Escrito por Andrea i Valeria, voluntarias del proyecto AWASUKA:
Esta semana hemos empezado celebrando el Tihar, una fiesta que sólo dura una semana a diferencia del Dashain, el anterior festival religioso que celebramos durante 15 días.
Cada día de Tihar ha sido diferente, el primer día es el Kag Tihar donde los cuervos son adorados y bienaventurados por la gente, que dejan alimentos fuera de casa para que éstos se los coman. Todo esto lo hacen porque dicen trae suerte!
El segundo día, Kukur Tihar, lo dedican al amigo más leal, el perro; les ponen ticas rojas y unas guirnaldas hechas de flores alrededor del cuello. Esto lo hacen porque dicen que los perros pueden ver el peligro vino y la muerte.
El Gay (vaca) Sube y Laxmi Sube es el día para las vacas, éstas son bienaventuradas por la mañana.
En las casas se pintan pequeñas huellas en la entrada principal simulando la entrada de la diosa Lakshmi, que trae suerte y dinero.
Al cuarto día o Goru Tihar y Mah Sube la atención se la lleva el estiércol de vaca, muy importante en la cultura Hindú y también en el día a día de los vecinos que lo utilizan para todo, desde el acabado del suelo, a las luces hasta las cocinas.
Todas las casas están decoradas con un precioso Mandala en la entrada, velas y luces de colores, hemos tenido una Navidad por adelantado. Otra de las tradiciones es que por la noche muchos jóvenes y niños por las casas cantan la canción de dioses, muy parecida a la de Bhailo que la cantan las niñas, aunque hoy en día todos van en grupo cantando y bailando para pedir dinero y dulces.
El último día, Bhai Tika, las hermanas ponen una tica de siete colores a sus hermanos para desearles una larga vida y prosperidad, también les ofrecen comida y frutos secos, ellos a cambio les dan dinero.
Así es como hemos celebrado esta semana de Tihar, haciendo lo posible para que Yama Raj esté feliz, el dios encargado de juzgar nuestros vicios y virtudes después de nuestra muerte y tratará su alma según corresponda.
Entre medio de tanta celebración hemos tenido tiempo de seguir trabajando, el jueves hicimos otro viaje a Hetauda para comprar más plástico para el suelo y de esta manera terminar de cubrir toda la superficie de la oficina, una impresora A4 para poder trabajar con las modificaciones que hacemos a los planos de los prototipos y para que el nuevo técnico en comunidades trabaje con agilidad.
Hemos subido dos veces seguidas a Suping ya Jyamire, donde hemos encontrado más candidatos para unirse a nuestro programa AWASUKA. Aquí la gente ayuda sin esperar nada a cambio, gracias a un chico que nos encontramos cruzando uno de los puentes para llegar a Suping, hemos podido entender muchas de las familias afectadas por el terremoto, ya que muchas no hablan ni una palabra de inglés ; aunque con gestos y sonrisas nos hacemos entender sin hablar un mismo idioma.
Hasta ahora las casas que hemos visitado que necesitan volver a ser construidas son de piedra y barro, es decir, la mayor parte del material necesario para reconstruir la casa ya lo tienen: reutilizarán la piedra de la antigua casa y mucha de la madera de la casa en ruinas, otro punto a favor nuestro es que muchas familias ya han comprado nuevas «Jasta» (chapas) con las que han creado sus propios refugios de emergencia, estas chapas las han llevado cargándolas a pie por caminos a veces imposibles. Mónica nos ayuda a reconocer las patologías que ya en el viaje de identificación vieron que habían sufrido muchas de las casas. Con ella seguimos trabajando a tope!
Llevamos una semana en Bhimpedi y ya nos queremos quedar para siempre, la gente, los paisajes, la cultura y las ganas de aprender y ayudar hacen que en pocos días nos hayamos enamorado de esta comunidad.
Al llegar nos recibieron las “didis” (hermana mayor) de la casa de acogida de Balmandir poniéndonos una tica roja en la frente junto con un ramo de flores. La gente parece muy reservada pero siempre tienen una sonrisa en la cara.
Solo pasamos medio día en el caos de Katmandú dónde aprovechamos para hacer un poco de turismo y visitar el barrio de Boudha donde se encuentra la Stupa que están empezando a reconstruir. También aprovechamos para visitar el Community Building de Amics del Nepal con Alex Sreshta, ingeniero nepalí, con el que acabamos de decidir cual sería la mejor solución para reparar los daños causados por los terremotos de los pasados meses de Abril y Mayo.
Durante las tres horas de trayecto de Katmandú a Bhimpedi nos fijamos en el estado general de las viviendas de las comunidades por las que íbamos pasando; ya al llegar Mikel y Nerea, nos hicieron una ruta por el pueblo para situarnos; localizamos los mistris con los que habíamos tenido contacto y alguna de las casas que se habían visitado en el viaje de identificación.
El lunes por fin conocimos a Ram, un nepalí muy competente, miembro de la cooperativa agrícola AGRAAGAMI. Fue el mismo quien nos enseñó donde podríamos establecer la oficina de Bhimpedi Awasuka. Dos días después, Ranjeed, también de AGRAAGAMI nos dio las llaves y ya pudimos ver el espacio donde crearemos una nueva oficina. Ya hemos terminado de limpiarla y mañana iremos a Hetauda a comprar todo el material necesario para habilitarla; como hacer toda la instalación eléctrica, comprar muebles, hacer llegar Internet, etc.
Una de nuestras prioridades en estos primeros días es encontrar un técnico local capaz de llevar el proyecto adelante; por eso hemos pensado en poner un anuncio tanto en el diario local como municipal; esperamos tener suerte.
El jueves subimos hasta el ward 7, barrio de Suping, que entre los puentes Nepalíes admirados por Valeria y la subida casi vertical por la montaña, se convirtió en toda una excursión. Este es uno de los wards mas afectados y la semana que viene cuando terminen las fiestas de Dashain, que son como nuestras navidades, volveremos tanto a Suping como a visitar las casas de los primeros interesados.
Como veis ha sido una semana muy productiva y seguimos con muchas ganas de que este proyecto tire adelante.
“Pheribhetaula” (hasta pronto)
Suba bihana (good morning)!
Esta semana hemos empezado con un viaje a Hetauda para comprar la pintura, una especie de hule que simula parquet para el suelo y todo el material necesario para hacer la instalación eléctrica de la nueva oficina. Ahora solo queda comprar el mobiliario y presentar al público el espacio físico de Awasuka, además de hacer la conexión telefónica y wifi. Mañana volvemos con un miembro de Agragaami a Hetauda otra vez, para contratar la línea y hacer unas últimas compras.
Toda la instalación eléctrica la montamos con la ayuda de Xavi (médico i voluntario de la casa de acogida de Balmandir que sabe hacer de todo) i Papu, un chico que salió del orfanato hace unos meses i trabaja como electricista en Hetauda. Además Kul, otro chico de Balmandir, hizo el acabado del suelo alisandolo con un poco de mortero de cemento.
Ayer sábado, fue uno de esos días en que recuerdas que por mucha diferencia cultural que nos separa, lo que importa son las personas, sin importar quienes somos, de dónde venimos o cuando venimos. Fue como sigue: queríamos empezar a pintar y no podíamos abrir el bote de pintura, así que Valeria fuera a preguntar a alguien del pueblo si la podía ayudar. Finalmente la cosa terminó con medio pueblo ayudando a abrir el bote de pintura, y por si fuera poco, para pintar se nos unió el grupo de bailarines del pueblo: los “Bhimphedi Guys”. Nuestra oficina se encuentra en un edificio público (Janajati Hall) en la calle principal del pueblo y en este mismo edificio tienen la sala de baile este grupo de chicos y chicas.
Por unas o por otras aquí todos se ayudan y eso es de agradecer. Casi tenemos la oficina lista.
El 9 de noviembre llega Mónica, arquitecta y miembro de la junta de Amics del Nepal. Serà entonces cuando decidamos en qué casas actuar primero, ya que hay muchas famílias que se han apuntado al Programa de mejora del habitat, y otras que se acercan a la oficina con curiosidad a preguntar que estamos haciendo. El martes una mujer bajo de su bassi a una hora andando para apuntarse.
Ahora hay una diferencia horaria de 4:45h entre Barcelona y Bhimphedi, os deseamos que paséis un buen dia de todos los santos, aunque a nosotras ya se nos termina.
Besos desde Bhimphedi
Ke bhayo? (Hola, ¿Qué tal?)
Esta semana ya tenemos a Mónica aquí. En el pueblo todo el mundo la conoce y solo dicen cosas buenas de ella. Nos ha alegrado a todos con su llegada.
La oficina está casi preparada, hemos terminado la pintura, hemos puesto el suelo que simula parquet y hemos habilitado el lavabo que ya tenía el edificio público donde se encuentra nuestro espacio. El jueves encargamos los muebles al carpintero del pueblo. Queremos que sea un espacio polivalente, no sólo de atención al público sino también para hacer reuniones y trabajar en equipo. Por fin ya tenemos conexión telefónica y internet.
Con Mónica, hemos empezado a visitar algunas casas del ward 2 (Bhimphedi Bazaar) i 4 (Targam o Simaltar), los más próximos al centro y más accesibles. Con este primer contacto nos hemos dado cuenta de las posibles mejoras que podemos hacer para explicar y comunicar el proyecto a las famílias interesadas y de los cambios que podríamos introducir en los prototipos que proyectamos en Barcelona. Nos hemos encontrado que algunas de las casas que fuimos a visitar ya las han reconstruido y nos ha servido para observar la manera de hacerlo que tienen. Trabajaremos estos días haciendo mejoras en el proyecto ya que, como ahora vienen las fiestas del Tihar estará el pueblo un poco parado, y a nosotras ya nos va bién para hacer trabajo de oficina.
Además nos reunimos con Ram y Anju para hablar varias cosas entre ellas el técnico que queremos contratar, y los días 15 i 16 de noviembre empezamos las primeras entrevistas.
Mikel Zubiaga y Nerea Guezuraga, voluntarios del proyecto Awasuka y del centro de acogida de Bhimphedi entre los meses de Agosto y Octubre:
Como ya os comentamos hace un tiempo, debido a los terremotos de abril y mayo, el edificio de la Dinastía Rana (1846-1951) que tenemos dentro del centro de acogida quedó afectado estructuralmente. Se trata de un edificio construido para la familia que fue gobernante de Nepal, con lo cual tiene una calidad arquitectónica como pocos edificios de la zona. Después del terremoto se decidió que ante la inestabilidad del mismo, sólo iba a ser utilizado como almacén, al menos hasta que fuese intervenido estructuralmente.
En el viaje de identificación realizado por el equipo del proyecto Awasuka en julio se hizo un análisis estructural del mismo y se identificó la que es la causa principal de las grandes grietas que el edificio tiene en sus muros exteriores: la estructura de la cubierta había sido modificada en algún momento de la historia del edificio, haciendo que su funcionamiento estructural no fuese como el que originalmente debía ser. Los tornapuntas (las barras diagonales) de las cerchas habían sido retirados dejando solo una de las diagonales en una de las cerchas. En condiciones normales la ausencia de este elemento no era un gran problema a corto o medio plazo… pero vino el terremoto.
Así pues, antes de reparar las grietas y reforzar las paredes lo primero que había que hacer era reparar la estructura de la cubierta. Lo que en principio parecía tarea sencilla, poner las nuevas diagonales en el lugar marcado por las anteriormente existentes, nos ha dado varios dolores de cabeza y nos ha hecho sudar de lo lindo.
Antes de empezar, cuando estábamos analizando las patologías del edificio nos dimos cuenta de que los tirantes de las cerchas cambiaban de tamaño en el sitio donde está la pared interior que separa las habitaciones de las escaleras. Así que lo primero que hicimos fue picar parte del suelo de la buhardilla para ver cómo estaba el citado tirante y vimos que, efectivamente, estaba formado por dos vigas de diferente tamaño, pero por suerte la unión estaba bien realizada, así que el tirante funciona como tal.
Los siguientes días los pasamos con continuos tiras y afloja con el carpintero local, Bahadur, que contratamos para hacer la obra. Él es un carpintero con muchos años de experiencia y nosotros unos extranjeros que le venimos a decir cómo hay que intervenir en un edificio histórico de su propio pueblo… Os podéis imaginar cómo nos veía… «Los pesados de turno que vienen a decirme como tengo que hacer mi trabajo»… No fue fácil empezar.
Le tuvimos que convencer de que los nuevos tornapuntas que inicialmente había serrado no servían, que tenía que repetirlos para que tuviesen la medida de los originales. Le tuvimos que convencer de que era necesario apuntalar todas las alturas del edificio. Y por último, lo más complicado fue convencerle de que, una vez puestos los tornapuntas, había que cortar la parte inferior ni más ni menos que del pendolón (la barra vertical de la estructura de la cubierta que acaba a la altura del tirante, pero no debe tocarlo!). ¿Cómo vamos a cortar esto? ¿Éstos que quieren, que se nos caiga el edificio encima?
Cuatro días de duro trabajo después salíamos del edificio siendo amigos de Bahadur, y habiendo conseguido que la estructura de la cubierta vuelva a funcionar correctamente.
Antes, durante y tras la obra hemos vaciado y limpiado el edificio… El siguiente paso será reparar las grietas y reforzar los muros, con lo que el edificio será capaz de resistir, además del paso del tiempo, futuros terremotos, aunque esperamos que no lleguen pronto…
Mònica Sans, Coordinadora de Bhimphedi AWASUKA, Programa de Mejora del Hábitat:
Julio de 2015
Después de dos años vuelvo a Bhimphedi. La primera sensación es como si me hubiera ido ayer, pero muchas cosas han cambiado: algunos niños se han ido de Balmandir y han venido nuevos, Dani está viviendo desde el pasado otoño y haciendo muchas mejoras, el pueblo ha visto irse a algunos de sus habitantes y ha recibido de nuevos… pero sin duda, lo más importante de todo es que Bhimphedi ha pasado un terremoto; el más violento que ha sufrido el país desde hace 81 años.
Este es el motivo que me ha llevado de nuevo a Nepal, en un viaje muy diferente a todos los anteriores. Voy acompañada de dos arquitectos especializados en cooperación: Pedro Lorenzo, del CCD-UPC y Emma Ferrer, de Base-A. En quince días, siguiendo las directrices de Pedro, nos proponemos identificar el estado de las construcciones de Bhimphedi, las voluntades del gobierno central y la situación social y organizativa del municipio; con el fin de ver las posibilidades de desarrollar un programa de reconstrucción.
Dani se nos une cuando llegamos a Katmandú. Ha dejado su amado Bhimphedi para acompañarnos durante el viaje, a todas las visitas y reuniones que hacemos. Él será una pieza básica de este proyecto, ya que reside en Bhimphedi y podrá hacer el control económico. Conoce bien el pueblo, sus gentes, la sociedad nepalí y su lengua, lo que nos facilitará mucho las cosas.
Desde dentro del taxi que nos recoge del aeropuerto, nos sorprendemos al ver que la ciudad no está ni mucho menos, tan afectada por el terremoto como nos esperábamos. Los medios sólo muestran imágenes de los centros históricos gravemente afectados, pero hay muchos barrios nuevos que han soportado el terremoto muy dignamente. Cuando llegamos a nuestro supuesto hotel, nos damos cuenta de que Dani nos ha conducido a casa de Geeta, la contable de Amics del Nepal. Muy generosamente, ella y su familia se han ofrecido a alojarnos en su casa durante nuestra estancia en la capital.
Los dos días en Katmandú pasan rápido. De tantas cosas que hemos hecho nos ha parecido una semana. Visitamos el Centro de Salud de AN, el barrio de Maijubahal, la Stupa, el barrio de Boudhanath, hacemos reuniones con NSET (Nepal Society of Earthquake Technology), con Bhupendra Pradhan y Juanjo Rodríguez, con la gente de Petit Món y en Dani Tejedor (arquitecto que colabora), con el Rotary Club Kantipur, etc… Todas las reuniones son muy interesantes, hay un gran interés en colaborar por parte de todas las ONG para trabajar de una forma más coordinada. Entre tanta reunión encuentro un momento para escaparme con Dani a ver uno de nuestros chicos que ha salido este año de Balmandir: el Ashok Siwakoti. Parece que está adaptándose bien a su nueva vida de ciudad y, además, estamos muy contentos de que en Bhuphendra nos eche una mano con su alojamiento.
Finalmente, llega el día de marcharse de Bhimphedi… la emoción y los nervios son indescriptibles.
El viaje transcurre sin problemas y hacia el mediodía llegamos al pueblo. Después de instalarnos en casa de Bhuphendra y de saludar a unos cuantos personajes, vamos directos a Balmandir. Pedro y Emma tienen mucha curiosidad por ver cómo será, ya que nunca antes han estado en un orfanato. Para su sorpresa, y como nos pasa a todos, encuentran que es un lugar mucho más alegre y bonito de lo que imaginaban. Se quedan encantados con el calor humano de los niños y del personal. A mí los niños me reciben como si fuera ayer, reclamando la canción «Water Paan». Me sorprende ver que aún la recuerdan después de 2 años, y que tengan tanto interés en cantarla. Sin darse cuenta, me encuentro en la sala de juegos, ukelele en mano y cantando con unos cuantos incondicionales. Después algunos de ellos me llevan a hacer una ruta por todo el orfanato, para ver las novedades: los patos, las gallinas y el corral, el huerto lleno de más hortalizas que nunca, el futuro estable de las búfalas, la «sala de cine», etc. Es muy gratificante ver todas las mejoras que se han hecho: bravo Dani!
Los siguientes días en Bhimphedi hacemos mucho trabajo: visitamos casas de los diferentes Wards y nos entrevistamos con diferentes personas y entidades del pueblo. Los miembros del VDC (Village Development Commitee), el comité 3E, la asociación de mujeres, la cooperativa agraria, etc. Durante las visitas nos encontramos con todo tipo de casas: totalmente derribadas, parcialmente afectadas y poco afectadas. Por suerte, en Bhimphedi el terremoto sólo ha dejado pérdidas materiales y no se ha tenido que lamentar ninguna víctima. Pero en estos momentos, el nivel organizativo es muy pobre. No hay alcalde, el secretario del gobierno ha llegado hace poco y la gente se encuentra en un estado de desprotección total: no saben qué hacer con su casa. Cuando llegamos nosotros, el ingeniero del gobierno ha revisado todas las casas de Bhimphedi y alrededores, haciendo su diagnóstico… Pero parece que tiene muchos errores y por eso nos encontramos mucha gente que lo está recorriendo, ya que no están de acuerdo con la catalogación de su casa.
A pesar de la desorganización gubernamental a nivel rural, nos llevamos una sorpresa agradable al encontrar a la gente de Agragaami muy bien organizada y con ganas de hacer cosas. Hacemos varias reuniones con ellos para ver si querían acoger un Programa de Mejora de Vivienda, y nos responden muy favorablemente. Este es sin duda uno de los resultados más positivos de nuestro viaje de identificación: encontrar un socio local que tenga interés en acoger el programa.
Un día antes de marcharse de Bhimphedi se hace la ceremonia de plantación de árboles en el campo polideportivo de Bhimphedi, que justamente se inauguró el día del terremoto. Vienen muchos miembros del Rotary Club Kantipur liderados por Bhuphendra, quien aprovecha el momento para hacernos un encargo oficial. Nos dice que quieren construir un edificio de servicios junto al campo multi deportes, y que querrían que éste fuera también uno de nuestros prototipos antisísmicos. Juanjo nos dice que está animado para conseguir financiación, pero ambos coinciden en afirmar que antes hay mucho trabajo por hacer, ayudando a las familias más necesitadas que no tienen casa. Pero quedamos de acuerdo en incorporar este encargo en nuestro programa.
Llega finalmente el día de volver a Katmandú, donde nos quedan todavía unas cuantas reuniones muy interesantes con Brian Peniston, Rabindra Puri y el presidente de NEA (Nepal Engineers Association). También vemos a Naresh y a Pemba, unos chicos que salieron de Bhimphedi hace un par de años, que estudian y trabajan gracias al proyecto joven de Amics del Nepal. Me emociona ver cómo los chicos poco a poco se van espabilando gracias a su propio esfuerzo, pero también gracias al apoyo y buenos consejos de Dani, que les hace de mentor.
Para terminar el viaje, visitamos Thamel, Durbar Square y Bhaktapur. Por primera vez en toda nuestra estancia, nos encontramos cara a cara con los efectos devastadores del terremoto: es impresionante ver la enorme destrucción que se puede causar en tan pocos segundos… una cosa es ver las imágenes por televisión, y otra muy distinta es encontrarte allí en medio.
Septiembre 2015
Mientras escribo estas líneas ya han pasado dos meses desde que volvimos. Parece mentira… Ha sido muy emocionante recordar nuestras aventuras durante aquellos quince días tan intensos. Le había prometido a Dani que escribiría este texto nada más volver, pero la verdad es que me ha sido imposible hacerlo antes. Nada más llegar, todo el equipo de arquitectos estuvimos inmersos en la elaboración de un informe de casi 100 páginas, liderado por Pedro. Entre otras cosas, estuvimos ordenando todas las fichas de las casas visitadas y situándolas en Google Maps. Mucho trabajo… pero que irá muy bien para iniciar la labor de la cooperativa de mejora de vivienda de Bhimphedi. (En este pueblo, y en casi todo Nepal, no hay planos municipal de parcelas, ni numeración de casas, ni nada de todo esto, y pensamos que utilizar la plataforma de Google Maps sería una buena iniciativa para empezar a ordenar un poco este tema).
A principios de septiembre hicimos una reunión de junta de Amicss del Nepal. Pedro, Anna Altemir (fundadora de Base-A) y yo misma, estuvimos explicando el programa de mejora de vivienda que se quiere hacer y su futura replicación en otras comunidades, si todo va bien. El proyecto tuvo muy buena aceptación, podemos anunciar oficialmente que Amics del Nepal apuesta por él. Ahora sólo falta saber la resolución de Caldes Solidaria, la ONG que cubre el 50% de esta aventura… Una vez lo sepamos, podremos dar la primera fase del programa por aprobada (hasta finales de Febrero).
En estos momentos el equipo de arquitectos está definiendo los prototipos de casas antisísmicas, en colaboración con especialistas de estructuras. El primer equipo de arquitectos que comenzará la construcción de prototipos marchará a mediados de Octubre.
Y para terminar, contaros que el nombre del programa es AWASUKA. Son las iniciales nepalíes de las palabras: Aawaas Sudhir Karyakram, que quiere decir: Programa de Mejora de Hábitat. Nos ha costado mucho encontrar este nombre, sobre todo, encontrar un equivalente a la palabra «Hábitat» en nepalí… pero gracias a Hem Adikhari (uno de nuestros chicos del Programa Joven de Bhimphedi), lo hemos conseguido!
Antes de acabar, quiero dar mi agradecimiento personal a un equipazo de gente inmejorable: Pedro Lorenzo (CCD-UPC) y Emma Ferrer (Base-A), por ser unos compañeros de viaje fantásticos; a Anna Altemir (Fundadora de Base-A), por ser una excelentísima coordinadora de equipos, a Andrea Llanas y Valeria Cid (Base-A), por ser unas trabajadoras incansables y siempre de buen humor; a Berta Marín (Base-A) que se nos ha unido algunos días ayudándonos con las fichas, a Inés García (estructurista y amiga) como nueva incorporación en consultoría de estructuras. Y en Nepal, a Mikel Zubiaga y Nerea Gezuraga, que han ayudado a completar algunas fichas que faltaban. Un agradecimiento muy especial para Dani Roig, que aparte de hacer una labor impresionante en el orfanato, se ha involucrado muchísimo en el proyecto AWASUKA y es uno de nuestros puntales más importantes.
Agradecimientos también para el equipo de traductoras: Marta Masip, Elisenda Medio, Rocío Moreno y Andrea Mauri, por haber traducido las notas del viaje del Pedro, en las que se basó el viaje de identificación; y a las voluntarias de Bhimphedi: Mar Úbeda, Laura Conde y Isabel Valero (futura voluntaria), por estar siempre dispuestas a ayudar en las traducciones de los posts y en lo que haga falta! 😉
A todos ellos: MUCHÍSIMAS GRACIAS POR SU IMPLICACIÓN CON Bhimphedi. Porque, como dijo Pedro Lorenzo durante la Junta de Amics del Nepal «Bhimphedi engancha!».
Beli es una de las maravillosas cuidadoras (Didis) del centro. Ella, junto con Maya, es la «madre» de los 28 niños y niñas que viven en nuestra casa de acogida. Y para todos aquellos que tienen hijos ya sabéis que no es un trabajo nada sencillo, ni para aquellos que tienen solo un hijo… Todo el mundo se las quiere mucho y a ellas no se les pasa nada por alto. Cocinan, cuidan de los niños, limpian la ropa de los pequeños, dan a los niños la medicación si tienen que tomar o les curan si se hacen heridas (cada cinco minutos), ayudan en el huerto, miran que los niños tengan el material escolar… Incluso encuentran el tiempo para cuidar a los voluntarios (si te despistas incluso te lavan la ropa)…
Beli se queda casi todas las noches a dormir en el centro, para cuidar de los pequeños y las niñas. Pero ella también tiene su familia. La casa de Beli era de dos pisos hecha de piedra, barro y madera; una construcción muy bonita, pero que no pudo resistir ni el primer terremoto.
Amics del Nepal, después del terremoto, ya inició algunas campañas de emergencia como distribuir tiendas de campaña. Pero siempre pensando en hacer un proyecto de mejora de la vivienda definitiva a medio y largo plazo. Pronto os explicaremos cómo va avanzando este proyecto en un nuevo post.
Pero Beli, decidió actuar más rápidamente, a fin de tener una casa donde pudieran vivir sus dos hijos ya en la época de lluvias. Así pues, pronto pudimos adelantarle el dinero necesario, y con la ayuda voluntaria de algunos de los niños mayores del centro y los familiares de Beli y dos paletas (mistris) empezamos a construir la nueva casa.
Poco más de un mes después, justo antes de que llegaran los monzones, ya tuvimos la casa lista. Y si ya pensais que esto tiene mérito, aún tiene más mérito cuando se sabe que un día no se puede trabajar porque un anciano de Chabeli murió, y el día después no da buena suerte trabajar. Otro día, antes de poner las piedras en los fundamentos, se celebra una ceremonia religiosa. Justo después de poner el techo, se debe hacer otra ceremonia. Y después de esta ceremonia, Beli debe organizar una cena donde están invitados familiares y trabajadores. Pero entonces uno de los trabajadores, el que prepara la mezcla de cemento (sin cimentadora, claro) bebe demasiado alcohol (roksi) y se cae y se hace un ojo morado… Al día siguiente no puede hacer la mezcla, así que no se trabaja. «Pero dice que mañana si que vendrá.» Nos dice Beli riendo. Una semana después del accidente, por fin, se puede retomar la construcción.
Seguramente tendrá que hacer alguna mejora en la casa, una vez hagamos el proyecto de mejora de viviendas, pero hay otras casas hechas con esta técnica, de un piso, con bloques y aguantaron los terremotos. Así que Beli está muy contenta de tener una casa nueva, y propia! Donde sus hijos pueden vivir cómodamente, protegidos de las fuertes lluvias de los monzones.
Gracias a todos aquellos que lo hacéis posible, tanto en nuestro país como Nepal.
Ya han pasado dos días después del segundo terremoto, pero aún se notan las consecuencias, la mayoría de las tiendas aún estan cerradas a Katmandú y yo todavía no he conseguido billetes para volver hacia Bhimphedi. Los jeeps que deberían venir des de Hetauda a recoger gente no vienen, los conductores les da miedo venir a Katmandú. Pero aquí en Katmandú será imposible hacer ninguna gestión estos días … así que siento la desazón de volver hacia Bhimphedi para poder hacer algo de provecho.
Son las 9 de la mañana y finalmente me llaman para decirme que si llego a las 10:30 tendré dos billetes, uno para Shree y uno para mí. Ahora a correr. Estoy en casa de Geeta, la maravillosa contable de Amics del Nepal en Katmandú. Ella y su hermano me estaban explicando todas sus aventuras que estan viviendo estos días en las expediciones a Dholakha y Sindupalchowk en acciones de apoyo a las víctimas del terremoto. Voy lo más rápido posible a recoger mis cosas ya buscar a Shree, y nos vamos en taxi hacia Balkhu. Imposible llegar en transporte público, y menos estos días que hay tan pocos.
El taxista curiosamente nos pide un buen precio desde el principio y así no tenemos que hacer todo el ritual de negociación que se acostumbra a hacer en cualquier transacción. De camino vemos algunas casas caídas, Ratna Park lleno de tiendas de campañas… y sale el tema. Nos dice que él es de Dholakha y que la casa de sus padres está del todo inservible. Sus padres están bien nos dice, pero un tío ha muerto en el terremoto…
Sin ningún imprevisto conseguimos ir hacia Bhimphedi. Son tres horas de trayecto en jeep, por senderos que suben y bajan montaña tras montaña. Desde el primer puerto podemos ver Katmandú, me miro la ciudad atentamente intentando ver qué desolación ha causado el terremoto. No veo efectos evidentes en los edificios desde tan lejos, pero se ve algo diferente respecto a los otros golpes que había hecho este trayecto: Por toda la ciudad se ven puntitos naranjas, que es el color más común de los plásticos que todo el mundo está utilizando para ello las tiendas.
Y durante las tres horas de trayecto la misma visión. Al lado de cada casa, hay una tienda de campaña, no importa si la casa está completamente derribada o no tiene desperfectos aparentes desde fuera. Todo el mundo vive en las tiendas de campaña que se han montado al lado de la casa. Quien no tiene casa debe dormir fuera. Quien tiene casa agrietada duerme fuera por temor a que la casa no sea segura. Quien tiene la casa sin desperfectos, tiene miedo de que por la noche llegue un terremoto más fuerte y que esta vez si derruir la casa.
Llegamos al último puerto de montaña, y ya se ven las montañas y los valles que forman el pueblo de Bhimphedi. No es diferente, al lado de cada casa hay una tienda de campaña, pero éstas nos las miramos con una sensación bastante diferente, ya que 264 tiendas las hemos podido facilitar Amics de Nepal. Viendo todas estas tiendas me hace pensar en las aventuras que vivimos en los dos trayectos a la India y la distribución y seguimiento.
Ya os lo explicamos cómo conseguimos las primeras 123 tiendas en «La aventura tiendas de campaña» y cómo se distribuyeron y hacer el seguimiento a «Las tiendas ya están en casa«. Pero aún no os hemos explicado cómo fue la segunda fase del proyecto que iniciamos el 8 de mayo yendo hacia Hetauda para sacar el dinero del banco y coger el jeep que habíamos reservado previamente para salir hacia la India a las 10:30 de mañana para comprar un nuevo cargamento de tiendas. Yo no puedo cruzar la frontera, pero los nepaleses no necesitan visado para cruzarla, así que los dejo esperando el jeep y me voy a hacer compras para la casa de acogida y a pagar la factura de la luz.
Ram Naam Lama (Miembro de la comunidad de Bhimphedi y del centro médico que nos apoya en muchos de los proyectos)
En Ram Bahadur (trabajador del centro de acogida y yo estabamos en Hetauda al lugar acordado a la hora acordada esperando el Tata Sumo (jeep). Son las 10:30 y tata sumo ya debería estar aquí y no está. Lo llamo para saber si tardará mucho. Pero me dice que no puede venir, que tiene que hacer un trayecto a Katmandú! ¿Por qué no avisó antes? Aquí empieza nuestra mala suerte el día de hoy…
Preguntamos en todas las oficinas de transporte pero nadie tiene ningún jeep disponible. Finalmente, a través de un familiar mío, conseguimos uno y nos dirigimos hacia Raxaul (en la India cerca de la frontera nepalí).
Una vez llegamos allí empezamos a preguntar tienda tras tienda, pero nadie tiene, de tiendas medianas, o eso dicen… cuando empezamos a perder la esperanza veo a una pared de una tienda una fotografía de un grupo religioso en una campaña de voluntariado. Qué casualidad, es del grupo religioso al que pertenece mi familia! Empezamos a charlar con el su propietario y finalmente nos pregunta: «¿Qué necesitais?» «150 tiendas» decimos. «No hay problema, Esto está hecho» nos dice. Parece que después de todo puede que no sea un día de mala suerte!
Cargamos el jeep con 141 tiendas y nos dirigimos hacia la frontera. Nos paran… La otra vez había sido muy sencillo con el coche militar…
El oficial indio de la frontera nos hace entrar en su oficina y nos empieza a pedir detalles de nuestra misión. Nosotros le explicamos de dónde venimos y con qué razones, pero no la acabamos de convencer por que no tenemos ningun papel para corroborar nuestra historia. Nos pide que volvamos atrás y devolvamos todas las tiendas en la tienda de donde las hemos comprado. ya son las 2h y no parece que se pueda resolver favorablemente… ¿qué tenemos que hacer? ¿Dónde tenemos que ir? ¿Con quien deberíamos hablar? Nos sentimos frustrados y sin mucha esperanza… pero le volvemos a pedir al oficial que nos deje cruzar la frontera. Nos dice que si confesamos que llevamos las tiendas para hacer negocio, entonces con una pequeña cantidad que le pagamos nos dejará pasar … Pero no pensamos mentir… las tiendas no son para vender, son para distribuir a las víctimas del terremoto de Bhimphedi…
Finalmente el oficial nos recomienda que llevamos una carta de la embajada india… pero no creemos que esto sea posible… Pero cuando salimos de la oficina se nos acerca un agente (una persona que está por la frontera, pero no es trabajador público) y nos recomienda que vamos a la oficina de Mishra Jee. Lo hacemos. Allí tenemos que pagar 1,000 rupias nepalíes (unos 9 euros) y Mishra Jee nos hace de intermediario con los oficiales de la frontera. Esta vez sin ningún problema nos permiten cruzar. Gracias Mishra Jee!
No hubiéramos tenido que darle ese dinero, por qué estaba haciendo algo malo… ¿pero que teníamos que hacer? no había otra manera de resolver la situación… Sea como sea hemos completado la misión con éxito, y al día siguiente podemos distribuir las tiendas puerta por puerta con la ayuda inestimable de algunos voluntarios del centro de acogida.
Muchas gracias Amics del Nepal ya tu equipo de Barcelona por su apoyo. Especialmente gracias a Dani y Laura!
La mañana siguiente quedamos Laura, Ram y yo con el objetivo de repartir las 123 tiendas que trajimos de la India. Primero hacemos una tabla para registrar la información de las familias a las quienes demos las tiendas y así poder traspasar esta información ordenada al VDC (equivalente al ayuntamiento en Bhimphedi). También escribimos una carta de donación del material al VDC. Ya hay mucha gente delante de la escuela esperando su tienda y la comida que están repartiendo gracias a la donación de la cárcel que hay en el pueblo.
Parece que repartiremos las tiendas desde la escuela. Pero no está del todo claro. Laura y yo no entendemos del todo porque es tan delicado decidir desde donde se repartirán. Pedimos a los niños de la casa de acogida que nos ayuden a llevar las tiendas a la escuela. Cuando llegan las tiendas las colocamos en una de las aulas y empezamos a preparar la distribución y el sistema.
Pero de repente, la gente que estaba esperando fuera empieza a entrar y se enzarzan en una discusión Parece que quieren que empecemos a distribuir solo a la gente de uno de los Wards (barrios). En Bhimphedi hay 9 Wards y en cada uno vive principalmente la gente de una misma casta. Así pues, parece que cada casta quiere que se reparta el material entre sus familiares y vecinos. Cada vez hay más gente en el aula. Algunos dicen que se repartirá primero a la gente que tenga la casa totalmente destruida, otros dicen que tenemos que empezar por su Ward.
No parece que vayan a llegar a ningún acuerdo… Pero después de una hora de discusiones parece que todos acuerdan lo siguiente. Habrá un representante de cada Ward que se llevará un número asignado de tiendas y este será el responsable de repartirlas en su Ward. Todos parecen satisfechos con la solución final y procedemos a repartir las tiendas. ¡Finalmente a las 2pm hemos conseguido repartir las tiendas!
Ha sido bastante surrealista el proceso, pero el hecho es que por la noche llueve y estamos satisfechos de que 123 tiendas estén siendo útiles a 123 familias para refugiarse de la lluvia. Muchas gracias a los voluntarios y donantes de Amics del Nepal, y a Ram Lama, Anju Lama, Laura Conde, Dharmaraj Rijal, Ram Bahadur Adhukari y Surendra Kumar Thapa!
Dos días después nos dirigimos a las montañas a supervisar como se están utilizando las tiendas y conocer las necesidades de la gente. No es un trabajo fácil… Hace mucho calor y solo podemos hacer el primer tramo en moto. Para acceder al resto de pueblos no hay carreteras, solo senderos que suben y bajan. Vamos viendo casas y más casas, y todo el mundo quiere enseñarnos la suya. Muchas tienen un trozo de pared derruido pero la mayoría tienen grietas y algún agujero. Aun así, tanto unos como otros no se atreven a dormir dentro de las casas porque no saben si es seguro o no.
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Han utilizado las tiendas para montar cabañas que les servirán de refugio por un tiempo indefinido. Muy pocos podrán construir una casa antes del monzón que ya se acerca (época de lluvia comprendida entre junio y septiembre). Algunos empezaran a hacerse la casa en octubre después del Dashain (fiesta nacional, equivalente a nuestra Navidad). Pero muchos no creen que la puedan construir en un futuro inmediato porque no tienen el dinero para pagarla. El gobierno ha prometido que ofrecerá préstamos a todos los que han pedido el hogar para poder construir uno nuevo. Pero nadie piensa que sea fácil implementar esta idea, y en todo caso, nadie cree que se haga pronto. Así pues, las cabañas construidas serán su casa durante muchos meses.
Dos días más tarde, el VDC reparte algunas tiendas más que han conseguido en el Ward número 9. Pero se ven desbordados y las 30 tiendas que tenían, junto con unos colchones de plástico donados por Amics del Nepal tampoco son suficientes.
Así que nosotros nos ponemos las pilas otra vez. Mañana intentaremos traer un nuevo cargamento de tiendas desde la India… ¡Deseadnos suerte! Empieza la aventura “tiendas de campaña 2”. Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas… Pero siempre hay excepciones…
Mientras tanto, en la casa de acogida seguimos con las pilas a tope y con muchas ganas de realizar nuevos proyectos en el centro y en colaboración con la escuela pública y la comunidad. No creamos que todos los problemas que tienen Nepal los ha traido el terremoto. Mucha gente quiere ayudar a “reconstruir Nepal después del gran terremoto” pero la verdad es que este país ya tenia muchos problemas antes del 25 de abril. Ciertamente ha sido una gran catástrofe donde han perdido la vida más de 8.000 personas y muchas construcciones han quedado destruidas o dañadas. Pero creo que es importante que sigamos trabajando con proyectos de empoderamiento de las nuevas generaciones y la mujer, y que promovamos actividades que puedan permitir que los más desfavorecidos puedan obtener recursos para tener una mejor calidad de vida. Tengo muchos amigos que me han pedido como colaborar con Nepal. La respuesta de toda esta gente dice mucho. Aunque España, i en particular Cataluña, no esta en momentos brillantes, economicamente hablando, su gente quiere estar al lado de la gente que lo está pasando mal en el mundo. Por ello, a estos amigos les digo que si quieren colaborar, participen en los proyectos que estamos llevando a cabo aquí en Bhimphedi y que iremos explicando en este blog.
Para hacerlo podeis hacer una transferencia bancaria a Amics del Nepal con el concepto “Bhimphedi”.
Nos despertamos a las 5:45 y nos preparamos para la reunión de las 6 a.m. (tiempo nepalí), con el teléfono en el bolsillo y delante del primer té del día nos disponemos a esperar. Nos acabamos el té, hacemos una reunión con los niños para organizar el día, ya son les 6;45 y todavía no nos llaman…
Laura y yo salimos del centro y vamos a un “bar” que hay delante de la casa de Ram y Anju para darles un poco más de margen. Nos tomamos el segundo té del día. Ya son las siete y a pesar que no nos han llamado decidimos llamar a la puerta
Nos abre un mujer, debe ser la hermana de Anju porque se parece mucho a ella. Estos días tienen mucha familia que ha venido de Katmandu a refugiarse con ellos (más de medio millón de personas han salido de la capital para evitar los problemas de falta de agua, comida o el aumento de casos de enfermedades como el cólera), y duermen todos juntos en el patio trasero por el miedo a que haya otro terremoto.
Finalmente aparecen Ram y Anju, “Ya son las siete?” nos preguntan. Los dos han estado toda la noche despiertos atendiendo a una señora que sufría un ataque de ansiedad. En la práctica, Ram, a pesar de ser farmacéutico, acaba haciendo la función de médico del pueblo siempre que no haya ninguno (hecho que pasa a menudo). Llaman a la persona con la que nos teníamos que encontrar a les 6 y dice que está en casa a punto de salir…
Vamos hacía el pueblo con Ram para comenzar a coordinar el transporte y contactar con alguna tienda de Hetauda para saber si tendrán suficientes tiendas de campaña. Todas estas llamadas, las hacemos naturalmente desde uno de los “bares” del pueblo, con el tercer té del día en la mano a las 8 de la mañana, como continuemos así …
Llega el hombre con el que habíamos quedado a las 6, también se pone a llamar. No parece que nada avance mucho… Ram nos dice que vayamos hacía la casa de acogida para prepararnos para el trayecto, y que ya nos llamará cuando tengamos el transporte preparado.
Estamos en la casa de acogida, son las 9:30 y todavía no hemos recibido ninguna llamada… No sé si lo conseguiremos hoy… Pues si hace falta vamos en autobús, decidimos Laura y yo… Así que vamos a recoger a Anju y volvemos hacía el pueblo. Allí nos encontramos con Ram enganchado al teléfono intentando coordinar alguna cosa… “Ram, ya son casi las 10 h, nos vamos en autobús…” le decimos. En Nepal, muchas veces las cosas van a un ritmo diferente que pone a prueba tu paciencia, pero de repente pueden pasar cosas sorprendentes y extraordinarias. Ram nos mira y dice que el transporta ya está de camino. Inicialmente querían conseguir un jeep de la compañía hidroeléctrica, pero no había sido posible… así que habían estado haciendo gestiones para obtener otro transporte.
De repente llega un jeep del ejército con dos militares, que bajan y nos abren para que entremos y nos ponemos en marcha hacía Hetauda. Había ido a Hetauda en autobús, en el capó de un autobús, en coche, en moto… pero Nepal siempre tiene sorpresas. En media hora ya hemos llegado a Hetauda, no sin pasar un poco de miedo, y hacer apartarse de nuestro camino a una docena de coches.
El primer paso es intentar conseguir sacar el dinero del banco. No llevo encima ni el pasaporte ni el talonario de cheques (que se han quedado en Katmandú), pero somos dos blanquitos con dos militares a nuestro lado, así que los del banco no nos ponen ninguna pega.
El segundo paso es ir a los establecimientos a preguntar cuántas tiendas tienen de 4,5 x 5,5 metros. Ninguno de los establecimientos tiene muchas… y los precios parecen caros… mientras todos dudamos que hacer, el militar que conducía el jeep dice de forma enérgica: “Tenemos un coche, todo el día por delante (son las 12 h) y una misión. Vamos a la India donde seguro que tendrán tiendas y nos saldrán más baratas y por tanto podremos comprar más y ayudar a más gente!”.
Maravilloso, rápidamente todos cogemos energía y entramos corriendo al jeep. Y una hora y media más tarde ya estamos en Birgunj en la frontera con la India y nos hemos hecho muy amigos de los militares. Nos damos cuenta que también estaban en la pista de básquet, con el ministro. Y tienen opiniones muy interesantes sobre muchos temas. El conductor va a un ritmo diferente (no sólo conduciendo), es enérgico y apasionado, con muchas ganas de ayudar. El copiloto es muy simpático, y conoce a todo el mundo, una vez que hemos llegado a Birgunj ya nos esperan dos amigos suyos para ayudarnos con nuestra misión. Extraordinario!
Preguntamos en los establecimientos de la ciudad pero en todos las tiendas están agotadas… así que tenemos que cruzar la frontera. Paramos en un hotel y Laura y yo bajamos del coche, porque no podremos cruzar la frontera, necesitaríamos un visado. Los nepalíes sí que pueden cruzarla. Después de cuatro horas que invertimos en comer y dar una vuelta por la ciudad (que no nos gustó nada), volvieron con 123 tiendas que habían conseguido comprando en diferentes establecimientos, se les veía muy cansados a los seis, pero habían conseguido comprar prácticamente a la mitad del precio que nos pedían en Hetauda. Ya que al entrar el material con un coche militar no les habían hecho pagar ningún impuesto!
Aún antes de volver a casa, paramos en Hetauda, en el único establecimiento que quedaba abierto, y compramos unos rollos de plásticos que servirán para que las familias puedan sentarse en el suelo aislados de la humedad. Esta gente es incansable! Qué suerte que tenemos de poder contar con Ram, Anju, Ram Bahadur y Dharmaraj…
¿Pero como llevaremos estos rollos inmensos? ¿Por qué pregunto? Esto es Nepal. En media hora, llegamos al centro de acogida y todos los niños salen a ayudarnos a descargar. Y a cambio comen unos dulces que los militares les han comprado en la India. Hemos conseguido 123 tiendas de campaña a muy buen precio, transporte proporcionado por el ejército, dos buenos amigos y una buena aventura para explicar. Misión completa! Bien, al menos la primera fase. Mañana tocará repartir las tiendas. “Mañana por la mañana a las 6 a.m. decimos al despedirnos de Ram y Anju.