Escrito por Daniel Roig, coordinador de la casa de acogida
Los festivales de Dashain y Tihar ya se han terminado. Todo el mundo debe volver a la normalidad que aquí no significa rutina.
El mes pasado los niños que tienen algún familiar conocido han estado con su familia, 9 de los 26 niños y niñas. Pero ahora ya han vuelto todos al centro de acogida preparados para reemprender los estudios.
Yo también vuelvo a la casa de acogida con la Manisha, después de casi un mes lejos de la casa de acogida, algo que no había hecho en los últimos dos años. Pero no volvemos solos, llegamos con dos nuevos voluntarios, o mejor dicho, voluntarios que repiten: Tonyo y Xavi, un año después de su primera visita regresan a la casa de acogida.
Los niños y niñas que se han quedado en el centro de acogida están muy contentos de que toda la gente vuelva y nos reciben con gritos, y un poco a la expectativa de ver que les traemos de regalo cada uno de nuestra otra casa: algunos llevan golosinas caseras (rebanadas de manzana de Jumla secadas al sol, o diferentes tipos de galletas, palomitas…) e incluso Kush y Love vienen con una pareja de patos de la mejor raza de su pueblo.
Tonyo, Xavi y yo tampoco nos quedamos cortos! Llegamos a la casa de acogida con 4 ordenadores donados por el hospital Taulí de Sabadell (¡gracias Xavier Calvet!). Y llevamos los dos asientos de alta calidad para acabar de completar la remodelación de los columpios gracias al material donado por HPC Ibérica (¡gracias Ramón Coderch y Mònica Sans por la coordinación!).
Tonyo, Xavi y yo, con la ayuda de los niños y Papu, nos ponemos a trabajar y en unos pocos días intensos ya tenemos la nueva sala de ordenadores con Ubuntu bien instalado, los columpios en pleno funcionalmente y de paso tenemos la zona de delante de los lavabos re-adecuada y la instalación de agua y eléctrica mejoradas.
1. Reparación de los columpios:
2. Mejora de la instalación de agua:
3. Mejora del canal de agua de la cocina y de las duchas:
4. Ampliación de la aula de informática
También los jóvenes, que han dejado el centro de acogida este último año se están aún terminando de situar. Sanu ha conseguido finalmente el carné de identidad nepalí (nada fácil de conseguir para los chicos con situaciones familiares irregulares) y ya ha vuelto a Bhimphedi para reincorporarse al proyecto AWASUKA para terminar los tres prototipos antisísmicos (el de madera de la didi Maya, el de bloque de hormigón de la didi Santamaya y el de piedra y barro para la comunidad). Papu que ha pasado los festivales en la casa de acogida, y aprovechó para trabajar en el proyecto AWASUKA y colaborar en la casa de acogida, ha decidido quedarse a vivir en el pueblo con Sanu y también incorporarse al proyecto AWASUKA para terminar los prototipos. Jay que ha pasado los festivales con su familia reencontrada 14 años después (os explicaremos su increíble historia otro día), ya ha conseguido también el carnet de identidad, y ha venido a Bhimphedi unos pocos días para obtener una carta de recomendación de la escuela pública del pueblo donde estudió la secundaria para poder poner la información correcta, ahora que la conoce: nuevo nombre (Anish Malla), nueva fecha de nacimiento y los nombres de sus padres. Ashok Praja ya ha retomado los estudios de Veterinaria. Ahora Ashok trabajará y vivirá más cerca de su centro de estudios, y deseamos que le vaya muy bien (muchas gracias a Prakriti, que ahora vive en el centro de acogida de Patan, que ha ayudado a Ashok a encontrar trabajo en el pueblo de su tía que casualmente está cerca de dónde Ashok estudia veterinaria).
Otro gran cambio es que la escuela pública cambia de ubicación. El edificio histórico que quedó afectado por el terremoto, será derribado, así que los niños ya empiezan a estudiar los barracones provisionales situados en el campo de fútbol del pueblo. (Podéis leer el post escrito por Mónica).
Ha habido también dos cambios muy importantes en el centro. Dos personas muy especiales ya no viven con nosotros en el centro de acogida. Aunque las echaremos mucho de menos, seguiremos en contacto y estamos muy contentos por ellas por los cambios y logros en sus vidas. El primero es Krishna Pudasaini, director del centro de acogida durante los últimos 15 meses, y que ha hecho muy buen trabajo durante este tiempo, teniendo grandes éxitos como encontrar familias de niños del centro. Krishna ha superado oposiciones y ahora trabajará de funcionario en el departamento de Electricidad del Nepal (dónde tienen mucho trabajo para terminar con los cortes de luz que sufre el país por la poca producción de electricidad que tienen). La segunda es Susmita, niña del centro de acogida de 9 años, que ha podido volver con su madre y su hermano pequeño (¡ya os explicaremos su historia en el siguiente post!).
Y la vida sigue en la casa de acogida de Bhimphedi, con alegría.
Los niños van a la escuela para terminar el segundo trimestre. Tonyo y Xavi ahora hacen de paletas y carpinteros. Marina y Joana, vueltas de una semanita de descanso bien merecido, han retomado las clases de informática, de inglés y castellano. Prabhat y Manisha ayudan a los pequeños con los estudios. Y yo, arriba y abajo, mirando que todo vaya más o menos bien: supervisando el centro, a los jóvenes y los niños que tenemos repartidos por el país, buscando un nuevo director para el centro, ayudando a los mayores del centro con los ejercicios de matemáticas…
La vida sigue, con alegría.