Escrito por Joana, voluntaria de la casa de acogida de Bhimphedi.
El viernes pasado dijimos adiós a Marcel, que después de tres meses, ha puesto punto y final a la maravillosa aventura que representa trabajar como voluntario en Balmandir. Como ya es habitual cuando un voluntario se va, Marcel apareció temprano para despedirse de todos nosotros. La didi Maya ya le esperaba en la cocina con el ritual de rigor preparado: en un platito, el sindoor, el polvito rojo hecho con plantas para marcar la tikka en la frente de la persona; un collar de flores cosido a mano y un pequeño ramo de flores silvestres. Con todo esto, los que se quedan desean buen viaje y suerte al que se va.
Des de mi perspectiva, el momento en qué la didi pone la tikka al voluntario que se despide siempre es muy emocionante. Es un pequeño gesto que evoca en pocos segundos la intensidad de todas las experiencias, emociones y anécdotas vividas durante el tiempo que la vida nos ha reservado en este lugar mágico. Es un gesto que indica que la experiencia está a punto de terminar y que toca hacer las maletas y llenarlas con todo lo que hemos aprendido, con las caras y las sonrisas de toda la gente que hemos conocido y con el recuerdo de los momentos más especiales con los niños de Balmandir.
Marcel superó este momento como un campeón y, manteniendo el tipo en todo momento (otros no lo conseguimos tanto…), se despidió de los niños, de las didis, de Krishna (el director), de Kali, Ophsi i Tate (los perros), de Dani, del resto de voluntarios y de este lugar tan impresionante que es Bhimphedi ahora que los monzones han hecho renacer las montañas y los ríos (por fin!) bajan con fuerza.
Los que nos quedamos en Balmandir (aunque algunos por poco tiempo), te deseamos muy buen viaje y la mejor suerte en la nueva etapa post-Bhimphedi que estás a punto de empezar. Esperamos que lleves contigo allá donde vayas los mejores momentos de esta experiencia. Y… recuerda… siempre nos quedará Bhimphedi!