Escrito por Pilar Puigdomènech exvoluntaria en la escuela de Bhimphedi
Iba a ser un voluntariado muy corto, de 4 semanas el mes de julio, ¿demasiado corto quizás? ¡Definitivamente!!! Mi hijo Adrià y yo llegamos a Bhimpedhi y sabiendo que estábamos allí
fugazmente, nos acomodamos en nuestra habitación y fuimos directos a conocer a los niños, Sir Surendra, las Didis, las profesores del internado y los otros voluntarios enseguida… y durante 21 días fuimos a nuestras habitaciones sólo para dormir. ¡Qué maravilla!!!!
Los días eran largos y tranquilos, desde las 6 y media de la mañana hasta las 9 de la noche… Uno podría preguntarse por qué los niños en el orfanato se levantan tan temprano… la respuesta, aunque increíble des de nuestra forma de vida europea es simple: para estudiar. Los niños en Balmandir estudian durante una hora y media por la mañana, después de tomar un vaso de leche y antes del desayuno y durante otra hora y media por la noche, después de
cenar… y éste no es el hecho más impactante. A pesar de que ya se nos había dicho de antemano, es bastante sorprendente ver a los niños, desde muy pequeños, aprenderse las lecciones de memoria, todas sus lecciones, de todos las asignaturas. Y al asistir a una escuela en la que toda la instrucción se hace en inglés, es fácil para cualquier voluntario sorprenderse recitando sus lecciones también…
Todavía puedo oír sus voces, sus acentos nepalíes y su sonsonete. Por cierto, no he dicho que los niños en Balmandir son niños felices y alegres, y teniendo en cuenta que Balmandir es un hogar para niños, es más que claro que Amics de Nepal está haciendo un trabajo excelente allí. Ojalá tuviéramos ese tipo de niños, fuertes y
sanos, tanto física como psicológicamente, llenando nuestras aulas.
Debo admitir que, como profesora europea acostumbrada a pedagogías qué infravaloran la memorización de cualquier tipo de información, en las horas de estudio insistía en hacer preguntas relacionadas con lo que estaban memorizando para asegurarme que entendían lo que estaban repitiendo. Pronto aprendí lo que ahora veo como obvio; los niños que tenían problemas en la memorización eran los mismos que no podían responder a las preguntas que
comprobaban su comprensión, así que ayudándoles a entender lo que tenían que memorizar era una manera muy eficaz de echarles una mano; visto desde la distancia, me parece evidente de nuevo!
Una de las razones por las que fuimos aceptados como voluntarios por un período tan corto de tiempo, fue que des de Amics de Nepal, se vio la necesidad que las profesores de la escuela mejoren su inglés y yo tengo una larga trayectoria como profesora de inglés. Excepto por la asignatura de la lengua nepalí, el resto de las asignaturas se enseñan en inglés, por lo que uno podría asumir que las profesoras tienen un nivel avanzado de inglés, por lo menos razonable!
Bien, me temo que en la escuela de Bhimpedhi, éste no es siempre el caso, y por lo que he aprendido, muchos de los profesores que trabajan en las escuelas rurales en Nepal, están en la misma situación. Entonces, ¿cómo se las arreglan? No es difícil de adivinar, hacen exactamente lo mismo que piden a sus alumnos que hagan, repetir lo que está en sus libros…. Bienvenidos a la Boarding School de Bhimpedhi.
Tradicionalmente, una “boarding school” o internado proporciona educación, así como alojamiento y comidas. Sin embargo, en Nepal, las “boarding schools” son las escuelas que utilizan el inglés como lengua vehicular. Todavía me pregunto porque se les llama así. ¿Será
porque se supone que son una opción educativa de Élite? Enseñar inglés a las profesoras de la escuela fue un privilegio y uno de los mejores que se pueden experimentar. Un grupo de 8 profesoras jóvenes con diferentes niveles de inglés e intereses pero todas con ganas de aprender. Fue demasiado corto, al menos para mí. Me hubiera gustado poder pasar más tiempo y ver su progreso.
Recuerdo muchos momentos… Un día, mientras practicábamos diferentes maneras de dar instrucciones y consejos les pedí que imaginaran que su alma se había ido lejos de vacaciones,
al lugar más bonito que pudieran visualizar, y mi alma se había instalado en sus cuerpos, para encubrirlas. Tenían que darme instrucciones de que hacer en casa para que nadie notara que
algo raro estaba sucediendo. Les dije que me hablaran directamente y me dijeran cómo comportarme con sus maridos, hijos, padres, vecinos. Les di algunos ejemplos tontos como: cuando despiertes, di buenos días a mi marido y dale un buen beso matutino; no puedes beber leche porque a mí no me gusta; deberías despertar a mis hijos una vez el desayuno esté listo…
Les dije, que podían inventarse lo que quisieran y que lo importante era divertirse mientras estaban escribiendo… Aún recuerdo cómo me miraban. Me costó unos minutos hacerme entender, pero una vez empezaron ¡fue magia! Lo pasaron bien y yo me divertí viendo sus ojos brillantes y oyendo sus risitas. Esperaba encontrarme unas redacciones ligeras y entretenidas, pero, una vez más, me equivoqué. Lo que escribieron fue, en general, mucho más íntimo de lo que yo podría haber imaginado, hablando de las relaciones con sus maridos y sus hijos, sus sentimientos, sus deseos, sus esperanzas… y, como cualquiera que haya pasado un tiempo en Nepal puede imaginarse, todas me pidieron que hiciera lo posible para pasar un
buen día en sus cuerpos y cuidar bien de los suyos.
Un placer conocerlas a todas y saber que poco después de mi partida una joven profesora inglesa iba allí por un período de tiempo mucho más largo. Mi hijo y yo estaremos siempre agradecidos a los niños de Balmandir, Sir Surendra, las Didis, las profesoras, Josep, Joan y el
resto de los voluntarios y a Amics de Nepal por permitirnos participar en tal admirable proyecto.