Algunos de los niños y niñas del centro de acogida sí que tienen algún miembro en su familia fuera de la casa. Ejemplos de este hecho son dos de las niñas del centro, que aunque la situación familiar no permite que vivan permanentemente con su familia, si intentamos que durante las vacaciones los visiten y convivan el máximo tiempo a fin que sus vínculos familiares sean lo más fuertes posibles.
Así pues, estos días hemos ido a llevar a Sita y Binita a sus pueblos, y de paso ha sido una muy buena excusa para hacer excursiones con las otras niñas del centro y las cuidadoras y visitar nuevos lugares.
El sábado fuimos a casa del padre de la Binita. Para llegar tuvimos que coger un autobús, y después pedir a un camión que nos llevara a la cabina. Y carretera arriba, despacito, llegamos a su pueblo, situado cerca de Daman, a más de 2.000 metros de altitud.
El domingo, en cambio, fuimos hacia las planicies más allá de Hetauda (Terai) hasta llegar a casa de la madre de Sita (re-casada tras que el padre de la niña perdiera la vida).
Todas las niñas y cuidadoras se lo pasaron muy bien cambiando de escenario por un par de días. Pero volvimos un poco tristes al dejar dos de las niñas en su casa por unos días. Pero pronto volverán para seguir con todas las actividades que tenemos preparadas en el centro de acogida.