé si lo conseguiremos hoy… Pues si hace falta vamos en autobús, decidimos Laura y yo… Así que vamos a recoger a Anju y volvemos hacía el pueblo. Allí nos encontramos con Ram enganchado al teléfono intentando coordinar alguna cosa… “Ram, ya son casi las 10 h, nos vamos en autobús…” le decimos. En Nepal, muchas veces las cosas van a un ritmo diferente que pone a prueba tu paciencia, pero de repente pueden pasar cosas sorprendentes y extraordinarias. Ram nos mira y dice que el transporta ya está de camino. Inicialmente querían conseguir un jeep de la compañía hidroeléctrica, pero no había sido posible… así que habían estado haciendo gestiones para obtener otro transporte.

De repente llega un jeep del ejército con dos militares, que bajan y nos abren para que entremos y nos ponemos en marcha hacía Hetauda. Había ido a Hetauda en autobús, en el capó de un autobús, en coche, en moto… pero Nepal siempre tiene sorpresas. En media hora ya hemos llegado a Hetauda, no sin pasar un poco de miedo, y hacer apartarse de nuestro camino a una docena de coches.

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El primer paso es intentar conseguir sacar el dinero del banco. No llevo encima ni el pasaporte ni el talonario de cheques (que se han quedado en Katmandú), pero somos dos blanquitos con dos militares a nuestro lado, así que los del banco no nos ponen ninguna pega.

El segundo paso es ir a los establecimientos a preguntar cuántas tiendas tienen de 4,5 x 5,5 metros. Ninguno de los establecimientos tiene muchas… y los precios parecen caros… mientras todos dudamos que hacer, el militar que conducía el jeep dice de forma enérgica: “Tenemos un coche, todo el día por delante (son las 12 h) y una misión. Vamos a la India donde seguro que tendrán tiendas y nos saldrán más baratas y por tanto podremos comprar más y ayudar a más gente!”.

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Maravilloso, rápidamente todos cogemos energía y entramos corriendo al jeep. Y una hora y media más tarde ya estamos en Birgunj en la frontera con la India y nos hemos hecho muy amigos de los militares. Nos damos cuenta que también estaban en la pista de básquet, con el ministro. Y tienen opiniones muy interesantes sobre muchos temas. El conductor va a un ritmo diferente (no sólo conduciendo), es enérgico y apasionado, con muchas ganas de ayudar. El copiloto es muy simpático, y conoce a todo el mundo, una vez que hemos llegado a Birgunj ya nos esperan dos amigos suyos para ayudarnos con nuestra misión. Extraordinario!

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Preguntamos en los establecimientos de la ciudad pero en todos las tiendas están agotadas… así que tenemos que cruzar la frontera. Paramos en un hotel y Laura y yo bajamos del coche, porque no podremos cruzar la frontera, necesitaríamos un visado. Los nepalíes sí que pueden cruzarla. Después de cuatro horas que invertimos en comer y dar una vuelta por la ciudad (que no nos gustó nada), volvieron con 123 tiendas que habían conseguido comprando en diferentes establecimientos, se les veía muy cansados a los seis, pero habían conseguido comprar prácticamente a la mitad del precio que nos pedían en Hetauda. Ya que al entrar el material con un coche militar no les habían hecho pagar ningún impuesto!

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Aún antes de volver a casa, paramos en Hetauda, en el único establecimiento que quedaba abierto, y compramos unos rollos de plásticos que servirán para que las familias puedan sentarse en el suelo aislados de la humedad. Esta gente es incansable! Qué suerte que tenemos de poder contar con Ram, Anju, Ram Bahadur y Dharmaraj…

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¿Pero como llevaremos estos rollos inmensos? ¿Por qué pregunto? Esto es Nepal. En media hora, llegamos al centro de acogida y todos los niños salen a ayudarnos a descargar. Y a cambio comen unos dulces que los militares les han comprado en la India. Hemos conseguido 123 tiendas de campaña a muy buen precio, transporte proporcionado por el ejército, dos buenos amigos y una buena aventura para explicar. Misión completa! Bien, al menos la primera fase. Mañana tocará repartir las tiendas. “Mañana por la mañana a las 6 a.m. decimos al despedirnos de Ram y Anju.

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Después de caerse hay que levantarse

Después de caerse, hay que levantarse. Y eso es lo que nos toca ahora. En el centro vamos recuperando las rutinas pero sin olvidar lo que ha pasado. ni ignorar lo que está pasando.

El terremoto ha sido muy cruel con algunos distritos del centro-norte de Nepal como Sindhupalchowk, Kathmandu, Dhading o Gorka, donde han perdido la vida miles de personas. En Bhimphedi hemos tenido suerte, porque no hay victimas mortales aunque mucha gente ha perdido la casa y hay muchas familias que no tienen un sitio cubierto donde dormir. Se anuncian lluvias para los próximos días y muchas familias tienen miedo de que las casas afectadas terminen de caer y por tanto, algunas duermen al raso y otras comparten el cubierto con sus vacas (muchas de las familias que viven dispersas por las montañas tienen una economía de subsistencia que se sustenta por la gestión de un huerto, algunas gallinas, cabras y un par de vacas o búfalas). Naturalmente, a nivel sanitario esto es preocupante, y más teniendo en cuenta que no disponen de atención médica en la proximidad.

Ahora más que nunca, todos nos tenemos que preguntar «¿y yo que puedo hacer?». Debido al terremoto no sabemos cuando empezará el curso escolar, así que los niños tienen mucho tiempo libre y decidimos aprovechar este tiempo para augmentar el área conreada y así, en el futuro tendremos más verduras y necesitaremos menos apoyo de Barcelona. De manera que este dinero se puede dedicar a ayudar a los damnificados por el terremoto.

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Por nuestra parte, Laura y yo vamos al pueblo a hacer un reconocimiento y ver cuales son las necesidades. Primero visitamos la casa de Beli, una de las trabajadoras del centro y después la casa de Sanu, una de las mujeres que ayudamos para que sus hijas gemelas vayan a la escuela. Las dos casas estaban hechas de piedra y barro, de dos pisos y están destrozadas, no las podrán utilizar más.

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Después vamos a hablar con el comité de la cruz roja y el VDC (Village Development Comitee) que sería el equivalente al ayuntamiento. En estas reuniones nos transmiten que la necesidad más urgente es proveer de tiendas a las familias que no pueden dormir en una casa. Han recogido información durante estos días y hay unas 300 familias en esta situación y solo han podido proporcionar 61 tiendas (y de muy baja calidad).

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Así que nos ponemos manos a la obra! Nos ponemos en contacto con Amics del Nepal de Barcelona, y los increíbles voluntarios se ponen a mover todos los hilos necesarios. En pocas horas me mandan un mensaje maravilloso diciendo que sigamos adelante con la operación «tiendas de campaña» gracias a la donación de Carlos Recoder Miralles. O quizás deberíamos decir la aventura «tiendas de campaña»… porque aquí en Nepal, todo termina siendo una aventura…

Esta misma noche nos reunimos con Ram i Anju, una pareja fantástica del pueblo, ella es profesora en la escuela pública y él es farmacéutico y miembro del centro de salud del pueblo. Y nunca tienen un «no» para nadie que necesita ayuda. Se alegran muchísimo de que tengamos el visto bueno para proveer a las familias afectadas con tiendas y se comprometen a conseguir el transporte de forma gratuita! Y que nos acompañaran a comprar las tiendas al mejor precio posible. Hacen una llamada y nos dicen para continur mañana a las 6 de la mañana. Nos disponemos a irnos y nos despedimos hasta las 6, pero ellos ya nos dicen… os llamaremos cuando lleguen, hemos quedado a las 6 «tiempo nepali»… En cualquier caso… Hasta mañana por la mañana!

El terremoto en Bhimpedi

De camino hacia el centro de acogida ya vimos las primeras consecuencias del terremoto de 7,5 escala de Richter. Muchas de las casas del pueblo, hechas de piedra y barro, han sido afectadas por el terremoto, algunas tienen grietas, otras les falta un trozo de pared y otras están del todo destrozadas. Pocas casas han quedado intactas.

Afortunadamente, mucha gente era en la pista deportiva (ver el post del acto) y otros fuera de casa, así que no parece que haya heridos, pero la gente se ve muy afectada, especialmente aquellos que han perdido la casa y la tienda.

Nos damos prisa con los niños para ir hacia el centro y encontrarnos con el resto de niños para ver si estamos bien.

En la casa de acogida, solo el edificio de los voluntarios, una casa antigua de la dinastía Rana, ha quedado afectado. No hay luz, ni funcionan los teléfonos ni los móviles. Tampoco tenemos batería en los móviles ni en los ordenadores…

Al cabo de un rato la tierra vuelve a temblar, esta vez de forma más suave, todos se preguntan si volverá el terremoto fuerte. Van llegando rumores y noticias mezcladas, así que no sabemos con certeza como está el resto del país.

Parece que no hay heridos graves en Bhimpedi, pero mucha gente ha perdido sus casas. De los cuatro trabajadores que tenemos en el centro, Beli y Ram, se han quedado sin poder habitar sus casas,… y las casas de las otras dos trabajadoras, Maya y Santamaya, han quedado agrietadas. Todos están tristes, pero sobretodo asustados. Todos duermen en las calles, las casas que siempre les han hecho sentir seguros de los peligros del exterior, son ahora un lugar peligroso. Así, durmiendo todos juntos en la calle pasan las horas con los familiares y amigos, dándose soporte entre ellos.

Durante la noche hay cinco o seis réplicas del terremoto, son réplicas suaves, pero suficiente Fuertes para hacer temblar la tierra y los corazones compungidos de todos los habitantes del pueblo.

Por la mañana se respira tensión. Seguimos incomunicados y nos llegan noticias confusas, unos dicen que se espera un terremoto aún más fuerte que el anterior. Las escuelas, tiendas y centros médicos, todo está cerrado. Pero las calles son llenas de gente, agrupados en grupos hablando del mismo tema “ha sido el terremoto más fuerte que he vivido nunca”, “no ha habido ninguno igual en los últimos 80 años”, “como puede ser que no paren las réplicas?”, “seguro que habrá uno de muy fuerte esta noche, …”

Por la noche aún se complica más la situación, parece que esta noche habrá tormenta,… La gente no se atrevía a entrar en las casas porque están convencidos que habrá un terremoto del nivel 9, pero tampoco pueden dormir en la intemperie esta noche… Las trabajadoras del centro vienen a dormir con sus hijos en la casa de acogida y dormimos todos juntos en una habitación, cerca de la salida. Esta noche vuelven haber un par de réplicas, pero muy suaves.

Por la mañana, finalmente ya vuelve la luz y podemos cargar los móviles y comunicarnos con el mundo exterior y tranquilizar a nuestros familiares y amigos. También llegan los diarios y vemos que Katmandú y Sindupalchowk el terremoto ha sido devastador. El diario habla de 3.000 muertos y que pueden llegar a ser 8.000. Son unos días tristes pero tenemos que hacer el corazón duro, sonreír y darnos soporte entre todos.

Por la noche ponemos una película proyectada en el exterior, justo cuando está acabando la película hay una pequeña réplica. Ya son muy suaves pero no se termina de tranquilizar la situación,… Esperemos que esta noche ya no tengamos más. Ahora, mientras algunos niños roncan, estamos escribiendo este post que intentaremos hacerlo llegar a Barcelona por móvil y que así nos lo puedan colgar. Si lo estáis leyendo es que habido suerte y, la ayuda inestimable de los voluntarios de Barcelona. Muchas gracias! A ellos y a vosotros por seguirnos.

Una fuerte abrazada des de Bhimpedi. Y seguimos en contacto!