Des de que llegue a Bhimphedi, ahora hará tres meses y medio, hasta hace dos semanas aun no había vivido un día de escuela “normal”. Cuando llegué los mayores empezaban los exámenes finales y estuve ayudando a los pequeños a prepararse los exámenes que empezaban una semana más tarde. Después de esto, las vacaciones que tenían que durar menos de un mes han resultado ser de más de dos meses. De manera que yo ya me planteaba si vería como es la vida de estos niños cuando van a la escuela. Como podéis leer en el último post, por fin las escuelas han vuelto a funcionar pero durante estos dos meses de vacaciones hemos aprovechado para trabajar en el centro.
El centro de acogida dispone de un terreno muy grande y con muchas posibilidades. Así que durante este tiempo de vacaciones hemos estado trabajando para mejorarlo y aprovechar al máximo el espacio disponible. El trabajo entre dos personas avanza muy despacio, pero cuando nos ponemos treinta a trabajar, rápidamente se terminan cosas que parecían imposibles. Y aún nos ha quedado mucho tiempo para jugar a los juegos de siempre y a algunos de nuevos.
Además, durante estas vacaciones hemos acogido una nueva mascota en Balmandir. Un búho que se quedo sin madre y los niños han estado cuidando, alimentando y ahora ya vuela libre y aparece cuando tiene hambre.
Cuando llegué aquí, ya se comentaba la necesidad de tener una máquina de coser en el centro, puesto que a menudo tenían que llevar ropa a arreglar y así se podrían mejorar las sábanas, cojines y cortinas. Claro, si trajésemos una máquina de coser, necesitaríamos que alguien nos enseñase a utilizarla. Entonces, Kush lanzo la idea de que en Bhimphedi hay varias personas que, en su tienda de ropa, hacen cursos de costura. Y así fue como Binita, Sita y yo empezamos un curso de costura, donde aprenderíamos a dominar el uso de la maquina haciendo hasta 30 piezas de ropa distintas. El primer día Urmila, nuestra profesora, no esperaba que no hubiésemos utilizado nunca una máquina de coser de pedales y nos tuvo una hora practicando el movimiento de pies. Ahora, a punto de terminar las 30 piezas somos unas expertas, como dice Binita, y hemos repartido unas cuantas piezas de ropa nueva a los niños y niñas, a las didis y hemos hecho muchísimos arreglos de descosidos de los niños. Tener una máquina de coser en el centro permitirá que los niños arreglen su propia ropa y además las dota de una nueva habilidad que les puede ser útil en el futuro.
Cuando nos tuvimos que mudar de habitación después del terremoto, todo el material que teníamos bien colocado antes, quedó repartido en cajas por el suelo de la nueva habitación. Necesitábamos alguna manera de mantenerlo ordenado y poder encontrar las cosas con facilidad. Así pues, decidimos que nos atreveríamos a construir nuestra propia estantería. Pensamos que sería un buen aprendizaje para los niños ver que te puedes construir tus propios muebles. Enseguida Love, uno de los niños más manitas, se entusiasmo con la idea y la convirtió en su proyecto. Horas de trabajo, errores y correcciones dieron como resultado esta fantástica estantería que tenemos en la actual oficina. Esto sí que es aprender haciendo!
Además, no se ha quedado aquí. Después, Love decidió construir una mesa nueva para el comedor aprovechando madera antigua. Nada más terminar ya preguntaba cual era el próximo proyecto.
Creo que es muy interesante potenciar los intereses de los niños. Les mantiene activos y obtienen aprendizajes que les pueden ser útiles en el futuro.