Nepal se vuelve un camping gigante

Si no sabes cómo vivimos el segundo terremoto, lee el post anterior: «Nuevo terremoto y todo el mundo a la calle«.

Ya han pasado dos días después del segundo terremoto, pero aún se notan las consecuencias, la mayoría de las tiendas aún estan cerradas a Katmandú y yo todavía no he conseguido billetes para volver hacia Bhimphedi. Los jeeps que deberían venir des de Hetauda a recoger gente no vienen, los conductores les da miedo venir a Katmandú. Pero aquí en Katmandú será imposible hacer ninguna gestión estos días … así que siento la desazón de volver hacia Bhimphedi para poder hacer algo de provecho.

Son las 9 de la mañana y finalmente me llaman para decirme que si llego a las 10:30 tendré dos billetes, uno para Shree y uno para mí. Ahora a correr. Estoy en casa de Geeta, la maravillosa contable de Amics del Nepal en Katmandú. Ella y su hermano me estaban explicando todas sus aventuras que estan viviendo estos días en las expediciones a Dholakha y Sindupalchowk en acciones de apoyo a las víctimas del terremoto. Voy lo más rápido posible a recoger mis cosas ya buscar a Shree, y nos vamos en taxi hacia Balkhu. Imposible llegar en transporte público, y menos estos días que hay tan pocos.

El taxista curiosamente nos pide un buen precio desde el principio y así no tenemos que hacer todo el ritual de negociación que se acostumbra a hacer en cualquier transacción. De camino vemos algunas casas caídas, Ratna Park lleno de tiendas de campañas… y sale el tema. Nos dice que él es de Dholakha y que la casa de sus padres está del todo inservible. Sus padres están bien nos dice, pero un tío ha muerto en el terremoto…

Sin ningún imprevisto conseguimos ir hacia Bhimphedi. Son tres horas de trayecto en jeep, por senderos que suben y bajan montaña tras montaña. Desde el primer puerto podemos ver Katmandú, me miro la ciudad atentamente intentando ver qué desolación ha causado el terremoto. No veo efectos evidentes en los edificios desde tan lejos, pero se ve algo diferente respecto a los otros golpes que había hecho este trayecto: Por toda la ciudad se ven puntitos naranjas, que es el color más común de los plásticos que todo el mundo está utilizando para ello las tiendas.

Y durante las tres horas de trayecto la misma visión. Al lado de cada casa, hay una tienda de campaña, no importa si la casa está completamente derribada o no tiene desperfectos aparentes desde fuera. Todo el mundo vive en las tiendas de campaña que se han montado al lado de la casa. Quien no tiene casa debe dormir fuera. Quien tiene casa agrietada duerme fuera por temor a que la casa no sea segura. Quien tiene la casa sin desperfectos, tiene miedo de que por la noche llegue un terremoto más fuerte y que esta vez si derruir la casa.

Llegamos al último puerto de montaña, y ya se ven las montañas y los valles que forman el pueblo de Bhimphedi. No es diferente, al lado de cada casa hay una tienda de campaña, pero éstas nos las miramos con una sensación bastante diferente, ya que 264 tiendas las hemos podido facilitar Amics de Nepal. Viendo todas estas tiendas me hace pensar en las aventuras que vivimos en los dos trayectos a la India y la distribución y seguimiento.

Ya os lo explicamos cómo conseguimos las primeras 123 tiendas en «La aventura tiendas de campaña» y cómo se distribuyeron y hacer el seguimiento a «Las tiendas ya están en casa«. Pero aún no os hemos explicado cómo fue la segunda fase del proyecto que iniciamos el 8 de mayo yendo hacia Hetauda para sacar el dinero del banco y coger el jeep que habíamos reservado previamente para salir hacia la India a las 10:30 de mañana para comprar un nuevo cargamento de tiendas. Yo no puedo cruzar la frontera, pero los nepaleses no necesitan visado para cruzarla, así que los dejo esperando el jeep y me voy a hacer compras para la casa de acogida y a pagar la factura de la luz.

Ram Naam Lama (Miembro de la comunidad de Bhimphedi y del centro médico que nos apoya en muchos de los proyectos)

En Ram Bahadur (trabajador del centro de acogida y yo estabamos en Hetauda al lugar acordado a la hora acordada esperando el Tata Sumo (jeep). Son las 10:30 y tata sumo ya debería estar aquí y no está. Lo llamo para saber si tardará mucho. Pero me dice que no puede venir, que tiene que hacer un trayecto a Katmandú! ¿Por qué no avisó antes? Aquí empieza nuestra mala suerte el día de hoy…

Preguntamos en todas las oficinas de transporte pero nadie tiene ningún jeep disponible. Finalmente, a través de un familiar mío, conseguimos uno y nos dirigimos hacia Raxaul (en la India cerca de la frontera nepalí).

Una vez llegamos allí empezamos a preguntar tienda tras tienda, pero nadie tiene, de tiendas medianas, o eso dicen… cuando empezamos a perder la esperanza veo a una pared de una tienda una fotografía de un grupo religioso en una campaña de voluntariado. Qué casualidad, es del grupo religioso al que pertenece mi familia! Empezamos a charlar con el su propietario y finalmente nos pregunta: «¿Qué necesitais?» «150 tiendas» decimos. «No hay problema, Esto está hecho» nos dice. Parece que después de todo puede que no sea un día de mala suerte!

Cargamos el jeep con 141 tiendas y nos dirigimos hacia la frontera. Nos paran… La otra vez había sido muy sencillo con el coche militar…

El oficial indio de la frontera nos hace entrar en su oficina y nos empieza a pedir detalles de nuestra misión. Nosotros le explicamos de dónde venimos y con qué razones, pero no la acabamos de convencer por que no tenemos ningun papel para corroborar nuestra historia. Nos pide que volvamos atrás y devolvamos todas las tiendas en la tienda de donde las hemos comprado. ya son las 2h y no parece que se pueda resolver favorablemente… ¿qué tenemos que hacer? ¿Dónde tenemos que ir? ¿Con quien deberíamos hablar? Nos sentimos frustrados y sin mucha esperanza… pero le volvemos a pedir al oficial que nos deje cruzar la frontera. Nos dice que si confesamos que llevamos las tiendas para hacer negocio, entonces con una pequeña cantidad que le pagamos nos dejará pasar … Pero no pensamos mentir… las tiendas no son para vender, son para distribuir a las víctimas del terremoto de Bhimphedi…

Finalmente el oficial nos recomienda que llevamos una carta de la embajada india… pero no creemos que esto sea posible… Pero cuando salimos de la oficina se nos acerca un agente (una persona que está por la frontera, pero no es trabajador público) y nos recomienda que vamos a la oficina de Mishra Jee. Lo hacemos. Allí tenemos que pagar 1,000 rupias nepalíes (unos 9 euros) y Mishra Jee nos hace de intermediario con los oficiales de la frontera. Esta vez sin ningún problema nos permiten cruzar. Gracias Mishra Jee!

No hubiéramos tenido que darle ese dinero, por qué estaba haciendo algo malo… ¿pero que teníamos que hacer? no había otra manera de resolver la situación… Sea como sea hemos completado la misión con éxito, y al día siguiente podemos distribuir las tiendas puerta por puerta con la ayuda inestimable de algunos voluntarios del centro de acogida.

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Bishwa llevando una de las tiendas al Ward número 9.

 

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Parece que Bishwa esta un poco cansado. Arati y Kul en el fondo lo llevan mejor.

 

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Los voluntarios y algunos de los afectados por el terremoto del Ward número 9.

 

Muchas gracias Amics del Nepal ya tu equipo de Barcelona por su apoyo. Especialmente gracias a Dani y Laura!