Escrito por Joana Alsina Vega, voluntaria en la casa de acogida.
Dashain ya ha terminado pero todavía estamos de vacaciones esperando que llegue el Tihar. Estos últimos días el tiempo nos acompaña y hemos aprovechado para ir de excursión. La primera que hicimos fue con los más pequeños. Llevamos las cabras a pastar en el monte y una vez cruzamos el río continuamos hasta la enorme ficus religiosa, que se encuentra a la cumbre de la carena. Este árbol es sagrado en Nepal.
Hay un desnivel considerable desde el río hasta el ficus. Algunos subieron muy rápido y otros lo hicieron más lentamente, pero con el calor que hacía todos sudamos a mares. Desde el árbol sagrado hay unas vistas muy bonitas del pueblo. Sentarse bajo sus ramas y contemplar el paisaje es muy relajante, ¡pero la tranquilidad no duró demasiado! Los primeros en llegar ya querían volver a marcharse porque sabían que abajo les esperaba un buen premio; ir a pescar y a bañarse en el río. ¡Esto sí que les encanta!
Una semana más tarde hicimos otra excursión, ¡pero esta sí que fue una verdadera excursión! Nuestro destino; Hattisude hills, la montaña de la trompa de elefante (2900m). Sólo los más mayores pudieron venir puesto que era una excursión que duró todo el día. Nos marchamos después del Dalbhat hacia las 9 de la mañana con las mochilas cargadas con provisiones hacia Supping. Para llegar a este pueblo vecino que se encuentra en la cumbre de una pequeña montaña hay que pasar por un puente colgante y subir un buen rato. Por el camino nos encontramos bastantes personas que bajaban a Bhimphedi y otros que subían cargadas a cuestas con plantas, paquetes, compras e incluso con una gran lechera.
Después de media hora subiendo llegamos a Supping. Este pueblo se divide en tres zonas que se conocen como Low, Middle y Upper Supping. Las casas y cultivos están diseminados por la montaña, donde viven aproximadamente unas 700 persones. Su medio de subsistencia es la agricultura, la horticultura y la ganadería. El maíz es el cultivo principal a pesar de que también cultivan jengibre, judías, guisantes y otras verduras. En esta época del año el maíz ya ha sido cosechado y en casi todas las casas está secándose, colgando de los balcones o formando círculos en las columnas de las casas. En Upper Supping llegaron en moto Maya y Ram que nos harían de guías para subir a Hattisude Hills.
Así pues, dejamos atrás los bonitos paisajes de cultivos en terrazas y nos adentramos en el bosque. Al principio, el camino estaba muy bien marcado pero nos perdimos en medio de tanta maleza y finalmente decidimos subir cuesta arriba. Cómo dicen ellos «Monkey way». Habían muchos árboles y plantas desconocidas para nosotras, y a pesar de que nos encontrábamos en medio del bosque no vimos muchos animales, aparte de… ¡las sanguijuelas! Si te parabas unos minutos para tomar aliento ya tenías una dentro del zapato, o subiéndote por el pantalón. Si ponías las manos en el suelo para poder subir mejor te encontrabas una entre los dedos, o sobre los brazos. Una experiencia muy enriquecedora, sobre todo para ellas!
Finalmente, Ram volvió a encontrar el camino cuando nos encontrábamos muy cerca de la cumbre. Cada vez había menos árboles, dejando a la vista un paisaje completamente diferente; unos prados de altas hierbas con flores de todos los colores y unas vistas maravillosas.
Hacia el sur, dirección Hetauda, veíamos un pequeño pueblo de casas y cultivos rodeado por altas montañas. Hacia el norte, veíamos en primer plano Bhimphedi, podíamos distinguir Balmandir e incluso la ficus religiosa. Lástima que a pesar de hacer muy buen día habían algunas nubes detrás de esas montañas o sea que no pudimos contemplar la cordillera del Himalaya.
Después de 4 horas andando buscamos una sombra para poder comer la merienda. Maya nos cuenta que había nacido y vivido en la cumbre de esta montaña durante sus tres primeros años de vida. Sus padres cultivaban estas tierras y vivían en una casita de piedra. Después de más de treinta años ya no había cultivos ni ninguna casa habitada. Pero se adivinaban todavía las terrazas hechas por los hombres que un día habían vivido en este paraje.
La bajada fue mucho más rápida, a pesar de que parábamos a menudo para recolectar plantas medicinales, frutas y flores. Esta vez bajamos por el camino correcto y la verdad es que, a pesar de que nosotras dos resbalábamos a menudo (llevando el «calzado adecuado»), fue mucho más fácil. Cuando nos acercábamos a Middle Supping nos desviamos por un pequeño sendero que nos condujo en medio de los campos hasta la casa de la familia de Krishna. Nos invitaron a un té y a unas galletas que estaban deliciosas.
Finalmente, hacia las 5 de la tarde nos pusimos en marcha de nuevo, con las piernas cansadas pero con la mente llena de imágenes inolvidables, de pequeños rincones de mundo que nunca olvidaremos.
P.D Querríamos agradecer a Marina su gran aportación en esta excursión. Mil gracias para atraer hacia ti todas las sanguijuelas. Gracias por tu altruismo, te lo apreciamos todos muchísimo!!