Escrito por Isabel Valero, voluntaria en la casa de acogida de Bhimphedi.
Ya llevábamos días ensayando obras de teatro con los grandes y los pequeños para este fin de semana, y es que han venido los jóvenes del proyecto joven de Katmandú! Ellos llevan mucho tiempo ensayando para este evento en Bhimphedi, y la verdad es que son muy buenos. Así que con los niños de Balmandir también se decidió hacer una obra y tanto grandes como pequeños hicieron la suya.
Ha sido toda una emoción que vinieran y acogerlos en Balmandir. Llegaron con los tres jeeps llenos de material y mochilas, y los niños les enseñaron sus habitaciones. Doblamos la población de Balmandir!
Después, vino la gran sorpresa! Para el snack, debían cocinar más de 600 momos! Y sí, se pusieron todos en un momento a cocinar. Unos hacían la masa, los demás la estiraban para hacer la forma, otros ponían la mezcla de verduras o carne con la masa y los últimos los que los cocinaban. Fue muy emocionante ver toda la cocina llena de gente comiendo los momos que ellos mismos habían cocinado.
Con la barriga llena, tuvimos tiempo de conocernos todos con diferentes juegos y después llegó el momento de hacer el intercambio de obras que habíamos estado preparando con tantas ganas. Primero, la hicieron los pequeños, que hicieron reír a todos con su manera de actuar tan espontánea y divertida.
Después, fueron los grandes de Balmandir, con una obra que contaba la historia de unos amigos que se van encontrando para explicar cuál es la rutina de Balmandir, añadiendo por supuesto, los toques de humor que tanto les gusta, y así también los jóvenes de Katmandú conocían qué es lo que hacemos aquí.
Por último, fueron los jóvenes que nos hicieron una pequeña muestra de la obra de teatro que representarían al día siguiente en la escuela. Para acabar con este pequeño intercambio teatral, hicimos todos juntos unos juegos para coger energía antes del gran día.
Al atardecer, se decidió coger un gran altavoz y pregonar por todo Bhimphedi la obra que harían al día siguiente, y los talleres que se impartirían después para que nadie se lo perdiera!
El sábado nos levantamos temprano para hacer un té y unas galletas e hicimos unos calentamientos todos juntos para coger energía. Mientras los jóvenes hacían el ensayo general, los otros jugaban y se ponían elegantes para la ocasión.
Finalmente, llego el gran momento! Fuimos a la escuela antes para preparar el escenario y todo el material necesario para los talleres y pusimos la música bien alta para que empezara a venir gente. Cuando ya estuvieron todas las sillas ocupadas y los porches llenos (el único lugar con sombra, que hay que ver qué calor!) Comenzó la obra, y qué éxito!
Cuando acabó, comenzaron los talleres, que fueron también un punto fuerte de este evento donde todos pudieron disfrutar y aprender cosas nuevas. Cansados, volvimos con todo el material a Balmandir, y descansamos un poco.
Después del Dalbhat, comenzó la fiesta con música donde reímos y bailamos bajo la lluvia hasta que una última canción cantada por uno de los jóvenes de Katmandú, dio el toque final a este fin de semana.
Escrito por Daniel Roig, coordinador de la casa de acogida
Ashok Siwakoti es un joven crecido en la casa de acogida de Bhimphedi. Un chico despierto, divertido, extrovertido, honesto y siempre listo para echar una mano. Como miembro de Amics del Nepal, cada día estoy orgulloso de que hayamos formado y sigamos formando parte de su vida y crecimiento personal.
Ashok ha sido un miembro muy activo a la familia de la casa de acogida de Bhimphedi. Lo recordamos como protagonista de la obra de teatro Sagarmatha (dirigida por Miquel Comas), siendo de los mejores estudiantes de la casa, cantando y jugando con sus hermanos pequeños, ayudando a los voluntarios incluso ¡a traducir la canción «Water Paani» de Mónica Sans!
El Ashok ya tiene 17 años, y hace dos que ya se independizó y se fue a vivir a Katmandú para proseguir sus estudios. Desde entonces sólo puede venir a visitar a sus hermanos de vez en cuando porque siempre está ocupado con los estudios, con el trabajo o con cursos. Pero cuando nos visita la felicidad de su cara y de sus hermanos y cuidadores es más que evidente.
Yo tengo suerte porque voy a Katmandú bastante a menudo, y así puedo encontrarme con él, charlar y pasar un buen rato. Siempre que llevo alguno de sus hermanos pequeños en algún hospital de Katmandú y deben quedarse algunos días en la capital, Ashok se ocupa de ellos mientras yo hago los otros trabajos que tengo pendientes.
Incluso justo después del terremoto, una época difícil en Nepal, Ashok acompañó a Miquel a visitar a las niñas de la casa de acogida de Patan con los que no podíamos contactar por teléfono. ¡Todo estaba bien!
Hace un mes, Ashok hizo posible algo del todo extraordinario. Era un día como cualquier otro. Ashok estaba en el hotel donde trabaja y un compañero de trabajo le dijo que fuera con él a cenar con sus amigos. Ashok enseguida se apuntó.
Charlando y charlando con estos nuevos amigos Ashok explicó orgulloso que había crecido en la casa de acogida de Bhimphedi. Hay tantas casas de acogida en Nepal, hay tantos niños y niñas en situaciones de riesgo… Un chico también tenía una historia que contar: «Del pueblo que vengo yo, una de mis amigas también tiene un hermano pequeño que tuvieron que internarse en una casa de acogida hace más de 7 años, pero perdieron todo contacto… «.
Ashok continuó charlando con este chico, y supo que era del mismo distrito que él, aunque no conocía el pueblo. Hay tantos pueblos y tanto remotos…
Ashok: – ¿Cuál es el nombre del hermano pequeño de tu amiga? El otro chico: – Ramesh Thami. Ashok: – ¿¿¿Ramesh Thami??? ¡Uno de mis hermanos de la casa de acogida de Bhimphedi se llama así!
El día siguiente ya tenía el teléfono de la hermana y la llamamos, la chica de 18 años trabaja en Katmandú cuidando de una casa. Su hermano mayor, ya casado y con un hijo, vive en el pueblo en el distrito de Dolkha (uno de los más afectados por el terremoto), y conseguimos también el teléfono de una tía que vive con sus dos hijos en las afueras de Katmandú en una casa hecha de planchas de metal.
Y así es como el detective Ashok encontró, después de 7 años, la familia de los hermanos Ramesh Thami y Som Thami. Los dos hermanos les encanta ahora poder hablar por teléfono con su familia. Antes no tenían nadie a quien llamar. También los llevamos dos días a Kathmandú para que se encontraran en persona, y ahora están del todo entusiasmados con la idea de que las siguientes vacaciones podrán ir a su pueblo de origen y reencontrarse con su hermano mayor y ¡celebrar los festivales todos juntos!
Gracias detective Siwakoti!
Si quieres saber más sobre el Ashok Siwakoti, lee el texto que escribió para este blog aquí.
Escrito por Ashok Siwakoti, beneficiario de Amics del Nepal
Viví en la casa de acogida de Bhimphedi Durante 12 años. Tenía sólo 5 años cuando me llevaron de la casa de acogida de Naxal en Katmandú. Al principio la casa de acogida era gestionada por el mismo gobierno, pero unos años más tarde la gestión fue transferida a la ONG Amics del Nepal que todavía se hace cargo ahora. Todo empezó a ir bien en ese momento (comida, instalaciones, el entorno…). Todos estuvimos muy contentos del cambio.
Antes no habíamos visto muchos extranjeros. Como el año nuevo llega una vez al año, también venía un extranjero una vez al año en Bhimphedi. A partir de ese momento empezamos a conocer más y más extranjeros y tener buenas conversaciones con ellos. Mejoramos mucho nuestras habilidades de comunicación y de inglés.
Pocos años más tarde, Amics del Nepal comenzó a enviar voluntarios de forma regular. Estos voluntarios enseñan muchas cosas a los niños y niñas y organizan muchas actividades. Cada año nuevos voluntarios vienen y algunos de los antiguos regresan. Cada año nuevos proyectos para el desarrollo y mejora de la casa de acogida y del pueblo se llevan a cabo.
Vivir en Balmandir era genial. Allí tenía muchos amigos y vivíamos todos como una familia. Allí celebrábamos todos los festivales y aniversarios, bailábamos y cantábamos, nos ayudábamos y nos peleábamos a veces también. Pasé los mejores momentos de mi vida y guardo recuerdos fantásticos.
La vida es muy simple y divertida a Balmandir. Tras despertarse y tomar leche o té con leche estudiábamos un poco. Entonces, después de comer el «Dalbat» íbamos a la escuela. Hacia las cuatro era hora de jugar. A las seis comíamos «Dalbat» de nuevo y después de hacer los deberes y estudiar nos poníamos a dormir en nuestras literas. Esta era la rutina cuando vivía allí.
Con el cuidado del personal y el amor de mis hermanos y hermanas, era suficiente para mí para ser feliz. Siempre me he sentido como en casa en Balmandir y siempre lo sentiré así. Es un lugar magnífico para vivir.
Podemos quedarnos allí hasta terminar clase 10. Algunos de los chicos terminan cuando tienen 19 años, algunos con sólo 15. Yo tenía 15 cuando terminé y en ese momento me fui a vivir a Katmandú para una nueva vida.
Tras dejar Balmandir me sentía como un recién nacido, no sabía nada. Todo era muy diferente fuera. Mi estilo de vida cambió radicalmente. Nueva casa, nueva ciudad, nueva gente, nueva escuela, nuevo entorno, una vida diferente en la que a menudo me sentía solo y asustado, al comienzo. Pero Amics del Nepal tiene personal para hacer nuestro seguimiento una vez salimos de la casa de acogida. Dani continuó encontrándose conmigo regularmente para darme información sobre todo ello, motivandome, aconsejándome, dándome apoyo económico cuando era necesario y promoviendo mis ideas. Me ayudó a encontrar lugar para vivir, trabajo, instituto y muchas más cosas que se necesitan para vivir independiente. De esta manera no me sentí tan solo ni indefenso.
Pero en aquel momento hubieron los grandes terremotos en Nepal y la vida se volvió más peligrosa y difícil. El bloqueo comercial que duró 8 meses tampoco ayudó… Era casi imposible cocinar porque no había bombonas de butano en ninguna parte, y la luz la cortaban más de 12 horas al día.
Amics del Nepal también me ayudó en ese momento, y siempre estaré agradecido por ello. Hice un curso en EduLift antes de empezar el bachillerato. También he hecho un curso de cocina en Cocina Mitho Chha y un curso de informática. Y aún practico cocinando cada día y utilizando uno de los ordenadores que nos cedieron a Amics de Nepal el programa UPC-reutiliza.
Empecé a estudiar en un instituto privado tras conseguir una beca. También empecé a trabajar, al mismo tiempo, haciendo de portero en un edificio. Era un trabajo fácil pero donde no aprendía mucho, estaba mucho rato solo y no tenía vacaciones.
Así pues, después de casi un año, decidí cambiar de trabajo y me contrataron en «Un Día Blanco Eco Inn Guest House» donde los voluntarios de Amics del Nepal suelen alojarse cuando están en Katmandú. El trabajo no es difícil pero si que aprendo muchas cosas nuevas. Y tengo mucho más tiempo libre. Ahora estoy disfrutando de mi trabajo y mi vida. Los estudios también bien.
Hace un par de meses empecé a aprender a tocar la guitarra también. Mónica, de Amics de Nepal, lo hizo posible. Me dio una guitarra y me encontró un músico para que me hiciera clases. Estoy disfrutando mucho de las clases y de mi guitarra.
Escrito por Daniel Roig, coordinador de la casa de acogida
Los festivales de Dashain y Tihar ya se han terminado. Todo el mundo debe volver a la normalidad que aquí no significa rutina.
El mes pasado los niños que tienen algún familiar conocido han estado con su familia, 9 de los 26 niños y niñas. Pero ahora ya han vuelto todos al centro de acogida preparados para reemprender los estudios.
Yo también vuelvo a la casa de acogida con la Manisha, después de casi un mes lejos de la casa de acogida, algo que no había hecho en los últimos dos años. Pero no volvemos solos, llegamos con dos nuevos voluntarios, o mejor dicho, voluntarios que repiten: Tonyo y Xavi, un año después de su primera visita regresan a la casa de acogida.
Los niños y niñas que se han quedado en el centro de acogida están muy contentos de que toda la gente vuelva y nos reciben con gritos, y un poco a la expectativa de ver que les traemos de regalo cada uno de nuestra otra casa: algunos llevan golosinas caseras (rebanadas de manzana de Jumla secadas al sol, o diferentes tipos de galletas, palomitas…) e incluso Kush y Love vienen con una pareja de patos de la mejor raza de su pueblo.
Tonyo, Xavi y yo tampoco nos quedamos cortos! Llegamos a la casa de acogida con 4 ordenadores donados por el hospital Taulí de Sabadell (¡gracias Xavier Calvet!). Y llevamos los dos asientos de alta calidad para acabar de completar la remodelación de los columpios gracias al material donado por HPC Ibérica (¡gracias Ramón Coderch y Mònica Sans por la coordinación!).
Tonyo, Xavi y yo, con la ayuda de los niños y Papu, nos ponemos a trabajar y en unos pocos días intensos ya tenemos la nueva sala de ordenadores con Ubuntu bien instalado, los columpios en pleno funcionalmente y de paso tenemos la zona de delante de los lavabos re-adecuada y la instalación de agua y eléctrica mejoradas.
1. Reparación de los columpios:
2. Mejora de la instalación de agua:
3. Mejora del canal de agua de la cocina y de las duchas:
4. Ampliación de la aula de informática
También los jóvenes, que han dejado el centro de acogida este último año se están aún terminando de situar. Sanu ha conseguido finalmente el carné de identidad nepalí (nada fácil de conseguir para los chicos con situaciones familiares irregulares) y ya ha vuelto a Bhimphedi para reincorporarse al proyecto AWASUKA para terminar los tres prototipos antisísmicos (el de madera de la didi Maya, el de bloque de hormigón de la didi Santamaya y el de piedra y barro para la comunidad). Papu que ha pasado los festivales en la casa de acogida, y aprovechó para trabajar en el proyecto AWASUKA y colaborar en la casa de acogida, ha decidido quedarse a vivir en el pueblo con Sanu y también incorporarse al proyecto AWASUKA para terminar los prototipos. Jay que ha pasado los festivales con su familia reencontrada 14 años después (os explicaremos su increíble historia otro día), ya ha conseguido también el carnet de identidad, y ha venido a Bhimphedi unos pocos días para obtener una carta de recomendación de la escuela pública del pueblo donde estudió la secundaria para poder poner la información correcta, ahora que la conoce: nuevo nombre (Anish Malla), nueva fecha de nacimiento y los nombres de sus padres. Ashok Praja ya ha retomado los estudios de Veterinaria. Ahora Ashok trabajará y vivirá más cerca de su centro de estudios, y deseamos que le vaya muy bien (muchas gracias a Prakriti, que ahora vive en el centro de acogida de Patan, que ha ayudado a Ashok a encontrar trabajo en el pueblo de su tía que casualmente está cerca de dónde Ashok estudia veterinaria).
Otro gran cambio es que la escuela pública cambia de ubicación. El edificio histórico que quedó afectado por el terremoto, será derribado, así que los niños ya empiezan a estudiar los barracones provisionales situados en el campo de fútbol del pueblo. (Podéis leer el post escrito por Mónica).
Ha habido también dos cambios muy importantes en el centro. Dos personas muy especiales ya no viven con nosotros en el centro de acogida. Aunque las echaremos mucho de menos, seguiremos en contacto y estamos muy contentos por ellas por los cambios y logros en sus vidas. El primero es Krishna Pudasaini, director del centro de acogida durante los últimos 15 meses, y que ha hecho muy buen trabajo durante este tiempo, teniendo grandes éxitos como encontrar familias de niños del centro. Krishna ha superado oposiciones y ahora trabajará de funcionario en el departamento de Electricidad del Nepal (dónde tienen mucho trabajo para terminar con los cortes de luz que sufre el país por la poca producción de electricidad que tienen). La segunda es Susmita, niña del centro de acogida de 9 años, que ha podido volver con su madre y su hermano pequeño (¡ya os explicaremos su historia en el siguiente post!).
Y la vida sigue en la casa de acogida de Bhimphedi, con alegría.
Los niños van a la escuela para terminar el segundo trimestre. Tonyo y Xavi ahora hacen de paletas y carpinteros. Marina y Joana, vueltas de una semanita de descanso bien merecido, han retomado las clases de informática, de inglés y castellano. Prabhat y Manisha ayudan a los pequeños con los estudios. Y yo, arriba y abajo, mirando que todo vaya más o menos bien: supervisando el centro, a los jóvenes y los niños que tenemos repartidos por el país, buscando un nuevo director para el centro, ayudando a los mayores del centro con los ejercicios de matemáticas…
Casi cada semana visitamos el centro de salud de Bhimphedi o el hospital de Hetauda (la ciudad más cercana de Bhimphedi, a poco más de una hora en autobús). Pero cuando necesitamos hacer algo mas que una radiografía entonces ir a Hetauda sólo sirve para escandalizarse… Así que de vez en cuando nos toca ir con algún niño hacia Katmandú donde se pueden encontrar más hospitales y pueden hacer más pruebas.
Esta vez hemos ido con Arati (no os preocupeis, no tiene ningún problema grave), pero no penséis que la niña estaba asustada o preocupada de tener que ir al hospital. Por el contrario, era la oportunidad para ir a visitar Katmandú por primera vez en su vida! Ver todos aquellos lugares y monumentos que aparecen en los libros de la escuela y reencontrarse con muchos hermanos y hermanas que viven en Katmandú una vez dejaron el centro de acogida de Bhimphedi.