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Arboles frutales de todo tipo

Por todo el centro hay árboles de todo tipo: mimosas azules y rojas, mangos descomunales, lichis, limoneros, granados, una especie de manzanas / peras («aru» y «naspati»), plataneros… La manera más fácil de saber en qué época del año ha sido tomada una fotografía es mirar qué fruta lleva en la mano alguno de los niños. Ahora es tiempo de pomelos.

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Arati con un pomelo, les encanta con sal y chile.
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Kul pelando un pomelo.
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Basu mostrando otra de las funciones de los árboles.

En la tercera terraza donde estamos plantando patatas y quemamos el desecho no orgánico, aún queda trecho por aprovechar. En ese terreno todavía sobreviven algunos limoneros y plataneros que plantó el pasado verano Ricardo, un super-voluntario del país vasco que ha estado trabajando para mejorar el huerto los últimos tres veranos. Tendremos que protegerlos mejor porque tenemos uno de los muros del centro tirado en el suelo, y por allí se cuelan continuamente cabras para comerse todo lo que encuentran. Pero ya lo solucionaremos!

Así que con los niños decidimos que pondríamos más árboles, para tener más frutas dentro de unos años. La sorpresa fue que un día que fuimos a Hetauda, al volver nos encontramos con una decena de círculos hechos de ladrillo para proteger los recién plantados mangos y «arus». Y junto a ellos un par de niños con una sonrisa de oreja a oreja: D: D

Plantamos cebollas

Una de las joyas del centro es su magnífico huerto. En total tiene unos 5.000 metros cuadrados que están divididos en cuatro terrazas diferentes. En las dos terrazas que quedan más elevadas (situadas al sur) cultivamos todo tipo de verduras para que acompañen a los dos platos diarios de arroz. Ahora en estas dos zonas del huerto podemos encontrar jengibre, coles, perejil, espinacas, ajos, calabazas…

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Santamaya, la responsable del huerto, plantando un tipo de espinacas.
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Dos chicos del centro simulando que están trabajando en el huerto mientras les hago la foto.

Ahora es la hora de coger los planteles de cebollas y plantarlos, pero nuestro plantel de cebollas no ha crecido lo suficiente todavía, así que compramos en Hetauda de más creciditos, aprovechando una de nuestras visitas a la ciudad, y nos ponemos a plantar cebollas. Todo muy manual: cabamos, nos agachamos y sacamos las piedras y las hierbas, colocamos los planteles de cebolla a una distancia prudencial entre ellos y ponemos el aspersor un ratito. Tenemos la suerte de que en Bhimphedi no tenemos falta de agua ni siquiera en invierno, a pesar de ser época seca en Nepal.

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Santamaya, Beli y Edu iniciando la fase de plantar cebollas.

Cuando ya hemos plantado todas las cebollas, yo tengo callos en las manos, pero las tres trabajadoras del centro les ha parecido poco, así que me dicen que cuando volvamos a Hetauda deberíamos traer más plantel de cebollas, tres veces más que la última vez , para poder terminar de llenar el trozo.

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10,000 cebollas plantadas!

Internet en la casa de acogida?

Para poder ir actualizando este blog, y para poder tener buena comunicación con la oficina de Amics del Nepal de Katmandú y de Barcelona, hemos decidido hacer llegar una línea de teléfono e Internet en el centro de acogida. Esto suena a nueva aventura!

Lo apuntamos en la lista de tareas a realizar por próxima vez que vayamos a Hetauda. El domingo 30 de noviembre vamos para allá.

Debemos llevar a Kamal a hacerse un «electro» por una pequeña arritmia que Paula, una doctora voluntaria que ha venido a Balmandir, le ha detectado. Dejamos a Paula y Kamal al hospital de Hetauda, y Papu, Edu y yo vamos en busca de la oficina de Nepal Telecom. Nada más salir del hospital le preguntamos a un conductor de un triciclo eléctrico. El señor se gira y nos señala el edificio de al lado. Efectivamente, allí está … Estas cosas pasan en Nepal.

Entramos y preguntamos que se necesita para poner Internet en nuestra casa de acogida. Necesitamos primero instalar la línea de teléfono fija y para que sea fácil conviene que nos lo gestione alguien con «nagrita» (DNI nepalí, que sólo tienen los nepalíes de más de 16 años). Bueno, pues ya volveremos la próxima semana con Ram, el cocinero del centro, que seguro que nos lo soluciona todo!

La semana siguiente volvemos a Hetauda para comprar las gallinas, y de paso intentar hacer la solicitud de insalación de teléfono fijo. Pero esta vez Ram viene con nosotros, así que seguro que irá mejor que la última vez. Primer error, los domingos (que en Nepal no es fiesta, sólo los sábados el servicio de contratación de Internet cierra a las 2h. Tenemos que ir rápido! En Nepal? Hahaha

Primero vamos al despacho numero 10. En aquel despacho llenamos un formulario, damos una fotocopia del DNI nepalés, foto de carné, huellas digitales y nos dice que tenemos que ir al despacho número 9, luego al 15, luego al 11, después a la taquilla para pagar y luego volver allí. ¿Os parece mucho? Pues eso no fue ni la mitad… llegamos a un despacho y no hay nadie, están tomando té. Después vamos a otro, y no hay nadie. Nos sentamos, esperamos, al cabo de un rato viene un señor y nos dice que en este despacho no es necesario que vayamos directamente al despacho número 15.

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Despacho número 15, y debajo pone: «out side» ¿?
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En realidad, si te lo tomas con filosofia, es bastante divertido.
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Uno de estos documentos es nuestra solicitud…
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Así se hace cola aquí.

Cruzamos otra puerta, y está lleno de cables y conexiones. ¿Estamos dentro del sistema de teléfonos fijos de la comarca? Nos hemos equivocado de puerta? No, al fondo de la habitación hay una una chica detrás de una mesa que nos invita a sentarnos. En el siguiente despacho nos dicen que ya son las dos y que volvamos mañana… «Pero venimos de Bhimphedi… no nos lo puede hacer ahora?» El señor se enfada un poco… Papu argumenta que para estos dos extranjeros será demasiado hacer el trayecto Bhimphedi-Hetauda dos días seguidos. El señor refunfuña pero nos hace la solicitud. Después de haber ido a unos 6 o 7 despachos diferentes 4 o 5 veces, nos dicen que por hoy ya es suficiente. En unos cinco días nos llamarán y tendremos que volver a Hetauda, a comprar cable telefónico, un teléfono, un router y pagar el primer mes. Entonces los instalaladores vendrán con nosotros hacia Bhimphedi. Suena relativamente sencillo… Ya os explicaremos 😛

Llegan las gallinas

Hetauda es una ciudad a unos 20 kilómetros al sur de Bhimphedi. Bhimphedi está todavía en la zona montañosa, pero Hetauda ya está en la entrada de las planicies del sur de Nepal. De estas zonas planas, que en algunas regiones todavía se conserva selva con elefantes y algún tigre, la llaman Terai. Para recorrer estos 20 kilómetros tomamos el bus de las 8h, y en poco más de una hora ya hemos llegado a Hetauda. Nosotros somos unos afortunados, porque Bhimphedi es la primera parada del bus, así que podemos sentarnos (aunque las rodillas chocan con el asiento de delante, y eso que no somos muy altos…). Sentados en el autobús hay unas treinta personas, pero en el pasillo hay unas treinta más… cuanto más gente entra más cómodos parecen nuestros asientos. El revisor se pasea entre la multitud cobrando los pasajes, nadie hace mala cara! Esto es el día en día, «ke garné» (expresión nepalí que quiere decir: «que le vamos ha hacer» o «es lo que hay»).

Después de caminar unos quince minutos desde la parada de autobús, llegamos a la «tienda» de gallinas. Allí primero nos enseñan unos pollitos, pero dicen que están todos encargados … En todo caso no queremos polluelos, porque nos costaría meses que crecieran y dieran huevos, además del riesgo de que se nos mueran en las noches frías. Después nos enseñan otros de la medida perfecta. Pero después de un rato nos dicen que son sólo para carne. ¿Por qué no pueden servir para dar huevos? Son machos… Parece que hoy no lo conseguiremos…

Pero cuando finalmente parecía todo perdido, nos llevan a otra casa, y premio! Tienen gallinas jóvenes, de unos tres meses, sólo les falta un mes para poner huevos, y se las ve grandes y fuertes. Muy grandes… Nos llevamos diez! Y nos las cobran a dos euros el kilo. Las atamos por las patas, las pesamos y nos las llevamos.

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Edu celebrando que hemos encontrado gallinas jóvenes para nuestro gallinero.
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Papu ayudando a la vendedora a atar las gallinas por las patas de dos en dos.
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Papu aguantando la balanza, mientras nuestro cocinero Ram se encarga de poner los pesos para equilibrar el peso de las gallinas. El chico sentado es un vecino que ha decidido ayudar a la vendedora para esta transacción tan complicada.

En la caseta de al lado nos venden el pienso, lo ponemos todo en un triciclo eléctrico, y hacia la parada del bus! Las pobrecitas gallinas todavía les falta sufrir bastante hasta llegar a su nueva casa, pero una vez allí tendrán un par de años para ser felices, estar bien cuidadas y dar huevos para nuestros niños.

Tras dejar las gallinas cerca de la estación de autobuses nos vamos a hacer unas cuantas compras. Hay que aprovechar los días que vas a la ciudad. En el molino de arroz compramos tres sacos de cascarilla para que las gallinas estén bien cómodos. Vamos a arreglar la ensulfatadora, compramos plantel de cebollas y vamos a la oficina de Hetauda de Nepal Telecom para pedir que nos pongan línea de teléfono e Internet en el centro, pero eso ya es otra historia…

Por último, vamos hacia la parada de autobús, cargamos las gallinas y los sacos a la vaca del autobús, nos sentamos en nuestros asientos reservados, y después de una hora, con algún que otro bache (pobres gallinas… ¿llegarán vivas?) llegamos a Bhimphedi después de un largo día en la ciudad, sin haber tenido tiempo ni siquiera de comer (ni nosotros ni las gallinas). En la «parada» del bus en Bhimphedi ya nos esperan 7 niños todo expectantes, preparados para ayudarnos con toda la carga y llevarla hacia el centro de acogida. En la puerta del centro, las niñas y los niños más pequeños nos reciben con gritos the «kukhura aayo!», Las gallinas han llegado!

Y las gallinas llegan al gallinero sanas y salvas. Kush les lleva agua con azúcar para que se vayan recuperando poco a poco, y les ponen pienso para que coman cuando se vean con fuerzas. La linterna de Edu se queda encendida el gallinero esta noche. A partir de mañana ya empezaremos con la rutina. Y esperamos que en un mes empiecen a darnos huevos!

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Las gallinas, en su segundo día con nosotros, aún se asustan cuando nos acercamos. Lo pasaron mal en su traslado y seguro que no se quieren volver a mover.
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Una de las gallinas ya se ha pedido una de las cajas para ella.

Todo el mundo está muy contento con el éxito de la misión. Kul, uno de los chicos más activos del centro, nos asegura que terminarán de arreglar el gallinero con más cemento. Y los niños más pequeños del centro, que están muy ilusionados con la nueva «granja», ya están pensando en el próximo proyecto! Pero aún no os adelanto nada…

Empieza la fiesta de la pintura

Noooo! Tenemos un pequeño ataque de «urush» (un tipo de bichito) en la habitación de las niñas. Inmediatamente las niñas se cambian de habitación y desinfectamos la habitación. Aprovecharemos ahora que está vacía para pintar! Y de paso también pintaremos la habitación de los niños pequeños que hace tres años que la pintamos por última vez y ya le toca. Los niños dicen que vamos a hacer una «fiesta de la pintura»! Afortunadamente, Arun, uno de los chicos que dejó el centro hace un par de años y está estudiando segundo de bachillerato en Hetauda, vendrá los sábados por ayudarnos a pintar (había trabajado un tiempo pintando paredes del año pasado).

Y sin duda acaba siendo una fiesta de la pintura. Algunos de los chicos más grandes, como Sujan, Jay (que ahora se ha cambiado el nombre a Anish … aquí antes de clase 10 muchos de los niños tienen la costumbre de cambiarse el nombre, muy confuso…), Papu y Ashok se ponen a pintar con Arun. Y en dos días tienen las dos habitaciones limpias y bien limpias y pintadas y bien pintadas. Qué buena fila que hacen las habitaciones ahora!

La habitación de los niños pequeños está tan limpia y huele tan bien que incluso Tomi, uno de los perros del centro, se cuela en la habitación de los niños pequeños cuando no lo ve nadie para hacer una siesta (le cae una buena bronca… no lo repetirá…).

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El equipo de niños voluntarios para pintar la habitación de los niños pequeños en pleno trabajo.
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Trabajo terminado.
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El equipo de control de cualidad liderado por Beli didi, y con Sita y Kush. En el fondo Som está provando su cama.
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Manoj parece contento de como ha quedado su habitación!

Edu, el voluntario que tenemos estos meses en Bhimphedi, ha traido de Barcelona unas fundas de cama de primera calidad. Genial! porqué los más pequeños a veces se hacen pipi, y los plásticos que poníamos antes los niños los quitaban a media noche. Así que la Beli didi tenía mucho trabajo en limpiar cada mañana. Con estas fundas que absorben el pipi todo el mundo está muy contento, los niños, y la didi.

Ahora todos los niños quieren que pintemos sus habitaciones… «bistarai, bistarai» (despacio, despacio) les decimos.

Preparamos la comida de las gallinas

Aunque el gallinero ya está prácticamente listo, también debemos pensar en que comerán las gallinas cuando lleguen. Necesitamos maíz triturado.

Afortunadamente ya recolectamos el maíz hace unos meses y lo dejamos secar a la buhardilla de la casa de los voluntarios.

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El maiz que recolectamos en agosto, esperando su momento.

Desgranamos las mazorcas, las limpiamos y las llevamos al molino. Se dice rápido pero no se hace tan rápido…

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Maya didi utilizando un «nanglo» para limpipar el grano de maiz.

También comerán restos de la comida de los niños y un poco de pienso de cereales que compraremos el mismo día que compremos las gallinas.

Ahora sí, todo listo para recibir las gallinas. Todo el mundo está impaciente y emocionado, mañana vamos a Hetauda a comprar gallinas!

Vamos a hacer el gallinero

Antes que vengan las gallinas debemos tener su casa preparada. Ya tenemos un espacio que será muy apropiado en el extremo norte de nuestras tierras. Hay tres casetas donde en algún momento habían vivido unos cerdos. Dos de ellas están bastante destrozadas, pero una se mantiene en pie, como si fuera el cuento de los tres cerditos. Al lado hay otra caseta, un poco más grande, que sólo le falta la puerta y varias pequeñas reformas. Nos hemos decidido que de momento utilizaremos esta caseta de unos 5 metros cuadrados para alojar nuestras futuras gallinas! Así que nos ponemos manos a la obra!

Edu, con la ayuda inestimable de Papu, comienza a construir una puerta de la nada. Con una cama vieja, un martillo y unos cuantos clavos oxidados coloca milagrosamente el marco de la puerta. Después, con unas láminas de madera y un trozo de tela metálicalica que había en el almacén consiguen hacer una puerta a prueba de zorros y esperamos que también sea a prueba de niños… porque del más pequeño al más grande no se pierden detalle de la evolución de la empresa, y algunos niños son bastante curiosos y a veces algunas cosas a su alrededor se rompen misteriosamente.

Los chicos grandes, con muchas ganas de colaborar en el proyecto, sacan del almacén un saco de arena y un saco de cemento que habían sobrado de antiguas reparaciones. Y empiezan a hacer mortero para sellar el marco y poner algún parche en la caseta de las gallinas.

Sujan, Kul y Papu haciendo cemento para reparar el gallinero.
Sujan, Kul y Papu haciendo cemento para reparar el gallinero.

Mientras tanto, Edu que ya le ha cogido el gusto a trabajar con clavos oxidados, láminas de madera y sillas destartaladas, construye dos cajas donde las gallinas se sentirán muy seguras y podrán poner los huevos.

Una de las cajas para las gallinas ya está lista.
Una de las cajas para las gallinas ya está lista.

Aprovechando que vamos a Hetauda, la ciudad más cercana al pueblo, para llevar a un niño a hacerse una prueba médica y comprar todo de materiales que necesitamos, aprovechamos para comprar un comedero y un dispensador de agua. El gallinero ya está prácticamente listo!

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Las cajas ya estan dentro del gallinero.
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Edu cerrando el gallinero con un candado nuevo, a la espera de las gallinas.

Revisiones médicas

Paula, una doctora voluntaria de Amics del Nepal llega al centro de acogida de Bhimphedi con dos Ayudantes, Susana y Anae, con el objetivo de hacer los reconocimientos médicos a los niños y niñas del centro.

Nada más llegar, deshacen las maletas y montan el tenderete para medir la altura, peso, presión arterial, agudeza visual, auscultación, estado de la piel, comprobar si tienen piojos… En un par de tardes acaban las revisiones de los niños, personal y voluntarios. Mucho trabajo y bien hecho!

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Algunos niños esperando, preocupados, su turno en el reconocimiento médico.
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Susana introduciendo los resultados de un reconocimiento médico en la base de datos.
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Paula y Anae haciendo el reconocimiento médico a Ashish.

Sólo un par de casos que se debén revisar, una pequeña arritmia y algunos casos de vista poco aguda. A fecha de hoy ya hemo hecho una serie de pruebas al niño que muestra la arritmia (un electro en Hetauda, una ecografía a Katmandú…), y los resultados han sido buenos, el niño ya está de camino a la casa de acogida, después de unos días de «vacaciones» del colegio. No hay problema, este chico es muy listo y en un santiamén ya está al día.

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Paula, Kamal y Shree comiendo donuts de chocolate en Hetauda justo antes de hacer un electro. Nadie parece muy preocupado, así que todo va bien.

Para el resto de casos muy pronto harémos el seguimiento.

Fase 1 del proyecto granja

Con 30 niños en el centro, y aún más que vendrán el próximo mes de abril, gran parte del presupuesto se va en comprar comida. A Bhimphedi, sin embargo, tenemos la suerte de que nuestro centro de acogida tiene unos 9.000 m2 en una zona rural. Ya tenemos un buen huerto que nos da muchas verduras, pero ahora queremos poner también algunos animales! Queremos empezar con diez gallinas que darán suficientes huevos para todos los niños y personal! Además, las gallinas se comerán los restos orgánicos y nos darán compuesto que podremos utilizar para fertilizar el huerto, actualmente lo tenemos que comprar todo!

Todos los niños están muy emocionados con la idea, preguntan contínuamente qué día vendrán las gallinas, cuántas gallinas vendrán, si traeremos también un gallo… Pero todavía hay muchas cosas que hacer antes de poderlas traer de Hetauda (la ciudad más cercana al pueblo).

Estos meses tenemos un voluntario de Lleida, Edu Juanati, que con su empuje y experiencia está liderando este proyecto. Además Kush, uno de los niños que estudia en clase 7, es todo un experto de los animales. Cada día ayuda a una mujer mayor del pueblo cuidando sus gallinas y cabras. Así que seguro que lo conseguiremos, y bien.