Amics del Nepal, aparte de gestionar el centro de acogida de Bhimphedi, colabora con otros cuatro centros de acogida. Uno de ellos, Siphal Child Protection Home, se encarga de acoger niños que tienen su padre o madre en la cárcel. Este centro de acogida ha tenido que acoger muchos niños y niñas después del terremoto, algunos niños que perdieron los padres en el terremoto, y otros que vivían en otros centros de acogida que fueron afectados y se tuvieron que desalojar.
Uno de los chicos que vivía en este centro de acogida de Siphal, Arjun, que está estudiando clase 8, un curso muy importante, pidió si podía ser trasladado al centro de acogida de Bhimphedi. Tras considerar esta posibilidad con NCO (organización semi-gubernamental propietaria de los centros de acogida de Siphal y Bhimphedi) concluimos que lo mejor para el bienestar de este chico y de su hermano pequeño de once años, Santa, era aceptar su petición y trasladarlos a Bhimphedi.
Así pues, una vez se acabaron las vacaciones de Tihar, fui a buscar a los dos hermanos para llevarlos hacia Bhimphedi. Pero claro, aquí nada es tan sencillo… Primero voy a la oficina de NCO, allí me dicen que ellos no pueden hacer la carta de traslado en ese momento por qué el archivo de los dos niños está en la casa de acogida de Siphal. Así pues me dicen que directamente la carta el director de Siphal, y yo puedo ir directamente al día siguiente a la casa de acogida y recoger a los niños. Pero no me fío, no puede ser tan fácil.
Decido ir a Siphal el mismo día para preguntar si al día siguiente será tan fácil. Dicen que no, que ellos no pueden escribir la carta, la oficina de NCO les tiene que enviar la carta a ellos. Yo digo: «Ellos me han dicho que no podían porque no tenían el archivo de los niños… ¿podéis llamar a la oficina?». Llaman y acuerdan que enviarán el archivo, entonces ellos harán la carta y la enviarán a Siphal… Esto se complica… Además dicen que ahora no tienen personal para llevar el archivo en las oficinas, lo harán mañana por la mañana… que justo…
De paso les pregunto si me pueden enseñar el certificado del curso pasado de los niños (el curso terminó en abril), los tendré que dar a las escuelas de Bhimphedi para las inscripciones. Nueva sorpresa, no lo tienen, la escuela aún no los ha preparado… Pregunto qué tengo que hacer para conseguirlos… y me dicen que necesito otra carta de otro departamento de NCO para darles a la escuela… madre mía… me parece que mañana no podremos ir hacia Bhimphedi… Les pido que vuelvan a llamar a la oficina para pedirles que mañana preparen la carta para la escuela también.
Al día siguiente, muy temprano, vuelvo hacia la casa de acogida para asegurarme que envían el archivo de los niños a las oficinas. ¡Cuando llego dicen que ya lo han hecho! ¡El día empieza bien!
Los responsables que tienen que hacer las cartas no llegarán a la oficina hasta las 10, así que mientras tanto voy a comprar un calentador eléctrico para cocinar, y le llevo a uno de los jóvenes que vive en Katmandú. Ya hace un mes que hay bloqueo comercial, y ya se le ha acabado el gas y no puede cocinar… Así podrá cocinar en las horas que no cortan la luz (en invierno unas 12 horas al día cortan la luz) . Me cuesta 5 euros, que bien valen la sonrisa del chico cuando ve el fuego electrico.
Voy a las 10:30 a la oficina y les pido las cartas. Me hacen sentar. Pasan dos horas y sigo sentado… Entonces me dicen que el mecanógrafo hoy tiene vacaciones, y el resto de personal no es muy rápido tecleando en nepalí. Finalmente me dan las cartas, y me dirijo, caminando a Siphal (el transporte es más complicado de lo normal, que ya lo era, ahora que existe el bloqueo y hay muy poco acceso al petróleo).
Llego a la casa de acogida, cojo el hermano mayor y vamos a la escuela a pedir los certificados. Una hora después salimos con el certificado. Tiene algún error, pero no digo nada o todavía tendré que esperar media hora más.
Volvemos a la casa de acogida. Venga, vamos hacia Bhimphedi! ¿Santa no está? Está en la escuela… suerte que está cerca. El hermano le va a buscar, se cambia el uniforme, y cogen las maletas. Tras vivir 8 años en este centro de acogida, se marchan a una nueva casa, con nuevos «hermanos», nuevos «padres», nueva escuela, nuevas ilusiones, nuevo todo. El hermano mayor se mantiene todo el trayecto en taxi silencioso, con los ojos húmedos, y cada vez que lo miro sonríe. Al hermano pequeño cuando le pregunto si está contento o triste de irse, me dice: «Ambas cosas». Se les ve serenos, pero no indiferentes. Sin dramatismo pero conscientes de la importancia del momento. Me gusta como lo están llevando.
Después de 30 minutos de taxi y 3 horas de jeep, llegamos a su nueva casa. Los reciben muy bien, y en pocos días ya no sabríais distinguir cuáles son los niños que han llegado recientemente.
Santa, que viene de estudiar en una escuela pública, lo quieren bajar de curso, pero lo vemos trabajador y con ganas de quedarse en cuarto, con los otros tres niños y una niña de la casa de acogida que estudian en cuarto. Así que acordamos con los profesores que le ayudaremos mucho a Santa para que se ponga al día en estos cuatro meses que quedan. Los profesores no lo acaban de ver claro, pero Santa ya está trabajando mucho, y siempre con una sonrisa.
Ah, y ¡han nacido tres cabritas en el centro de acogida! ¡La família no para de crecer!